Tradición K: desobediencia (y desprecio) a la Justicia
Resiste el kirchnerismo el freno que la Corte le puso a su maniobra en el Senado para apropiarse de un lugar en el Consejo de la Magistratura.
Lamentablemente no cabía esperar otra respuesta desde el oficialismo que no fuese la desobediencia a la Justicia y a su máximo tribunal, como está ocurriendo con el anuncio de que es “inaplicable” el fallo de la Corte Suprema que ordena desplazar a un representante kirchnerista al Consejo de la Magistratura para que asuma Luis Juez.
Es lo que el kirchnerismo hace por tradición: el desprecio de las instituciones: lleva, por ejemplo, 25 años infringiendo la orden de la Corte de reponer en su cargo al Procurador de Santa Cruz, Eduardo Sosa que destituyó Néstor Kirchner cuando gobernó esa provincia.
Desde un punto de vista estrictamente jurídico (no hay otra forma de encuadrar estos hechos), la trampa ordenada por Cristina para quedarse con una representación en el Consejo de la Magistratura que por ley corresponde al bloque que constituya la segunda minoría, estaba destinada al fracaso porque era ilegal. Ya lo advertimos en este mismo espacio. El espíritu de la norma que consagra el Consejo de la Magistratura es que estén representadas las minorías; asegurar que tenga cabida un representante que no responda al gobierno.
La jugada de la vicepresidenta -haciendo una partición ficticia y fraudulenta del bloque para quitarle a Juez el cargo y dárselo al rionegrino Martín Doñate- violó el principio mismo de creación del Consejo.
La Corte no podría haber fallado de otro modo como lo hizo.
Lo dijimos en abril, cuando urdió la trampa -convalidada por el presidente de la Nación- para hacerse del control de un órgano constitucional: al kirchnerismo le sobra ingenio, pero le falta aprecio por las instituciones y la independencia de poderes.
Comentarios