La sintonía religiosa de los nuevos liderazgos políticos

La fe como capital político. Tanto Trump como Milei, con sus diferencias de estilo, generan esperanzas con sus propuestas.

Lo material y lo intangible. 1. La política como vocación religiosa. Max Weber dictó sus dos clásicas clases sobre “La ciencia como vocación” y “La política como vocación” en 1917 y 1919 respectivamente. Ambas clases en Munich se publicaron con un título famosísimo en español: “El político y el científico”. Poco más de cien años después ese binomio podría ser “el político y el religioso”.

A diferencia de lo señalado por Weber, hace tiempo existe una re-sacralización de la esfera pública. Hay más espiritualidad, emociones y mística, mezcladas con neopaganismos, sincretismos, nuevas creencias populares y hasta cierto mesianismo tecnológico. Vemos la fe de una elite especulativa en la alquimia de la inteligencia artificial. La pantalla como oráculo popular que nos escucha, nos contiene y como portal hacia un “más allá”.

El futuro no se construye con esfuerzo sostenido sino “se manifiesta”. Es cuestión de desearlo, visualizarlo, creer. “Lo quiero y me lo merezco”. La noción vaciada de “es mi derecho” sin obligación ni responsabilidad es nociva. Un grave error cívico.

La política siempre tuvo un elemento religioso pero después de varias décadas de flujo desacralizador y hasta anticlerical vemos un reflujo evangelizador. Las nuevas religiosidades no tendrán la racionalidad de los siglos XV al XX. La razón y la duda, con sus límites, eran herramientas de la práctica religiosa a su mejor luz. Las tecnologías pueden transmutar viejas prácticas de nuevas formas.

La conexión entre política y religión es una constante en las instituciones públicas. Estuvo presente en la fundación tanto del radicalismo como del peronismo. Actualmente, la batalla cultural entre progresismos radicalizados y derechas extremas, lo woke y anti-woke, tienen mucho de guerra religiosa entre dogmas, de sectas encerradas en cámara de ecos.

Las universidades nacieron también como instituciones religiosas y su crisis a nivel comparado resulta notable. No es azaroso el título del libro “Cómo mueren las universidades” (2021) de Peter Fleming.

Obama y Seth Meyers se rieron abiertamente de la candidatura presidencial de Trump en la cena de corresponsales de la Casa Blanca. Polarizar y hasta humillar a Trump -o a Milei- siempre lo han fortalecido. Las mayorías ven la soberbia de la clase política tradicional en esa forma de ridiculizar a los liderazgos disruptivos y espectaculares con los que conectan.

En un caso, lo que para los demócratas era una debilidad de Trump -su persona pública- lo acercó a las mayorías. En otro caso, la fragilidad de Milei, en 2023 y especialmente en 2025, hizo que un sector de la sociedad saliese de su casa a votarlo, a defender su Gobierno después de una derrota electoral.

2. Manifestar los dólares para pagar la deuda. Los liderazgos mesiánicos en el pasado han traído acciones demenciales con daños irreparables. La guerra de Malvinas es un ejemplo. El salto al vacío es el gran acto de fe para los liderazgos mesiánicos. Sería prudente repasar lo que la historia de los falsos mesías puede enseñarnos.

La relación con el dinero tiene mucho de espiritual. La relación especial de los argentinos con el dólar tiene mucho de religioso, hasta de místico. No es raro que la dolarización capture a tantos. El trauma material de la inflación existe. Las devaluaciones y una democracia que no pudo construir ni defender una moneda nos trajo a esta encrucijada donde se evalúa un “gran salto”.

La fe en que las apuestas online son el atajo hacia el futuro y nos permitirá acceder a lo que deseamos solamente provocará más decepción. Estadística y matemáticamente sólo puede construir una masa decepcionada, empobrecida y endeudada. De esas frustraciones garantizadas se alimentarán las nuevas religiosidades políticas con una negatividad más intensa.

El futuro se maduró en el pasado. Tanto Trump como Milei tienen una conexión con sus antecesores. Trump con Obama, Hillary y Biden. Milei con CFK, Macri y Fernández. Sin embargo, en cinco veloces e intensos años pueden gestarse nuevos liderazgos no solamente más religiosos sino más extremos y radicales. Tanto Trump como Milei, con sus diferencias de estilo, generan esperanzas con sus propuestas. Nos debería preocupar lo qué generarán con sus decepciones.

*Abogado y Profesor de Derecho Constitucional.


Temas

Donald Trump

Lo material y lo intangible. 1. La política como vocación religiosa. Max Weber dictó sus dos clásicas clases sobre “La ciencia como vocación” y “La política como vocación” en 1917 y 1919 respectivamente. Ambas clases en Munich se publicaron con un título famosísimo en español: “El político y el científico”. Poco más de cien años después ese binomio podría ser “el político y el religioso”.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora