Objetivo: mecanizar los trabajos en las chacras

Como Chile se maneja como una economía de mercado, la baja disponibilidad de mano de obra para la fruticultura dispara los salarios de aquellos que quedan en el sistema.

Producción de manzanas en Chile II (informe III)

Cuando uno recorre los senderos de la fruticultura chilena observa, a lo largo del territorio, una continua y positiva evolución. Su producción primaria no queda al margen de este concepto.

Las chacras hoy manejan alta tecnología, lo que les permite obtener niveles de producción del orden de las 2.500 cajas embaladas por hectárea. El objetivo para el próximo quinquenio es llevar este piso a las 3.000 cajas promedio.

En los últimos años, el enfoque de la industria chilena para mejorar sus niveles de competitividad en el sector primario se orientó hacia una mayor productividad y niveles de calidad de la fruta colocada en las góndolas.

Los cambios sobre estas dos variables les permitieron, por un lado, bajar los costos fijos a través de un mayor volumen por hectárea y, por el otro, mejorar la ecuación de sus ingresos por venta al ofertar calidad. “Pero hoy ya con eso solo no alcanza”, confiesa Antonio Lorca Parraguez, encargado de campo de Unifrutti Chile, mientras muestra las estadísticas con la evolución de los costos que presenta la actividad.

Claramente allí se observa cómo la mano de obra es el insumo que mayor influencia tiene en los costos de producción. No obstante, aclara el ejecutivo, que “no sólo estamos padeciendo el problema de los costos. La principal limitante para el manejo de las labores culturales y la cosecha en los huertos es la falta de mano de obra”.

Estos dos factores mencionados, elevados costos y disponibilidad de trabajadores para la actividad, hoy inciden fuertemente en la rentabilidad del negocio.

Paradójicamente, también hay que señalar que la realidad económica de Chile potenció este problema para la fruticultura. El crecimiento que vivió el país en estos últimos años determinó que el desempleo llegara a sus niveles mínimos y muchos de los que se desempeñaban como trabajadores agrícolas migraron, por mejores salarios y condiciones laborales, al sector de la minería y la construcción.

Como Chile se maneja en una economía de mercado, la baja disponibilidad de mano de obra para la fruticultura dispara los salarios de aquellos que quedan en el sistema. Simple: ante la baja oferta de un producto los precios suben.

Esta crítica tendencia se profundizó en las últimas temporadas, poniendo en alerta a la industria trasandina.

La salida a este cuello de botella pasa por la mecanización de los trabajos culturales y la cosecha en las chacras. Y sobre este cambio de paradigma es el que trabaja hoy con mucha fuerza la industria chilena.

“El cambio del sistema productivo tradicional hacia el establecimiento de huertos con plantaciones de alta densidad, sobre portainjertos enanizantes, ha significado un avance tecnológico muy importante, el cual ha permitido tener árboles más chicos, que consumen menos agua, nutrientes, son más eficientes en la producción de fruta y se adaptan mejor para la mecanización”, destaca Luis Espíndola Plaza, a cargo de la producción de pomáceas en la firma Copefrut.

En este sentido es importante destacar que los frutales más pequeños permiten tener un acceso más fácil a la ejecución de las labores culturales en las chacras. “Con este tipo de plantaciones se pueden incorporar a mujeres o personas de mayor edad, que se caracterizan por ser activos laboralmente, pero no aptos para trabajar en huertos tradicionales”, complementa Espíndola Plaza.

Consultados los distintos actores de la industria trasandina, la mayor parte de ellos coincide en señalar que los cambios de los sistemas productivos significan una importante inversión inicial dentro de la matriz de los costos de una chacra, limitante que muchos productores no pueden sortear.

