Llega Navidad: Cómo pedirle o agradecerle a la Virgen María con esta especial oración

La Virgen María es un personaje importante para los católicos, ya que se le agradece todo lo dado por ella a través de Jesús. En esta celebración tan especial, de Nochebuena y Navidad, conocé cómo conectar con ella a través de la oración.

Tradicionalmente, el sábado es el día de la semana que se dedica a la oración de la Virgen María. Coincidentemente, este 2023 es el día anterior a la Nochebuena y la Navidad, por lo que se realzan de manera particular los sucesos acontecidos en la víspera del día en que nació Jesús.

Por esa razón, suelen dedicarse una o varias oraciones a la Virgen María para agradecer todo lo dado por ella a través de Jesús, quien es considerado como el reconciliador de la humanidad según la historia del mundo.

Las oraciones para la Virgen María pueden destinarse frente al pesebre o en familia, según la creencia de cada uno así lo indique. También pueden acercarse a las instalaciones donde se celebra el natalicio de Jesús o, simplemente, orar en la tranquilidad del hogar.

Oración para la Virgen María en Nochebuena y Navidad


Si querés agradecer a la Virgen María en estos días tan especiales, podés hacerlo con esta oración.

¡Dulcísima y amabilísima Madre de Dios y Virgen sacratísima!
Ya se llega la hora de vuestro bienaventurado parto, parto sin dolor, parto gozoso.
Vuestra es esta hora, y nuestra es: vuestra es porque en ella habéis de descubrir al mundo los tesoros divinos que tenéis encerrados en vuestras entrañas, y el sol que le ha de alumbrar, y el pan del cielo que le ha de sustentar, y la fuente de aguas vivas por la cual viven todas la cosas que viven.
Y vos, Señora, con este sagrado parto habéis de quedar más gloriosa, pues por ser madre no se marchitará la flor de vuestra virginidad, antes cobrará nuevo frescor y nueva belleza, porque sois la puerta de Ezequiel cerrada, huerto cercado y fuente sellada, y todas las gentes os quedarán obligadas, y os reconocerán y adorarán por Madre de su Señor, y reparadora del linaje humano, y emperatriz y princesa de todo lo criado.

Pero también esta hora es nuestra, no solamente por ser para nuestro bien y principio de nuestro bien, sino porque desde que pecó Adán y Dios le dio esperanza con su promesa que le remediaría,
todos los patriarcas la han deseado, todos los profetas la han prometido,
todos los santos del Antiguo Testamento han suspirado por ella, todas las gentes la han aguardado y todas las criaturas están suspensas y colgadas de vuestro felicísimo parto, en el cual está librada la suma de la salud y felicidad eterna. Pues ¡oh esperanza nuestra!

¡Oh refugio y consuelo de nuestro destierro!; oíd nuestros clamores, oíd los gemidos de todos los siglos y naciones, y los continuos ruegos y lágrimas del linaje humano, que está sepultado en la sombra de la muerte aguardando esta luz, y que vos le mostréis su Salvador, su Redentor, su vida, su gloria y toda su bienaventuranza.
Daos prisa, Virgen santísima, daos prisa, acelerad vuestro dichoso y bienaventurado parto, y manifestadnos a vuestro unigénito Hijo, vestido de vuestra carne, para dar espíritu a los hombres carnales y hacerlos hijos de Dios, al cual sea gloria y alabanza en los siglos de los siglos.

Amén.


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