Porcelli recorre la distancia entre jazz y tango
El saxofonista Pablo Porcelli estará en Viedma el 23 de agosto para presentar junto con su banda su segunda placa "Distancias", en la que cambió el jazz-funk por la cadencia del tango. Antes, el domingo 11, presentará la placa en forma oficial en un Mercedes Casual Bar -en Cabrera 3.877 de Buenos Aires-, dentro del festival Buenos Aires Jazz y Otras Músicas. A pesar de que el CD todavía no está en la calle, ya piensa en grabar un disco en vivo.
Pablo Porcelli sale a defender «Distancias», su segunda placa. Un disco que salió naturalmente y del que la tarde de la entrevista en su casa-estudio en Buenos Aires, recibió la gráfica definitiva. Desde la tapa un empedrado recorre la cara del saxofonista, en una metáfora visual que adelanta el interior de la placa, que para sorpresa de los no enterados, es puro tango. No encontrarán aquí alocados funks ni fiestas jazzeras como en «Sin rodeo»,
A pesar de contar con la grabación terminada, las tapas impresas, aparecieron problemas con la entrega de los discos, por insuficiencia de insumos en la empresa EPSA, en la que está número 72 en la lista de espera y estima que deberá aguardar hasta fin de año.
Pablo comenta que «la situación es caótica; es casi imposible grabar un disco en este momento». A principios de este año grabó todo lo que va por línea en su estudio y el resto lo hizo en Estudio Privado. «Yo aprendí muchísimo con el disco anterior y de alguna forma fue más sencillo; pero artísticamente fue un caos porque cambié, y todavía estoy insertándome en el nuevo mundo».
Así anda Porcelli, nadando en medio de los mundos del tango y el jazz; en lo que él entiende podría definirse como nuevo tango, jazz tango o tango jazz.
En vivo ya se presenta con todo el repertorio nuevo: «No me parece, por ahora, conjugar el funk y el tango a la vez. Creo que no van juntos y ahora que estoy más abocado al tango, entonces se fue el funk. Más adelante no sé qué pasará, pero no creo que me mueva mucho de donde estoy. Para mí fue muy caótico, me dio mucho miedo dar este paso. Con el disco grabado, no sabía si lo quería largar o no. En ese punto me apoyó mucho Acqua Records, que si bien me dejó en claro que no había un peso para pagarme, me distribuía el disco porque les parecía que estaba bueno».
«Veinte años me llevó grabar el primer disco, desde el día que toqué en vivo por primera vez en la primaria». Y confiesa que con este giro al tango «cambié de posición, de público y el circuito en donde toco; y para hacer esto más que estar seguro hay que estar loco; pero no le tengo miedo a lo nuevo. Llega un momento en que uno se aburre. Con «Sin Rodeo» artísticamente ya lo había dicho todo, ya más no podía expresar».
En su reducto enclavado en los límites de Recoleta y Palermo, el músico viedmense explica que «Distancias» es muy de estudio, y es difícil llevarlo al vivo, primero porque al ser puro saxo puede llegar a aburrir -y yo no quiero aburrir ni aburrirme-. El disco está armado en base a las melodías, sin improvisaciones ni solos, en cambio el show no lo concibo sin esos elementos. Eso es lo que recibo del jazz y para mí es el 50 por ciento de la música».
«La idea es que se escuchara todo el disco, desde el primer tema al último» y en ese tren se encorsetaron los catorce temas en poco más de media hora. Pablo dice que «los discos se hacen largos, y lo mismo con los solos de bajo o de batería. Creo que estamos en un momento muy «yaísta»; todo ya. Internet te trae todo al instante. Y la música no es otra cosa que la sonoridad de la cultura. El disco es un reflejo de eso».
El saxofonista comenta que «también tiene mucho del trasfondo nacional. Yo estaba dudando sobre hacer un disco de tango, pero después del cacerolazo y el quilombo emergente social, cada uno hizo lo que pudo. Yo grabé».
