Puso el 2-0 en un final no apto para cardíacos

Gigantes sufrió sin necesidad. Quedó a un paso de semis. Ahora podría definirlo en la cancha de Boca.

NEUQUEN (AN).- Gigantes lo tenía ganado, se durmió y Boca casi se lo arrebata. Los neuquinos pusieron el 2-0 en estos cuartos de final luego de ganar un tie break no apto para cardíacos. La semana que viene tendrán la posibilidad de pasar a las semis si logran robarle un partido al xeneize en su reducto.

Esta vez los de Grossi la sacaron barata. Es que estaban dos sets arriba, pero en un abrir y cerrar de ojos dejaron escapar los dos siguientes y debieron ir a una definición infartante, que se llevaron por 15-13, luego de estar abajo.

Terminó siendo un partido vibrante el jugado anoche en el Parque Central. El inicio fue parejo y la buena labor del ataque neuquino lo llevo al primer descanso con mínima ventaja (8-7). El local jugó bien en bloqueo gracias al buen saque, tenía a un inspirado Martín Hernández y el juego siempre era bien planteado por Camilo Soto. Se le complicó en el final del primer parcial, pero lo cerró con un 2522.

El segundo comenzó complicado y terminó bien. Los saques de Domínguez y los ataques de Eloe hicieron mella, al punto que Boca se puso arriba 8-3 . Entonces tuvo que surgir la experiencia de Leo Patti en la definición y de Sánchez en el bloqueo para poner las cosas 13-13. El trámite fue tan peleado y cambiante que de ir ganando, Grossi debió pedir tiempo de descanso al estar abajo (21-20). Es más, Javier Sánchez pudo cerrar el set con su saque, pero el riesgo le

costó caro y Gigantes no lo desaprovechó. Así, terminó 25 23.

Pero todo se complicó en el tercero, porque Gigantes comenzó a errar y los buenos ataques de la visita siempre llegaron a buen puerto. Así, de la mano de Eloe, Boca cerró el parcial 25-19.

Y el bajón fue tal, que el cuarto quedó en manos boquenses, para poner nerviosos a los hinchas y abrir un final para poner los nervios de punta. El tie break no comenzó con buenos augurios, y cuando Gigantes perdía 12-10, Grossi metió mano en el equipo.

El ingreso de Julián Lloret fue clave, los neuquinos lo dieron vuelta y ya sueñan con una final que no está tan lejos.


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