Papeleras argentinas usan tecnología similar y hasta inferior a las de Uruguay

De las diez que operan, cuatro contaminan y una está en duda.

BUENOS AIRES (ABA) . – A raíz del conflicto binacional por la construcción de dos papeleras en Fray Bentos se suele criticar –especialmente desde Uruguay y también la agrupación ecologista Greenpeace– que en la Argentina existen numerosas plantas fabricantes de celulosa con métodos de producción cuestionables respecto a los riesgos de contaminación que generan al medio ambiente.

Más allá de las especulaciones, en nuestro país hay en funcionamiento diez instalaciones de ese tipo: Tres en la provincia de Misiones, dos en Jujuy, dos en Buenos Aires, una en Tucumán, una en Río Negro y la restante en Santa Fe.

Las plantas pueden dividirse en tres categorías: las que no provocan ningún tipo de daño ambiental; las que contaminan dada su antigua tecnología, y finalmente aquella (del Alto Paraná) cuyos efectos son discutidos por los especialistas.

En cuanto a las primeras -las que no reciben objeciones-, se trata de emprendimientos que prescinden del empleo de cloro (elemento tóxico por excelencia), por tratarse de una producción de papel de baja calidad destinado especialmente para diarios y papel de embalaje.

En ésta clase se incluye la Papelera del NOA (Noroeste argentino) situada en la provincia de Jujuy; la rionegrina de Pulpa Moldeada y las dos bonaerenses: Papel Prensa y la de Massuh S.A

En los cuatro casos, la tecnología utilizada es conocida como TCF y no genera alteraciones en el ecosistema.

Las críticas más duras de todos los sectores son para las que aplican mecanismos altamente contaminantes, especialmente por el uso de cloro elemental. Es el caso de las misioneras del Puerto Piray, papel Misionero y la santafesina Celulosa Argentina cuestionadas todas ellas por la falta de tratamiento de efluentes.

La de Puerto Piray –sostiene el ingeniero agrónomo José Crotto– «es una de las que utiliza tecnología más antigua y contaminante, con procesos prohibidos en la mayoría de los países».

Las críticas alcanzan a la Papelera de Tucumán, a lo que se suma en este caso que se trata de la única con condena judicial.

En efecto, la Cámara de Apelaciones de la provincia gobernada por José Alperovich condenó a los directivos de aquella empresa por contaminación ambiental.

En cambio, –según una información publicada en Página 12– distinta fue la solución judicial más al norte, en Jujuy, donde el tribunal de segunda instancia de la localidad de San Pedro resolvió rechazar un recurso de amparo presentado por el Comité de Etica Profesional y los Derechos Humanos (Codesedh) promovido por una ciudadana (Olga de Ardez) que falleciera durante el proceso. De acuerdo a los demandantes la contaminación del bagazo de la caña de azúcar, que se destina a la pasta de papel pero que en intemperie desarrolla un hongo causante de una enfermedad «bagazosis», fue la causa que terminó con la muerte de dicha mujer.

Alto Paraná, la que despierta más polémica

El emprendimiento más polémico que despierta reacciones encontradas es el del Alto Paraná, donde se aplica un procedimiento llamado ECF de alguna manera similar al que se desarrollaría en Fray Bentos, dado que la fábrica en cuestión utiliza un sistema de blanqueo parcialmente libre de cloro.

Las voces más duras son las de Greenpeace y la de una ONG llamada Guayubira. «El estado del río es lamentable, allí los peces han desaparecido, las aves brillan por su ausencia y el ambiente huele a huevo podrido», señaló Ricardo Carrere de Guayubira. Algunos testimonios de pobladores del lugar relacionaron el aumento de enfermedades respiratorias y en la piel con la fábrica de Alto Paraná. Desde la empresa argumentan que desde hace cuatro años sus operaciones forestales cuentan con la certificación ambiental correspondiente según parámetros de IRAM.

Muy distinta a la de Greenpeace, es la opinión tanto del mencionado ingeniero Crotto como de María Area, directora del Programa de Celulosa y papel de la Universidad Nacional de Misiones.

Crotto esgrime que en los últimos 30 años la localidad de Esperanza donde se ubica la planta en cuestión, incrementó su población varias veces por encima del promedio del país.

La misma consume alrededor de dos tercios de la madera que empleará en Uruguay la Finlandesa Botnia.

En tanto, Area indicó que tomados los mecanismos de control propio de las correspondientes auditorías, no existirían en el caso de Fray Bentos los peligros sobre los que se vienen alertando.

Crotto deslizó que el país tiene el deber (con mecanismos modernos) de desarrollar la industria forestal, tal como lo indica la ley 25.080 votada por el Congreso de la Nación. Agrega que Brasil está produciendo en estos momentos 10 millones de toneladas de celulosa y piensa más que duplicar esa cifra en la próxima década, mientras Chile se está convirtiendo en una potencia foresto- industrial. (ABA)

Nota asociada: Cayó 10 puntos la imagen de Tabaré VER INFOGRAMA PAPELERAS  

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BUENOS AIRES (ABA) . - A raíz del conflicto binacional por la construcción de dos papeleras en Fray Bentos se suele criticar –especialmente desde Uruguay y también la agrupación ecologista Greenpeace– que en la Argentina existen numerosas plantas fabricantes de celulosa con métodos de producción cuestionables respecto a los riesgos de contaminación que generan al medio ambiente.

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