Sobre la selección de composiciones ajenas –cuatro son de su autoría-, Pablo explica que «no todos lo temas quedan bien en el saxo; de unos cuarenta que me gustaban, veinte quedaban mejor que otros; y en seis meses se fueron grabando distintos temas. En medio de este proceso me llamaron de una compañía de teatro para hacer la música de la obra «Fuga y asedio», un espectáculo para exportar, y me pidieron tango. Así que si hasta ese momento tenía dudas, a partir de esto las perdí definitivamente».
Pablo es conciente que musicalmente se «está metiendo en un lugar difícil. Piazzolla decía que el tango, el peronismo y la iglesia son tres cosas que uno no se puede meter a reformar. Cuando sos raro o deforme en el jazz, cuanto más mejor, pero en el tango no es lo mismo».
Desde enero hasta acá, fue grabando en paralelo el disco y la música de la obra, tan en analogía que el disco se presenta el 11 de agosto y la obra – un unipersonal mudo de Gerardo Bahamonde, dirigido por Enrique Federman y Silvia Vladimirsky- se estrena dos días después en el Centro Cultural Borges.
Así, el disco es un recorrido por el tango en el que el saxo se intercala con los demás instrumentos. Se suceden «Los mareados» -guitarra y saxo-, «Nostalgia» -sólo saxo-, «La última curda» -saxo y piano-, «Calambre» -tres saxos tenores tocados por Porcelli-, «Sur» -saxo y bajo-, «Malena» -piano y saxo-, «Caminito» -bandoneón y saxo-, junto a los propios «Queja», «Distancias» y «Aroma de mujer», en los que aparece toda la banda.
Además, Pablo comenta que entre tema y tema se intercalan sonidos que capturó de la ciudad de Buenos Aires, como «una manera de tomar un resumen de sonidos argentinos y mandarlos al mundo». Para la grabación contó con la participación de Guillermo Marigliano en guitarra, el pianista Hernán Cuerzo, Daniel Ruggiero en bandoneón, el bajista Maximiliano Rozenblum y Rodrigo Gómez en percusión.
Luego de una década de pelear en Buenos Aires, y con treinta años en la maleta, Pablo dice que ya no tiene que golpear todas las puertas para que de ninguna le respondan: «Empezó a venir, las propuestas empiezan a llegar», como la del Festival de Jazz y Otras Músicas que se realizará en Buenos Aires durante el mes de agosto.
«Musicalmente estoy en el mejor momento, y este disco me encantó porque finalmente no sólo supe qué quiero decir, sino que además lo pude expresar».
Ignacio Artola
«Me sale naturalmente»
«A «Sin rodeo» le faltó un poco de soltura y eso se nota, aunque el disco me encante. En cambio, el tango me sale. Siempre digo que el jazz lo estudié, y el tango me sale naturalmente. Y estoy en esa unión». Así, Pablo Porcelli cree que «Distancias» va a funcionar mejor afuera que en la Argentina. Aunque, por ahora, prefiere ir paso por paso. «Editar en España es hermoso, porque queda bárbaro hasta decirlo, pero hay que ir, tocar, apoyar el disco, y no es tan fácil». Aún así, se desboca y comenta sobre unas oportunidades de «franquiciar» el disco en Japón o Australia.
Aún penando por tener las copias del CD en la mano, «ya estoy pensando en el tercero, que lo quiero hacer en vivo, uniendo los dos discos, porque me falta mostrar lo que pasa cuando se toca en vivo, que es lo que normalmente le sucede al jazzero. No es lo mismo tocar solo en el estudio, que frente a la gente». (I. A.)
El porqué
de un disco independiente
«El problema que hoy tenemos es que los discos no se venden; estés con Acqua, con la Warner o con quien sea». En este contexto Porcelli considera que «además, yo quiero ver las reglas con las que me editan, porque yo soy el músico. Las propuestas de las discográficas siempre son todo para ellos, nada para el músico. Bueno, de esta manera es lo mismo: «nada para mí, pero es mío». Así la tapa, la masterización y quién toca lo decido yo. El ser independiente nos ayuda mucho. Desde que empezó la Ensamble, nadie ha vivido de esto, pero todos cobraron. La grabación del disco no es un negocio, es una consecuencia inevitable. Si no grabo ¿qué hago?». (I.A)
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