Pensar a Juan Gelman
“Palabra calcinada. Veinte ensayos críticos sobre Juan Gelman”, reúne textos que analizan su obra poética.
Los diversos registros expresivos y temáticos de la profusa obra del poeta Juan Gelman son analizados en el libro Palabra Calcinada, que reúne a 20 críticos de diversos países convocados por su conocimiento probado de la obra del autor de “Gotán” y por los diferentes enfoques que encarnan.
A cargo de los escritores María Semilla Durán y Jorge Boccanera, “Palabra Calcinada. Veinte ensayos críticos sobre Juan Gelman”, publicado por la Universidad Nacional de San Martín, será presentado por los coordinadores el viernes 6 de abril en el stand 104, Pabellón Azul, de la Feria del Libro.
Télam dialogó con uno de los compiladores, Semilla Durán, Licenciada en Letras de la Universidad Nacional del Sur, Argentina, Doctora en Estudios Hispanoamericanos de la Universidad Central de Barcelona, y actualmente catedrática de la Universidad Lyon.

–P: Desde unos años parece haberse incrementado el interés de los críticos literarios por la obra de Gelman, ¿a qué lo adjudica?
–R: Básicamente al creciente consenso internacional en torno a la excelencia de su obra, que ha desbordado las fronteras de la lengua castellana; y a la enorme capacidad del poeta para producir nuevas formas y modular el lugar de su enunciación y su visión del mundo. Para, en definitiva, mudar las pieles de un cuerpo textual que mantiene su coherencia pero nunca se cierra a la posibilidad de re-hacerse.
-P: Entiendo que la procedencia de los trabajos es diversa…
-R: Muy variada. Escriben autores argentinos del interior y del exterior, que viven en Francia, Canadá o Israel; pero también los hay belgas, peruanos, mexicanos, franceses, uruguayos que viven en Francia o en los Estados Unidos.
-P: ¿Estos críticos y traductores de distintos países, está en relación directa con un interés de los lectores por la obra de Gelman?
-R: Sin duda, aunque no siempre sean equivalentes el interés de la Academia y el interés del público lector. Yo diría que a nivel de los estudios literarios el lugar de Gelman es central y lo será por mucho tiempo. En cuanto a los lectores no especializados, tanto el excelente trabajo de Jean Portante, traductor al francés, como de Lisa Bradford, traductora al inglés, prueba que esos lectores frecuentan la obra. No olvidemos que la muy prestigiosa editorial francesa Gallimard ha emprendido en los últimos años la traducción de las Obras Completas de Juan Gelman, lo que sería impensable si no existiese un público que la justificara.
-P: ¿A qué apunta la compilación de textos críticos de “Palabra calcinada”? ¿Los reúne un eje formal o temático?
-R: Elegimos presentar la obra del poeta como un viaje que el itinerario crítico trata de aprehender un viaje con “travesías” que trazan un territorio, se detiene en ciertos espacio-tiempos particulares como “hitos” que definen rumbos; que aborda “encrucijadas” susceptibles de modificar la orientación o de bifurcar el camino, y que recorre los “últimos tramos” mostrando a cada paso que la invención, el imaginario y la depuración del lenguaje no tienen límites.

-P: Gelman habló de los núcleos de su poesía como “obsesiones”, ¿cuáles serían esas obsesiones que martillan en todos sus libros?
-R: El amor, la política, la revolución, la memoria de la dictadura, de los compañeros muertos y del hijo asesinado; o bien la memoria personal, de la infancia y del barrio; la injusticia, el país, el exilio; la esperanza en la utopía, la lengua y la poesía; las palabras y su imposible tarea de decir lo indecible.
-P: Del amplio bagaje formal del lenguaje de la poesía gelmaniana, ¿podría nombrarme algunas de sus herramientas más eficaces?
-R: La poesía de Gelman es profundamente subversiva, tanto en la inspiración como en el uso de la lengua, a la que recrea sin cesar. Transgrede sistemáticamente la norma gramatical e incluso ortográfica, inventa o acopla palabras, intercambia los géneros, en un movimiento progresivo y simbólico de feminización del mundo; ensaya derivaciones inéditas de los nombres en verbos o viceversa, altera la sintaxis y cultiva la paradoja lógica, descontextualiza las expresiones lexicalizadas y opera por desplazamientos, por rupturas, por saltos que proyectan al lector hacia otros niveles de significación, a la búsqueda de una revelación latente.
–P: ¿Podría referirse al contenido de algunos de los textos críticos?
-R: Hay autores que rastrean las variantes de las obsesiones mencionadas a través del conjunto de la obra, otros se concentran en profundizar el tema de los heterónimos, alterónimos o pseudónimos que Gelman ha sembrado en sus poemarios. Hay una serie de capítulos dedicados al diálogo poético con los místicos, abordados desde perspectivas filosóficas y culturales, donde se desentrañan sus particulares relaciones intertextuales con la poesía española del Siglo de Oro y con otras tradiciones poéticas como la sefardí o la hebrea. Otra parte se focaliza en el análisis exhaustivo del libro “Valer la pena”, un punto de inflexión en su trayectoria. Por último, varios de los autores se concentran sobre la última parte de la obra de Gelman, menos estudiada hasta hoy, para evaluar el estilo tardío, las estrategias de desterritorialización, o la persistencia de una esperanza mesiánica de redención, a pesar de todo.
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