«QTH Zanón», la última trinchera de un militante

NEUQUEN (AN).- «El oficio de taxista es la última trinchera, dice el «Mudo» Scaniadua, mientras conduce su Duna por las calles de un Neuquén en crisis. Y la palabra trinchera no es una simple metáfora en boca de este ex militante revolucionario, que con sarcasmo desencantado va ajustando cuentas con su pasado setentista y su presente monótono». Palabras más, palabras menos, así sintetiza José Moya la historia que plasmó en su nuevo libro «QTH Zanón».

Moya es tornero de profesión, ex militante obrero y de izquierda, amante desde niño de las letras y las historias y crítico devorador de los hechos políticos y sociales de la actualidad.

Todos esos ingredientes se fueron macerando durante sus 59 años hasta dar nacimiento a un libro que narra la historia de un taxista que involuntariamente se convierte en cómplice y participe de un plan para desalojar la cerámica Zanon, que se encuentra bajo control obrero.

¿Cómo se gestó este nuevo libro?

Siempre tuve el delirio, bien entendido, por las letras y la escritura. De chico improvisé algunos escritos que quedaron en el cajón de aquella etapa de mi vida. En 2000 escribí mi primer libro de cuentos sobre Piedra del Aguila, «Sueños de Hormigón». Y de ahí en adelante sólo me hacen falta historias para contar y después todo surge casi espontáneamente».

¿Por qué QTH Zanón?

Yo fui militante obrero y eso me identifica con los ceramistas por su condición de trabajadores. Por otro lado, la historia de Zanón es un fenómeno difícil de describir; es misterioso, interesante. La historia con la expropiación de la fábrica y el control obrero, tiene aristas sutiles que no se sabe bien a donde conducen. Tiene muchos ingredientes que me llamaron la atención y me invitaron a imaginar una historia que podría suceder en la cerámica, o no.

¿Y por qué la elección de un taxista como personaje central?

El taxista es un prototipo característico de las ciudades y se da la casualidad que yo también trabajé como tachero un tiempo. Pero lo fundamental fue que al juntar mi militancia obrera con el oficio de tachero, descubrí eso de la última trinchera y me pareció imprescindible arrancar la historia desde ese dato.

¿Cómo es eso de la última trinchera?

El personaje, el «Mudo» Scanidua, fue militante durante toda su juventud, después las cosas de la vida lo sentaron en un taxi y la monotonía le arrebató la emoción. Un misterioso pasajero lo involucra en el plan para desalojar Zanón. El «Mudo», un poco por lo inevitable de la situación y por una cierta cuota de curiosidad acepta el trato y allí descubre que eso significaría la posibilidad de ubicarse en lo que quizás sea su última trinchera, su última oportunidad para revivir un poco lo que fue su etapa revolucionaria y de militancia obrera. No sabe bien hacia donde lo lleva ese plan del que apenas conoce algunos detalle, tampoco sabe de que lado termina estando. Pero lo hace por una necesidad personal.

¿Dentro de qué género literario se ubica la historia?

Puede ubicarse dentro de lo que es la novela negra norteamericana. O puede ser un documental ficcional. Pero sobre todo, es una historia que mereció ser contada. Y así sucedió.

El encuentro entre el «Mudo» y «Valijita»

«QTH Zanón» es una historia narrada de un modo simple, con un lenguaje que surge desde las entrañas de un homber común de clase media, que sobrevive o intenta hacerlo con lo mejor que tiene a su alcance: su propio deseo de supervivencia.

El «Mudo» Scaniadua recorre como todos los días las calles de la ciudad en busca de pasaje. Personajes para nada sorprendentes, lo mantienen encajado en esa monotonía que fue apoderándose de su vida y de su entorno.

Las señas de un pasajero de impecable traje y con un maletín deforme en las manos, lo detiene en mitad del camino. El hombre le pide que lo lleve por la ruta 7, hasta las inmediaciones de la fábrica Zanón. El viaje no tiene sorpresas, es uno más.

Al día siguiente, pleno centro de la cuidad, el mismo hombre, el mismo traje, el mismo maletín deforme detiene el mismo taxi, pero esta vez para trasladarse al aeropuerto.

De allí en adelante y hasta el final de la historia, el «Mudo» y «Valijita» como lo bautiza el taxista, comienzan a tener una historia en común. Varios viajes más, el reloj corriendo durante las largas esperar en lugares alejados de la ciudad y demasiadas casualidades convierten al taxista en protagonista necesario de un plan para desalojar Zanon.

La misión del «Mudo» es que la estrategia perfectamente diseñada fracase. ¿Por qué debe el plan llegar al fracaso? y ¿Qué buscan los ideólogos de tan extraño plan?, son cuestiones que Moya va desentrañando, aportándole misterio a un final abierto, donde el lector será finalmente también un personaje más de la novela.