“Copefrut ha desarrollado un sistema que permite poder acercar financiamiento al productor para que, de esta manera, pueda adaptar su huerto a la realidad que demandan hoy los mercados. Es una salida rápida para la reconversión de las explotaciones, apuntando a una mejora de la productividad, la inserción de nuevas variedades y el manejo mecánico de las labores culturales”, señala Claudio Baeza Bustos, subgerente de productores del programa de pomáceas de la firma Copefrut e ideólogo de esta salida financiera que tiene disponible el productor (ver más información en página 4).

Pero si bien la inversión inicial es importante al incorporar alta tecnología en las chacras, esta alternativa permite una rápida entrada en producción y recuperación del capital. Si a este nuevo manejo en las plantaciones se le suma una caída de los costos por el ingreso de la mecanización en las labores culturales, la ecuación termina por ser muy interesante.

La recorrida por los campos frutícolas trasandinos nos permite arriesgar –tomando como referencia las consultas realizadas para este caso– que hoy cerca del 20% de la producción primaria de pomáceas está trabajando sus chacras con altos niveles de tecnología, previendo la aplicación de mecanización masiva para las labores culturales en poco tiempo más.

Según informes realizados por la industria chilena, dentro de los costos de mano de obra que más inciden en el resultado final de la producción de pomáceas, la poda, el raleo y la cosecha son los de mayor impacto, representan entre un 65 a 70% de los costos directos de producción. De ahí la importancia de introducir tecnología que permita reducir costos y aumentar la rentabilidad.

Un reciente trabajo realizado por los técnicos de Copefrut dan cuenta de los efectos de la mecanización sobre las distintas labores culturales de sus chacras.

• Poda. Esta labor constituye entre el 10 al 12% del costo directo de producción total (15 a 20% de la mano de obra) y en la medida en que se han introducido portainjertos enanizantes su porcentaje ha disminuido, ya que al mantener controlado el tamaño de los árboles permiten un menor requerimiento de poda. Sin embargo, también se han buscado alternativas que permitan su disminución mediante el uso de maquinaria o poda neumática. Existen diferentes tipos de maquinaria que permiten mecanizar esta labor.

Una de ellas es la plataforma autopropulsada. Éste es un sistema ampliamente difundido en la mayor parte de Europa. Con la misma se puede acceder fácilmente a la parte alta del árbol sin necesidad del uso de escaleras. Cuentan con un compresor acoplado al motor, el cual permite conectar diferentes tijeras neumáticas; además, fueron desarrolladas para realizar labores de raleo y cosecha de fruta.

Otra máquina que está en etapa de evaluación en distintas estaciones experimentales en Italia, con resultados promisorios, es la podadora mecánica o Edward, la cual consiste en una barra de corte vertical para podar en forma lateral, además de otras horizontales en la parte alta y baja que permiten regular tanto la altura del árbol (topping) como las ramas colgantes. Toda esta estructura va montada a la parte delantera del tractor. Ésta está diseñada para realizar poda mecánica en plantaciones a menos de tres metros de distancia entre hileras, conducidas en espaldera o muro frutal. Las cuchillas, por su parte, tienen la capacidad de cortar estructuras de hasta 35 milímetros de grosor. Cuando las ramas son mayores se requiere usar un sistema de sierras circulares que permiten realizar cortes de más grosor en forma limpia y ordenada.

• Raleo. Esta labor es la segunda de mayor costo, pudiendo llegar fácilmente a un 15-20% de los gastos totales (25-30% de la mano de obra); depende principalmente del resultado del raleo químico. Cuando por alguna causa este último no funcionó bien, el raleo manual posterior es de alto costo en esa temporada y, además, dependiendo de la variedad puede generar problemas de calibre y añerismo para la temporada siguiente. En algunas variedades como Fuji, incluso, se ha recurrido al raleo manual en flor para evitar los problemas de añerismo marcado que tiene esta variedad, debiendo incurrir en altos gastos en mano de obra. Una máquina que ha permitido abordar este problema de raleo temprano es la raleadora de flores Darwin, que fue diseñada en Italia, producto de la necesidad que tenían las plantaciones orgánicas. Esta máquina es capaz de realizar raleo mecánico y reducir –según los ensayos realizados– entre un 40-50% de las flores del árbol. Va montada al tractor, es una torre con un eje que lleva dedos de goma helicoidales, los que al girar golpean y arrancan ramilletes y flores. Está diseñada para ser usada en un sistema de conducción en espaldera o muro frutal. Sin embargo, tiene algunas desventajas como, por ejemplo, que la labor de raleo no es fina, no discrimina entre flor reina y lateral y en muchas ocasiones, dependiendo de la regulación, destruye ramilletes completos, hojas y madera, lo que genera un pequeño estrés a la planta.

