Quisiera que estuvieras aquí: a un año de la muerte de Martín Suertegaray

La muerte no es el olvido. No siempre. Si cuando te tocó vivir, lo hiciste de la manera que los que quedan darían cualquier cosa para que aún estuvieras aquí, será entonces que la celebración pudo más que la ausencia.

Los amigos que le dio el rugby me recordaron que hoy se cumplía un año. ¿Un año ya? Será que el tiempo no pasa si las vivencias, miles, son las que mantienen viva la risa, la verborragia, la pasión y el incondicional sentimiento por la amistad que tenía Martín Suertegaray.

Inolvidable por muchos motivos, quien fuera presidente y motor incansable al servicio del Roca RC, se fue de un día para el otro y a todos los que de alguna manera u otra lo conocían, no les fue fácil asimilar su partida. Es que el Negro, el Mudo, siempre fue especial. En una cancha de rugby, tomando decisiones como dirigente, corriendo rally o hablando a vozarrón cruzado sobre el sentido de la vida.

Hace 14 años atrás. Rally de Luis Beltrán, última fecha del certamen Regional. Como aficionado y no como periodista, me paro en la parte interna de una curva en el prime final, me saco el buzo y lo revoleo al paso de auto que manejaba Sebastián Martínez, navegado por Martín Suertegaray. Los veo, me ven. Ganan y son campeones en su categoría. En el parque cerrado, abrazo y felicito a Seba y le pregunto por el Negro. “Allá está… se quebró”, me dice. De espaldas a la gente y con las manos de la cara, Martín se da vuelta cuando lo llamo. “¿Sabés por qué lloro? Porque se vive para cosas como estas…” La vida (bien vivida), siempre la vida.

Hoy Seba Martínez, su amigo en los fierros y en el rugby lo recuerda. “Es a diario mi conexión con él, cualquier cosa que haga, lo tengo ahí conmigo. Y más allá de la amistad, la vida y el rugby, una vez me dijo que uno no conocía el amor hasta que tiene un hijo. A él su hija le cambió la vida…No sé, yo la verdad es que lo extraño un montón… ¿Sabés lo que hubiera sido Martín en estos tiempos, en cuarentena? Súper intenso, viendo qué hacer, como ayudar a los chicos del club. También sería bravo para él estos días de distanciamiento. Martín abrazaba, siempre, de manera fraternal a todos”.

¿Cómo sería el Negro en tiempos de cuarentena? Otra mirada, la misma sensación. “En estos días como lo que estamos viviendo, donde siempre aflora la solidaridad, no tengo dudas que el Negro estaría a la vanguardia por cómo era él. Son personas que cuesta mucho no recordarlas, todo este año ha sido así para mí”, lo afirma Oscar Gadañoto, otro incondicional ladero del recordado dirigente del club rojo.

Suertegaray, junto a Gadañoto y Martínez, en los tiempos que entrenaban a los M-14 del club.

“Tenía una presencia única. Cuando viajábamos con los equipos, era el embajador. Su verborragia, su alegría… Era un distinto, un monstruo. Yo siempre le decía que era un “tsumani de emociones”, una persona que te arrebataba todo tipo de mal, y te lo transformaba en alegría”, agrega el Negro Gadañoto.

Hace un año, un día después de su muerte, la familia del Roca RC, incluidos sus incondicionales Verracos, la agrupación de veteranos del club, le brindó tributo al hombre, al dirigente, al amigo, abrazándose todos en una gran media luna en una de las canchas del club. Hoy, en estos tiempos fríos, raros, inéditos y sin contacto, aquello no sería posible. No hubiese sido fácil para Martín vivir este tiempo sin el afecto, el abrazo y el apretón de manos, pero sí de algo estamos seguros es que no habría tristeza. El Negro, el Mudo, no se lo hubiera permitido.


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