Poder Judicial de Neuquén: entre estridencias y armonías

En plena pandemia hubo cruces intensos entre jueces y fiscales, y hasta renunció el presidente del TSJ. El gobierno no emitió señales públicas. Su interés está puesto en otros expedientes.

Dentro de 20 días se jubilará el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Oscar Massei, y asumirá interinamente en su reemplazo el fiscal general José Gerez. ¿Lo recibirán sus colegas de la sala penal Soledad Gennari y Alfredo Elosu Larumbe con un fallo que declare la constitucionalidad de la ley de extensión de las prisiones preventivas?

La estridencia de los últimos dos meses por el debate, sanción y aplicación de esa ley fue de tal magnitud que confunde. A menos que se preste atención hasta descubrir que, por debajo, cada uno siguió tocando su propio instrumento y se oye otra armonía.

La última palabra sobre esta ley la tendrá el Tribunal Superior. Como antes tuvo la última palabra sobre las prisiones domiciliarias, que fue el otro gran escándalo desatado al comienzo de la pandemia. Y será también en ese último peldaño donde se resolverá cuándo y cómo vuelven los juicios penales a la provincia, con protocolo sanitario, con audiencias presenciales, remotas, mixtas o el formato que se decida.

Esos asuntos motivaron grandes debates públicos. Fueron la estridencia. Asuntos graves desde ya, a tal punto que figuran entre los que provocaron la salida de Oscar Massei del Tribunal.

Al mismo tiempo, son asuntos de Estado, porque involucran a los tres poderes. La ley de preventivas necesitó una mayoría legislativa para ser aprobada; las prisiones domiciliarias movilizaron al servicio penitenciario, a médicos, a asistentes sociales; el regreso de los juicios compromete a todo el Ministerio de Salud…

Sólo en el poder Legislativo hubo protestas, y sólo de los partidos de la oposición: dijeron claramente que el Poder Judicial les estaba tirando un problema que era de ellos y que debían resolver por su cuenta.

El gobierno, en manos del MPN desde siempre, hizo silencio, lo que no implica neutralidad. Puso los votos para la ley de preventivas aunque la defendió en la Legislatura un pariente cercano no siempre alineado, Carlos Coggiola.

¿Pagó un costo político el gobierno por la estridencia? ¿Le preocupa este espectáculo de jueces y fiscales discutiendo por leyes y mezclando asuntos personales?

Al parecer no. El gobierno está atento a otros expedientes.

Observa cómo se comporta el Poder Judicial en los conflictos entre las empresas petroleras y los pueblos originarios. O entre empresarios cercanos al expresidente Mauricio Macri y mapuches en cerros paradisíacos del sur. O celebra la actuación con mano firme cuando le ocupan tierras, o le cortan rutas. O recibe, se supone con la misma satisfacción, el dictamen en contra del planteo de la APDH para que le hagan llegar gas a 50.000 familias de la capital neuquina.

Entonces la respuesta sería: no le preocupa, mientras debajo de la estridencia, siga la armonía.


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