La crisis derriba los mitos sobre el mercado de trabajo

El impacto del último salto en la cotización del dólar, comienza a sentirse en los precios, la merma de consumo, menos actividad, y como corolario menos empleo.

La teoría económica define la ‘estanflación’ como aquella situación económica en que un país sufre al mismo tiempo una fuerte desaceleración del nivel de actividad, y un alto y persistente aumento en el nivel general de precios. Tal parece ser el escenario al que se encamina la economía nacional en los próximos meses. Aun los analistas más optimistas observan para el presente año una caída de al menos 2% en el Producto Bruto Interno (PBI) y al mismo tiempo ya nadie duda de que el piso de la inflación anual, oscilará en torno al 40%.

El impacto del último salto en la cotización del dólar, comienza a sentirse no solo en los precios, sino también en la merma de consumo, lo que a la larga genera menos actividad, y como corolario menos empleo.

Un dato que ilustra la situación, es la sensible merma en los patentamientos de 0 Km. En lo que va del mes de septiembre, la baja es del 35% respecto al mismo mes de 2017, lo que se suma a la caída del 25% registrada en agosto. La acumulación de stock de unidades, ya se traduce en suspensiones de personal en las principales terminales automotrices, las cuales se concentran hoy principalmente en el mercado de exportación.

El impacto en el empleo, también se refleja en la “Encuesta sobre Expectativas de Empleo Q4 2018”, el tradicional informe que la multinacional Manpower realiza sobre el mercado de trabajo argentino, en base a las previsiones de las empresas más importantes del país. El estudio refleja la expectativa neta de creación de empleo como la diferencia entre aquellas empresas que esperan un incremento en su dotación de personal, y aquellas que planean una reducción. Ese diferencial era positivo en un 9% en el primer trimestre de este año. Por el contrario, para el último trimestre de 2018, la expectativa asciende apenas al 1%.

Mitos y datos

En medio de la crisis, los datos que arroja el mercado de trabajo en Argentina, permiten derribar algunos mitos que durante años se construyeron en base a posturas dogmáticas, a las que la realidad vuelve a darles la espalda.

El primer mito en cuestión, reza que “es necesario abrir la economía para que las inversiones que lleguen desde el extranjero, generen empleo de calidad”. Una de las principales armas discursivas de quienes defienden la apertura indiscriminada de la economía, es que el sector privado no genera nuevos empleos en un contexto de regulaciones y proteccionismo. En este sentido se postulaba hasta 2015, que Argentina no había generado nuevos puestos de trabajo por cuatro años.

El primer infograma adjunto muestra la evolución de los empleos privados registrados en cada semestre, desde 2011 en adelante. La estadística es confiable, en tanto surge del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), el cual releva la cantidad efectiva de aportantes al sistema previsional en cada periodo. Los datos muestran que en efecto, el empleo privado se ‘amesetó’ entre 2011 y 2015, con una profunda caída en el año 2014 que se compensó al año siguiente. El punto en cuestión, es que luego de la apertura económica en 2016, todos los registros del mercado de trabajo son menores al máximo registrado en junio de 2011 (6.369.640 empleos privados registrados) y menores al último pico de la serie en junio de 2015 (6.343.185). El último dato conocido, es el de junio de 2018, el cual no considera el impacto de la devaluación más fuerte registrada desde agosto, ni el que la misma tendrá indefectiblemente en el nivel de actividad. Aun así, el dato implica que en los últimos tres años se perdieron 83.483 puestos de trabajo.

El segundo mito que durante años se ha establecido, es que “los gobiernos populistas generan un estado grande, con una estructura faraónica, el cual se convierte en una aspiradora de recursos del sector privado”.

El siguiente infograma, muestra que en efecto, la cantidad de empleados estatales en Argentina, pasó de 1.307.384 en junio de 2011 a 1.513.460 en diciembre de 2015. Un incremento del 15% en 4 años en la planta de trabajadores públicos. El dato pareciera confirmar la premisa inicial. Sin embargo, resulta que desde 2016 en adelante, periodo en que difícilmente se pueda catalogar al gobierno como “populista”, el empleo público siguió creciendo. Lejos de reducirse, la planta de trabajadores del estado ascendió hasta 1.521.346 en junio de este año, lo que implica 7.886 empleos públicos más que en diciembre de 2015. Como atenuante, se observa que el ritmo de crecimiento del empleo público es mucho menor. Tan cierto como que un gobierno que intenta preciarse de social democracia moderna, y que guarda estrechos vínculos con los sectores más conservadores del país, parece sentirse cómodo con la enorme estructura del estado que le heredara el populismo.

A la luz de ambos datos (empleo público y privado), aquella sentencia de que “solo el sector público genera empleo”, mantiene la misma vigencia que la que tenía hasta 2015. Sin embargo, a diferencia de años anteriores la dinámica actual muestra una caída acelerada del empleo privado, y un lento crecimiento del empleo público. Como resultado, miles de trabajadores optan por ‘independizarse’ iniciando un emprendimiento como monotributistas o como trabajadores autónomos. Efectivamente, entre enero de 2016 y junio de 2018 se registraron 173.276 nuevos monotributistas y 175.164 nuevos autónomos.

Un tercer mito que se esgrime en cuanto al mercado de trabajo, es que “la apertura económica genera mejores remuneraciones, producto de la masiva entrada de inversiones que incrementa la demanda de empleo”. En cuanto a las inversiones, es claro que los capitales que llegaron, lo hicieron para posicionarse en el sector financiero. Pero mucho más elocuente aun, es lo sucedido en materia de salario real.

El tercer infograma, muestra la evolución del salario promedio del sector privado registrado, deflactado a valores de diciembre de 2015 en base al Índice de Precios al Consumidor de la Provincia de Neuquén. La gráfica refleja con claridad la fuerte caída del salario real en los años de alta inflación. Es el escenario que se verificó en 2016, y que reaparece este año. El resultado este año es un salario promedio de $21.840, que se ubica en términos reales un 5,9% por debajo de los $23.204 registrados en diciembre de 2015. Nuevamente, se trata de un dato que aun no considera el impacto de la aceleración inflacionaria que tiene lugar desde agosto, y se mantendrá hasta fin de año.

Probablemente quienes sostienen que la apertura indiscriminada es la solución a los problemas estructurales de la economía nacional, podrán decir que ‘la apertura no es suficiente’ y que los resultados de la misma se verifican ‘a largo plazo’. Por lo pronto, mientras la apertura se profundiza y el largo plazo llega, el resultado sobre el mercado de trabajo y el poder adquisitivo, muestra efectos negativos.

“Es un momento difícil para la Argentina y algunos quieren aprovechar esta coyuntura para tratar de sacar ventaja política”.
Jorge Triaca, secretario de Trabajo de la Nación


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