El peronismo en su loop

Andrea Durán

Editora Jefa de Neuquén. Nació en 1988 en Neuquén capital. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional del Comahue y diplomada en Comunicación Política por la UBA. Escribe sobre la actualidad del gobierno y la política de la provincia. Colabora en medios nacionales como Econojournal y Letra P. En Diario RÍO NEGRO desde 2013.

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Cualquiera de las tres vías que se proponen hoy requiere de una votación en el Congreso partidario, cuya convocatoria depende de Darío Martínez.


El Partido Justicialista de Neuquén va a resolver su lugar, sus nombres y su estrategia electoral para el 2023 a último momento. Ya es una certeza para sus simpatizantes, para quienes tienen responsabilidades en la conducción y, vamos, para cualquiera que se detenga a mirar un minuto el desorden en el que se convirtió la segunda agrupación política con más afiliados de la provincia.

No es que sea una situación inédita porque similares prolongaciones ya ocurrieron, por lo menos, en las dos o tres elecciones anteriores. Para las de 2019, por caso, el Congreso partidario que aprobó el frente con Ramón Rioseco se reunió un 15 de diciembre, a menos de tres meses de la fecha para votar. Y recién cinco días después se presentaba la fórmula para las boletas. Todo con lo justo.

Hoy en el partido hay quienes buscan bajar la ansiedad apelando a que el gobernador Omar Gutiérrez todavía no definió la convocatoria, pero no es ningún secreto que lo hará de un momento a otro y no se extenderá más de abril o mayo.

¿Qué va pasando en el medio? Tres posiciones: una minoritaria, principalmente impulsada por dirigentes cercanos al presidente del PJ, Darío Martínez, de ir con candidato propio y el sello de la Lista 2; una segunda, la que promueve el senador Oscar Parrilli, de apoyar por tercera vez al “único candidato lanzado” que es Rioseco; y la tercera, habilitar un frente electoral con Rolando Figueroa.

Cualquiera de esas tres vías hoy requiere de una votación en el Congreso partidario, cuya convocatoria depende Martínez. El presidente del PJ cada vez cosecha más malestar por su silencio, por dilatar definiciones o bien “por prenderse en el coqueteo” de la interna del MPN. Hay para todos.

Esta semana definió un dirigente: “está en una etapa de malas decisiones”. Se fue a Qatar (o se dejó ver, cualquiera sea el reproche) cuando en el PJ local reclaman que ordene el debate de candidaturas, se volvió de apuro para contener los enojos, pero ahora se quedó sin ver la final y revertir el malestar de sus afiliados. “Si ya te habían descubierto, por qué perderte lo mejor?”, se sinceró la fuente, que no es precisamente del núcleo duro del exsecretario de Energía.

Este fin de semana, dos acciones intentaron sumarle presión para que convoque al órgano deliberativo del partido. Por un lado, el PJ de la capital anticipó la presentación de sus candidaturas para intendente y concejales de la ciudad. Por el otro, Parrilli volvió a reunir tropa, esta vez, en Piedra del Águila, para mostrar que los tiempos se agotan, que “la uva ya está madura” y que es urgente definir candidatos y estrategia para el año que viene. Le añadió otro condimento: la postulación de su hija Lorena como vice de una eventual fórmula con Rioseco.


A diferencia del PRO, los dirigentes del PJ quieren discutir con Rolando Figueroa plataforma, políticas públicas y hasta “la estructura del Estado”.


“Una juntadita”, le bajaron el precio desde el sector que empuja para autorizar el frente con Figueroa. A diferencia de la honestidad brutal del PRO, que transparentó que no pretende compartir ningún acuerdo programático de gobierno, sino simplemente acompañarlo por un lugar en la Legislatura, los dirigentes del PJ quieren discutir plataforma, políticas públicas “opuestas a las que ha impulsado el MPN” y hasta “la estructura del Estado”.

Que Figueroa vaya a aceptar ceder espacios en todo eso, si se abriera la posibilidad, está por verse. Hasta acá, se mostró cómodo sumando figuritas, pero el álbum lo maneja él. Sí es cierto que va a necesitar otra pata progresista (suponiendo que no le alcance con la propia) si desea equilibrar las últimas incorporaciones, que fueron prácticamente todas de centro derecha. El Frente Grande también podría ser una.

Volviendo al PJ, hay que mirar la integración de congresales que derivó de la no interna de abril para pronosticar posibles desenlaces a favor de una u otra estrategia. El parrillismo quedó allí en amplia desventaja, por lo que podría tener dificultades para imponer otra vez la fórmula Rioseco. Pero tampoco estarían los dos tercios para optar por la alternativa Figueroa. El propio presidente del Congreso, Javier Bertoldi, uno de los más abiertos a “conversar” con el diputado, hoy se ve cada vez menos convencido.


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