¿Cultiva o terceriza? Revelan que Meghan Markle no produce los productos de su marca “artesanal”

Aunque promociona sus productos como si fueran hechos a mano en su jardín, las mermeladas, mieles y tés de Meghan Markle se fabrican en una planta industrial a más de 3.000 kilómetros de su casa.

Meghan Markle volvió a estar en el centro de la polémica, esta vez por su emprendimiento As Ever, donde promociona productos como mermeladas, miel y tés con una estética rústica y casera. Según la imagen que muestra en redes, todo sería fruto de su vida tranquila en Montecito, entre panales, frutales y tardes de jardín. Pero parece que la historia no es tan real como se ve.

El lado B del emprendimiento de Meghan Markle: industrial y bien lejos de Montecito


Según reveló el Daily Mail, ni las mermeladas, ni la miel ni los tés que promociona como parte de su flamante marca As Ever son realmente el resultado de un emprendimiento casero, como dio a entender.

Los productos gourmet que ofrece Markle —como la mermelada que debutó a 7,6 euros por frasco— se fabrican en una planta industrial ubicada en Illinois, a más de 3.200 kilómetros de su residencia. La empresa detrás de todo es The Republic of Tea, una firma con sede en California pero con su producción instalada en el medio del país.

Lo mismo ocurre con la miel de flores de naranja —agotada en su web a casi 24 euros el frasco— y los tés (a 10 euros la caja). Todos los productos provienen de esta compañía que, casualmente, también produce artículos promocionales para Netflix. De hecho, la misma fábrica lanzó una mermelada especial de frutilla y rosa salvaje para el estreno de la última temporada de Los Bridgerton, y hasta colaboró con marcas de maquillaje y belleza para crear cosméticos inspirados en la serie.

El dato no es menor si se tiene en cuenta que, al momento de relanzar su emprendimiento bajo el nombre As Ever, Meghan aclaró que había dejado atrás el nombre original —American Riviera Orchard— porque la “limitaba a productos cultivados y fabricados en esta zona”. Es decir, ya sabía que la producción iba a estar lejos de su casa y de cualquier idea de cosecha propia.

Con este panorama, las mermeladas “artesanales” y la miel “casera” de la duquesa tienen más de marketing que de campo, y sus frascos de estética rústica esconden una logística industrial digna de una multinacional. ¿Un emprendimiento personal o una puesta en escena de manual? La polémica ya está servida.

Con información de ABC.es