Ley Bases: un momento político a la medida de Juntos Somos Río Negro

La Ley Bases llegó al punto donde más cómodo juega el oficialismo rionegrino.

Ahí, en el Senado, el voto de Juntos Somos Río Negro vale oro en esta coyuntura de paridad legislativa y crece la chance de que las regalías políticas empiecen a derramarse hacia la provincia.

La primera cuota llegó el viernes, en una jugada a tres bandas impulsada por el Gobierno Nacional.

El Gasoducto Cordillerano tiene firmada su reactivación y si bien no apareció en la foto, el gobernador Alberto Weretilneck seguramente tuvo la misma satisfacción que sus colegas Rolando Figueroa y Nacho Torres, de Neuquén y Chubut.

Pero Weretilneck no es todo y en su entorno se entremezclaban sensaciones de alivio y de revancha hacia el fin de semana, luego de ese acto en Buenos Aires.

Hay quienes entienden que la obra del Gasoducto está por encima de la voluntad del presidente, Javier Milei, y que responde principalmente a todo lo que Vaca Muerta pone en movimiento.

Esa mirada corresponde a los que detestan al mandatario nacional y no confían en el futuro de sintonía que se dibuja en la búsqueda de los votos cruciales para la Ley Bases.

“Están los que ven una luz al final del túnel y están los que quieren hacerles pagar todas juntas”, describió un funcionario de alto rango sobre el horizonte de negociación que se abrió cuando el proyecto con media sanción empezó su camino hacia la cámara alta.

Río Negro ya hizo conocer sus primeras pretensiones a la Casa Rosada, para terminar de cerrar un pacto político que deje conformes a las dos partes. La emisaria fue la senadora Mónica Silva, aunque Weretilneck tuvo sus propios contactos.

No hay que pasar por alto que, antes de las exigencias, JSRN envió su señal con el voto favorable de Agustín Domingo en Diputados, justificado simplemente a partir del “blindaje” a Vaca Muerta y de la conservación explícita del Fondo Fiduciario que permite abaratar la tarifa del gas a los residentes de la Zona Fría del país.

La gimnasia opositora en Río Negro

Hay que detenerse también en la escasez de argumentos que bastaron para que el exministro de Economía avalara el proyecto del Gobierno de Milei.

El peronismo tuvo reacciones, pero fueron esfuerzos individuales, en redes sociales de legisladores provinciales o nacionales. No está lejos de la coherencia el planteo de la excandidata a gobernadora, Silvia Horne, que advirtió el viernes sobre la falta de gimnasia opositora dentro de los sectores peronistas liderados por Martín Soria y Martín Doñate.

Y así como fue sencillo para Domingo, la experiencia propia ayudará a Weretilneck a encontrar explicaciones para un eventual voto junto al oficialismo nacional en el Senado. El paraguas de “la defensa de los intereses rionegrinos” es bien amplio para contener cualquier cuestionamiento a las contradicciones entre palabras y acciones.

Por otra parte, ¿quién podría desde la política partidaria levantar la mano para señalar ese tipo de desvaríos?

¿El peronismo que marcha junto Doñate, ahora cerca de quien fue apuntado como responsable intelectual de la campaña de desprestigio titulada “traidores”? ¿El PRO, que tiene como candidata a presidenta a una legisladora que se identifica con otro partido político pronto a ser reconocido por la Justicia? ¿El radicalismo, que ahora propone crear una oficina anticorrupción cuando entre sus filas todavía hay dirigentes que protagonizaron gobiernos con varios episodios oscuros?

Claro que el precio de ese andar riesgoso de JSRN entre un extremo y otro de la grieta nacional puede hacerlo pagar el ciudadano de a pie, al momento de votar.

Pero lejos de las próximas elecciones, quizás el oficialismo provincial entienda que tiene crédito para probar de nuevo su traje de experto en pragmatismo.

Serán días intensos, de toma y daca político. Ahí donde el provincialismo se mueve como pez en el agua.