«Pobre diabla», 25 años después

Buenos Aires (Infosic).- «Pobre diabla», la telenovela de Alberto Migré que Soledad Silveyra y Arnaldo André protagonizaron con singular éxito a principios de los «70 por Canal 13, vuelve a la pantalla de esa emisora desde el lunes próximo, esta vez en versión venezolana y con la colombiana Angie Cepeda al frente del elenco.

Más allá de la probada eficacia de la historia, el mayor atractivo de la remake para el público argentino es la presencia de André, ahora a cargo del personaje de Andrés Mejía Guzmán, que antes interpretó José María Langlais y cuya muerte en los primeros capítulos pone en marcha la trama.

En inusual simultaneidad, el artista paraguayo también aparecerá desde este lunes, a las 14, en la pantalla de Azul, a través de «Abrázame fuerte», un culebrón de la mexicana Televisa con Victoria Ruffo y Fernando Colunga en los papeles principales y André como «el doctor Robles», enamorado secretamente de la heroína.

Hace ya más de un cuarto de siglo y tras el histórico suceso de la primera temporada de «Rolando Rivas, taxista», Soledad Silveyra dejó el ciclo que atrapaba al país entero cada martes a la noche y pasó a encabezar con André otra telenovela, en el horario central de los viernes, con un título que ubicaba al protagónico femenino en el centro del relato.

Langlais entonces, como André hoy, era el adinerado hombre maduro que, recién casado con una pobre muchacha y a sabiendas de que le queda poco tiempo de vida, establece en su testamento que la joven esposa y un hijo tardíamente reconocido de su misma edad, antes André y ahora Salvador del Solar, tendrán que compartir la mansión heredada.

Al desconcierto inicial le seguirán una etapa de enfrentamientos entre los dos bandos rivales y otra de enamoramiento, que llevará a la pareja central a encontrarse a escondidas de sus familias en el invernadero de la residencia, sitio tan inolvidable para los seguidores del ciclo como la expresión «Mamita sabe» de China Zorrilla o la breve minifalda que dejaba al descubierto la ropa interior de Silveyra en la apertura.

Una curiosidad del libreto original es que el embarazo de la protagonista, desde entonces incorporado a la trama, no responde directamente a una exigencia argumental sino al hecho de que Soledad Silveyra quedó embarazada de su hijo menor aquella temporada, por lo que Migré se vio obligado a que sus personajes tuvieran un apasionado encuentro a solas antes de lo que habitualmente marcan las reglas del género.