El peronismo piensa la reforma constitucional de Milei

El presidente puede reformar la cúspide del orden legal. Escenarios pasados y perspectivas de un debate que asoma.

La economía reforma a la política

1. Sistema económico y orden constitucional. La reforma de 1994 tuvo como claro ganador a Carlos Menem. Fue reelegido en 1995 y su poder se consolidó junto con sus alianzas. El modelo económico cortoplacista, una falsa pero estable convertibilidad, se mantendrá con deuda hasta estallar en 2001 a otro presidente que se negó a modificarla. Comparado al modelo actual, esa convertibilidad era “de largo plazo”.

Menem se consolidó con una reforma constitucional alfonsinista. Los fundamentos de esa reforma constitucional estaban en la línea del legado de Raúl Alfonsín, de todo su trabajo con el Consejo para la Consolidación de la Democracia. Alfonsín lo sostendrá en sus memorias y en cartas privadas. El diagnóstico de Alfonsín, con sus falencias, se concentró en actores políticos e invisibilizó a otros estructurales.

El mismo modelo de acumulación y la matriz productiva invisibilizados por Alfonsín en 1985/87 y por la reforma de 1994 llevó a los “cinco presidentes” del 2001 y paradójicamente al gobierno Duhalde-Alfonsín del 2002. Ese mismo modelo/matriz está siendo transmutado hoy.

Con la reforma de 1994 Menem incorporó en su alianza de gobierno al radicalismo, debilitándolo, y esa oposición -que tampoco quería salir de la convertibilidad- construyó la Alianza para derrotar a Duhalde. Eso no evitará que Chacho Álvarez lleve a Cavallo al gobierno al que él ya había renunciado.

En tiempos de Alfonsín, Cafiero era su interlocutor y Menem su gobernador favorito. Alfonsín parece haber subestimado a Menem por lo menos dos veces. Una en 1989, aunque lo apoyó siempre con fondos y en la interna con Cafiero el año anterior, y en 1993/4. Lo subestimó o colaboró en su ascenso y consolidación, o ambas al mismo tiempo.

“La historia no se repite pero rima” se le atribuye decir a Mark Twain. Abogados subestimando abogados, abogados subestimando ingenieros es el pasado. Abogados subestimando a economistas es lo nuevo y peligroso. Mientras, el nuevo sentido común económico crece cultural y electoralmente. 

El rol cíclico del mismo Sturzenegger en los gobiernos de De la Rúa, Macri y Milei hace difícil subestimarlo. Su poder como Ministro ya es mayor al de muchos abogados, legisladores y jueces. Ese poder hace al economista “el gran legislador negativo” y a los letrados cada vez más irrelevantes. Para los abogados, Milei es más peligroso que la inteligencia artificial.

2. El peronismo piensa la próxima reforma constitucional

Desde Marzo del año pasado ya advertimos tres escenarios de reforma de la Constitución en el actual gobierno. El proyecto político de Milei contiene equipos que piensan la reforma constitucional hace décadas, con ideas y objetivos concretos.

En plena campaña de 2023, otro presidente peronista, en este caso de la Corte Suprema, Rosatti, afirmó que la dolarización “era inconstitucional” en el encuentro que hoy festeja y apoya al Gobierno. Ese guiño electoral a Massa no le impidió colaborar con silencios supremos y en la confección de los decretos supremos que firmó Milei.

La virtual suspensión de la Constitución, de sus controles, son formas indirectas de poder constituyente contingente, de hecho, que proveen ganancias políticas directas, una paz judicial al gobierno, mientras consolida su fuerza política.

Después de la victoria de Adorni algunos líderes del peronismo se han expresado a favor de abrir un diálogo con todas las fuerzas -guiño, con el oficialismo que crece- sobre la necesidad de reforma de la Constitución.

Es raro que el peronismo piense la reforma constitucional de Milei. Pero lo preocupante es que piense que le puede ganar de mano a una fuerza política que tiene actores permanentes con proyectos claros y un contexto de expansión electoral. La destrucción hasta ahora fue fría e inteligente, la defensa opositora, inexistente.

El peronismo parece repetir el error de Alfonsín con Menem. Le permitirá sacar el 14 bis a Milei bajo el argumento que fue de la irregular reforma de 1957, de la Libertadora.

Menem gobernó tranquilo con una reforma constitucional que intentó “quitarle poder”, atenuar el presidencialismo. Ni la Corte dejó de manejar sus fondos ni el Ejecutivo tuvo freno alguno con los decretos. La reforma de 1994 fracasó. Es más, Milei está utilizando todos los defectos de la reforma de 1994 y su poder, todo indica, se expandirá. Mientras tanto, el año pasado el sistema político celebró y se aplaudió a sí mismo a 30 años de esa reforma. Esa celebración ficticia, miope y acrítica, parece haber sido una forma de despedida.

* Abogado y Profesor de Derecho Constitucional.