La recesión comienza a manifestarse en plenitud

“En Argentina, se prevé una contracción del crecimiento del 2,9% en 2017 al 2,6% en 2018. Se espera además, una nueva contracción de la economía del 1,6% en 2019”. Es parte del apartado que refiere a nuestro país, en el informe “Perspectivas de la Economía Global” publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo atribuye la caída a “las recientes perturbaciones en el mercado financiero, las elevadas tasas de interés reales y el más rápido avance en la consolidación fiscal impuesta por el acuerdo stand by” celebrado con el gobierno.

El dato es más pesimista que el proyectado por el propio gobierno, que maneja una desaceleración del 2,4% este año. Las proyecciones no hacen más que confirmar un secreto a voces: se avecina una fuerte recesión.

En efecto, los datos del Indec ya reflejan la merma en el nivel de actividad, que mostró una baja del 4,2% en el segundo trimestre del año, cuando lo peor de la corrida cambiaria aun no se había manifestado. La coyuntura hasta fin de año muestra tasas de interés por encima del 70%, y una inflación residual que no cede, pese a la política monetaria ortodoxa que comenzó a aplicar la nueva conducción del Banco Central (BCRA). Las principales consultoras privadas, prevén que el dato de inflación de septiembre que será dado a conocer esta semana por el Indec, superará el 7%. De confirmarse el pronóstico, ello pondría un piso del 50% a la inflación acumulada de 2018, en el más optimista de los escenarios.

Punto por punto

Analizar las componentes del Producto Bruto Interno (PBI) es un buen ejercicio para comprender la dinámica de la macroeconomía de cara a lo que viene. A diferencia de lo que sucedía hasta el primer trimestre de 2018, desde el mes de mayo, todos los componentes del PBI muestran tendencia negativa.

A la hora de cuantificar los agregados de la actividad económica, el Indec utiliza la estructura de la demanda agregada del modelo keynesiano. Considera entonces que el PBI = C+I+G+(X-M), donde C es el consumo doméstico, I representa la inversión privada, G es el gasto público, y la diferencia entre X y M, muestra el saldo comercial (exportaciones menos importaciones, es decir, la demanda desde el exterior.

El último “Informe de avance del nivel de actividad”, publicado por Indec en septiembre, indica que el consumo representa el 77,2% del PBI, la inversión equivale al 18,3%, el gasto del estado al 12,9%, las exportaciones representan un 20,3% y las importaciones un 28,4%. Tal composición puede apreciarse en el primer infograma adjunto, donde además del peso relativo de cada componente, queda clara su magnitud en millones de pesos constantes.

Pero es la dinámica de cada una de las variables que integran el producto, expresada en la tasa de variación interanual, la que permite comprender con claridad que la recesión ya está en marcha, y la profundización de la desaceleración que se avecina.

En cuanto al consumo, uno de los mejores indicadores que reflejan su evolución, es el relevamiento que realiza mes a mes la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came). La serie cuantifica evolución de las ventas minoristas en cantidad, en todo el país. El último dato correspondiente al mes de septiembre muestra que una caída del 9,2% interanual. El infograma adjunto permite observar que la tendencia indica una profundización de la baja a lo largo del año. Se aprecia además que durante los 33 meses de la gestión Cambiemos, solo el último trimestre de 2017 muestra crecimiento en el consumo, y que en los 30 meses restantes, el consumo retrocedió. Teniendo en cuenta el enorme peso relativo del consumo, es posible afirmar sin un amplio margen de error, que la pérdida de poder adquisitivo es una de las claves de la caída de la demanda agregada.

En cuanto a la inversión, el indice de Inversión Bruta Interna mensual (IBIM) que publica la consultora Orlando Ferreres, confirma el parate de la actividad en el segundo trimestre del año. La serie puede apreciarse en el tercer infograma, y muestra buena performance durante los seis trimestres previos al comienzo de la corrida cambiaria, cuando las expectativas empresarias respecto al rumbo económico aun eran muy buenas. El contraste con el segundo trimestre de 2018, en que se verifica una caída interanual del 6,1%, es radical.

Respecto al gasto, el cuarto infograma permite observar que las erogaciones del estado a precios constantes de 2014, crecieron en los dos primeros años de gestión en relación al gasto heredado, pero finalizarían el año 2018 un con una baja del 7% respecto a 2017. Es el resultado del fuerte ajuste comprometido con el FMI. Significará otro fuerte golpe a la demanda, que por efecto multiplicador fortalecerá la baja del consumo.

Por último, el comercio exterior, expresado en la diferencia entre exportaciones e importaciones, sigue mostrando un déficit con tendencia al alza. El último dato publicado por Indec y correspondiente al mes de agosto, indica que durante los 8 primeros meses de 2018, las exportaciones crecieron un 4,1% y las importaciones lo hicieron un 9,6%, resultado en un déficit de balanza comercial por u$s 6.993 millones en lo que va del año. El dato implica un incremento del rojo comercial del 57,7% respecto a igual periodo de 2017. Si se proyecta el resultado para todo el 2018, es de esperar un déficit cercano a los u$s 10.500 millones.

Condiciones. Las impuestas por el FMI para el nuevo acuerdo.

Datos

Datos

9,2%
La baja en el consumo en el mes de septiembre. La caída acumula 4,3% este año.
57,7%
Lo que creció el déficit comercial durante los primeros ocho meses del 2018.
6,1%
El retroceso de la inversión en el segundo trimestre del año.

Temas

Economía

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