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Los contenidos difusos del plebiscito

Por el momento los sondeos de opinión le dan la razón al cálculo electoral de Milei, pero la elección será la única encuesta de efectos políticos incontrastables.

Milei espera legitimarse con la inflación en baja, pero patinó con otros temas de impacto electoral. La elección de medio término no cambiará de manera contundente la proporción de bancas por espacio político en el Congreso, pero será una elección de alcance nacional que señalará con mayor precisión que cualquier encuesta el nivel de confianza en el gobierno. El Presidente lo entiende así y por eso repite que en octubre se plebiscitará su gestión. Pero la gestión de Milei, como toda administración compleja, es un conjunto de políticas diversas que impactan de modo diferente en la vida cotidiana de miles de ciudadanos. Por eso el Gobierno parece estar sondeando -a veces con astucia, otras con torpeza- hasta dónde suma tópicos de su interés en el pliego de oferta que intentará legitimar en octubre.


Al tope de sus prioridades, la Casa Rosada sigue ubicando aquello que es la cláusula innegociable de su contrato con el electorado: la inflación en baja. La negociación de la deuda con el FMI sigue siendo un minué con cortesías del Fondo a las políticas fiscales aplicadas por Milei y reconvenciones solapadas por la reticencia a ajustar el tipo de cambio y retirar el cepo.

El Gobierno nacional necesita de una reprogramación de la deuda con el Fondo, pero es remiso a cualquier medida que pueda implicar un dólar inquieto que amenace la estabilización de los precios. A los reclamos por el retraso cambiario respondió con un retoque a las retenciones; al mismo tiempo adecuó el esquema de microdevaluaciones y revisó las tasas de interés. Milei no quiere arriesgar ni un céntimo la baja de la inflación, que es hasta aquí el logro más valorado de su gestión.

Hay en ese cálculo una diferencia crucial con sus opositores. Milei entiende que en el momento de las urnas, la baja de la inflación será para el electorado el sinónimo clave del buen funcionamiento de la economía. Sus detractores hacen la apuesta contraria: creen que el votante mayoritario llegará a octubre con la convicción de que el objetivo de la inflación en baja ya está logrado y le enrostrarán al gobierno la insatisfacción de otras demandas.

Por el momento los sondeos de opinión le dan la razón al cálculo electoral de Milei, pero la elección será la única encuesta de efectos políticos incontrastables.

Pasó casi inadvertido, pero hubo una suerte de pacto fiscal por default con los caciques territoriales: discrecionalidad para Nación y provincias para dibujar sus presupuestos y archivo temporario y conjunto de los legítimos argumentos republicanos en contra. En consecuencia, la agenda de extraordinarias quedó con un tema principal: la suspensión o eliminación de las PASO.

Los dos dirigentes que podrían disputarle el terreno de lo nítido por conocido son dos expresidentes que aún no han decidido competir: Mauricio Macri y Cristina Kirchner. Sus enclaves territoriales son la ciudad y la provincia de Buenos Aires, donde sus delfines Jorge Macri y Axel Kicillof prefieren descolgarse de la gran pelea.

Tanto en el manejo de la economía como en la administración de su condición ultraminoritaria en el Congreso, Milei sigue dando muestras de que calcula muy consciente de sus debilidades y arriesga sólo lo necesario. Por eso sorprendió la desmesura de su discurso en Davos. Suelen repetir los spin doctors que no hay nada menos convincente que un funcionario aclarando. Es lo que le ocurrió a Milei tratando de desandar sus torpezas narrativas en cuestiones como la homosexualidad y el femicidio.

¿Intentó el Presidente sumar con ese ensayo retardatario y conspirativo todo un pliego de contenidos difusos que le gustaría plebiscitar tanto como la baja de la inflación? Si esa fue su intención, su discurso fue negativo por impreciso. La caída de los precios se explica sola, la intolerancia no.


Milei espera legitimarse con la inflación en baja, pero patinó con otros temas de impacto electoral. La elección de medio término no cambiará de manera contundente la proporción de bancas por espacio político en el Congreso, pero será una elección de alcance nacional que señalará con mayor precisión que cualquier encuesta el nivel de confianza en el gobierno. El Presidente lo entiende así y por eso repite que en octubre se plebiscitará su gestión. Pero la gestión de Milei, como toda administración compleja, es un conjunto de políticas diversas que impactan de modo diferente en la vida cotidiana de miles de ciudadanos. Por eso el Gobierno parece estar sondeando -a veces con astucia, otras con torpeza- hasta dónde suma tópicos de su interés en el pliego de oferta que intentará legitimar en octubre.

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