Otra vez la paciencia de los viajeros puesta a prueba

El puente Neuquén-Cipolletti estuvo cortado de las 8 a las 18.Los que debieron cruzar a pie expresaron su fastidio.

NEUQUEN (AN).- Mediodía de tibio sol en el puente carretero. Un hombre y su esposa se acercan con envidiable paciencia a la raleada columna de los obreros de Zanon. «Muchachos, viajamos a Buenos Aires, tenemos que trabajar y yo estoy en pleno tratamiento médico por un problema cardíaco». Raúl Godoy, secretario general del sindicato de Ceramistas escucha con atención el clamor de la pareja y le explica que por el momento no hay más excepciones.

El matrimonio insiste, implora. El hombre pone su mano derecha en el bolsillo de su camisa y muestra una pastillas que le recetó su médico para el tratamiento. Le dice que los comprende, que él fue uno de los 120 despedidos de una empresa que fabrica artículos para el cámping y que nunca vio un peso por aquél «injusto» despido. Los hombres del piquete le responden otra vez que no permiten el paso y le aconsejan cruzar por Centenario.

El matrimonio porteño ve una luz de esperanza, pero se entera que la ruta 7 se encuentra cortada antes de llegar a Centenario por un grupo de desocupados y que el otro puente también está interrumpido por los empleados de un frigorífico.

Ayer se vivió otra jornada de infierno en las rutas de la región. Con poca gente, los ceramistas cerraron los uentes que unen Neuquén con Cipolletti antes del mediodía, un grupo de desocupados bloqueó la ruta 7 en un sitio estratégico antes de llegar a Centenario y los obreros de la carne cerraron el paso a Cinco Saltos, aunque habilitaron el tránsito cada cinco minutos. Esta vez no hubo corte en el dique Ballester a diferencia del miércoles (ver recuadro).

Los empleados de Zanon llevan dos meses sin cobrar y la planta, en la que trabajan 350 personas, se encuentra inactiva desde hace 40 días.

Los ceramistas no son inflexibles. Dejan circular ambulancias, motocicletas y automóviles en casos especiales. El matrimonio de Buenos Aires no tuvo la suerte de otros que, a paso lento, pudieron abrirse paso entre la barricada y la gente que lentamente se desplazaba por la calzada. «Es difícil estar sobre la ruta», confesó uno de los manifestantes mientras escuchaba los gritos de un padre que cruzaba el puente a pie con su pequeña hija de rubia cabellera cargada sobre los hombros. El joven alzó su voz y acusó a los ceramistas de inequidad al momento de decidir quién pasa y quién se queda.

El fastidio sobre la ruta nacional 22 era evidente al mediodía, cuando el movimiento comenzó a ser intenso. Los automovilistas maldecían desde el volante a los piqueteros, los colectivos de línea dejaban el pasaje a uno y otro lado del puente y la gente cargaba sus pertenencias. Y a caminar.

Unos cuantos taxistas sacaron provecho de la situación, al igual que los remiseros. Los vehículos de alquiler, estacionados sobre la banquina, inundaron el puente de ofertas. Un panchero advirtió que en ese lugar, donde había mucha bronca acumulada, era posible levantar las ventas de un mal día. Por eso instaló su carro con sombrilla y se cansó de vender panchos y gaseosas por dos pesos.

Un rumor que nadie sabe bien de dónde partió indicaba que en el puente nuevo había una amenaza de bomba. La versión viajaba de un lado al otro del puente en boca de los transeúntes que cruzaban bajo el tibio sol y un viento suave y fresco.

Los ceramistas han logrado una buena estrategia de difusión de su conflicto, pero al mismo tiempo se han ganado la enemistad de mucha gente.

Poco después de las 18, los manifestantes dejaron la zona de los puentes. Hoy alrededor de las 8, en una asamblea que se realizará en la planta del Parque Industrial, los obreros definirán si vuelven a cortar los puentes, tal como lo hicieron ayer y el miércoles. Entrada la noche, muchos autos estacionados esperaban por sus dueños. Es que muchísimas personas optaron por dejar los vehículos a uno u otro lado del corte y seguir en colectivo o taxi hasta su destino.

Centenario estuvo de nuevo al capricho de los «piquetes»

CENTENARIO (ACE).- El puente Centenario-Cinco Saltos continúa inhabilitado por las protestas de los obreros de la carne, en tanto los desocupados trasladaron ayer los piquetes que mantenían en medio de la ciudad hacia la multitrocha Centenario-Neuquén.

Anoche, los desempleados suspendieron la medida para retomarla hoy a las 8. El tránsito desde Centenario hacia la capital neuquina sólo fue posible ayer a través de las «picadas» en las bardas, ya que los desempleados también obstruyeron las vías alternativas por las chacras.

Mientras, los manifestantes en el puente aseguraron ayer que el levantamiento de las medidas depende del resultado de una audiencia de conciliación que se llevará a cabo hoy en la subsecretaría de Trabajo. Mientras el gobierno plantea que el levantamiento de la barrera sanitaria sería «inminente» y a «corto plazo» y que en ese marco los empresarios deben resolver el conflicto laboral con sus empleados; los concesionarios del matadero buscan que el gobierno pague los sueldos de los obreros hasta que efectivamente ingrese materia prima al establecimiento.

Ayer el paso a Cinco Saltos fue «flexibilizado» durante más de tres horas con la apertura para el tránsito vehicular cada 20 minutos. La habilitación temporal del puente fue una señal de «buena voluntad» mientras en Neuquén los empresarios se reunían con los trabajadores en la sede laboral; pero debido a la falta de respuestas y a la suspensión de las reuniones hasta hoy, a las 16 de ayer los obreros cerraron definitivamente el paso y reiteraron que no lo volverán a abrir hasta tener una solución a la falta de trabajo. Los desocupados mantienen el corte sobre la ruta 7, a unos dos kilómetros del acceso a Centenario. Los piquetes no sólo se apostaron sobre el asfalto, sino también en las calles rurales que conectan con Neuquén a través de las chacras.

Gerardo Bilardo

gbilardo@rionegro.com.ar


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