• Cosecha. Según los datos volcados en los informes de la empresa Copefrut, esta labor en términos porcentuales corresponde a un 45-50% del costo total de la producción, es decir, el ítem de mayor valor dentro de la mano de obra (60-70%) y, por ser de alto impacto económico, la calidad de esta labor tiene gran repercusión en la rentabilidad del negocio. Debido a esto, todos los esfuerzos tecnológicos se han enfocado en buscar maquinaria que permita su mecanización, ya que la cosecha es labor que más se afecta por la escasez y el mayor costo.

Como la fruta fresca no se puede producir totalmente mecanizada, se ha creado mucha tecnología en torno a la mecanización, que van desde el uso de plataformas y carros de cosecha directa, donde se disminuyen o directamente no se usan recolectores y escaleras, hasta el uso de máquinas cosecheras autopropulsadas.

1.- Plataformas y carros. La plataforma autopropulsada permite realizar el trabajo en altura, donde el cosechador no logra llegar en su trabajo normal o peatonal. Al no involucrar escaleras ni recolectores, la manipulación de la fruta es menor y por lo tanto la reducción de los daños por machucón es significativa. Los sistemas de conducción que más se adaptan a este tipo de máquinas son del tipo piramidal (eje piramidal, tall spindle, etc.), ya que se mantiene un piso fuerte y hacia arriba una disminución gradual del largo de las ramas hasta llegar al ápice del eje. Esta forma permite desplegar sobre el primer piso mesas laterales hidráulicas, que facilitan la cosecha de la fruta directa del eje y sin dañar el árbol.

En Chile, en algunas plantaciones en alta densidad se está usando este sistema, buscando con esto mejor eficiencia del uso de la mano de obra y mayor cuidado de la fruta. La cosecha con carros se utiliza fundamentalmente sobre plantaciones bajas y es cuando los trabajadores introducen la fruta en una hilera de bins que son transportados por un pequeño tractor.

2.- Cosechadoras. Este tipo de máquinas son autopropulsadas mediante un motor que permite realizar la cosecha de la fruta directamente desde el árbol, evitando escaleras y recolectores. Los equipos han sido diseñados para trabajar con 4-6 personas, las que cosechan la fruta y la colocan sobre cintas transportadoras electromecánicas que confluyen en una cinta central, la cual la traslada a un llenador automático de bins. Éste funciona con un sensor que detecta cuándo se llena el bins, detiene su rotación, para luego sacarlo –manualmente o mecánicamente– y volver a colocar uno vacío. Así el que está lleno se deja en el suelo y es retirado posteriormente por el carro autocargable. Una persona puede llegar a cosechar entre 4 a 6 bins por jornada de 8 horas, dependiendo de la variedad, es decir entre 20-30 bins por jornada o 40 a 60 bins en doble turno (14-16 horas). Con esto, la máquina podría cosechar entre 4-5 hectáreas por variedad y entre 20 a 25 hectáreas por temporada, comenzando con la cosecha de Royal Gala y terminando con la variedad Pink Lady. Estas máquinas también pueden ser transformadas en una plataforma, que permite –mediante el acople de un compresor– realizar labores de poda y raleo manual de frutos.

Entrevista a Empresarios de Copefrut

Agrisouth Estates

Antonio Lorca Parraguez – Unifrutti

Fredy Rojas G. – Chisa


Producción de manzanas en Chile II (informe III)

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