Se celebra hoy el Santísimo Nombre de Jesús: Cómo orar en su honor

Cada 3 de enero, la Iglesia Católica celebra el Santísimo Nombre de Jesús, en conmemoración de la elección del onomástico del hijo de Dios. Cuál es su historia y cómo orar en su honor.

Cada 3 de enero, la Iglesia Católica celebra la fiesta del Santísimo Nombre de Jesús, donde se conmemora el nombramiento de Cristo anunciado en los sueños a José, quien siguiendo las indicaciones del ángel tomó por esposa a la Virgen María y llamó al recién nacido por su nombre.

El nombre “Jesús” es la forma latina del griego “Iesous” (Ἰησοῦς), que a su vez es la transliteración del hebreo “Jeshua” (Yehošuaʕ) o “Jehoshua” (Yehošuaʕ) o, en su forma contraída, “Joshua, que significa “Yahveh es salvación” o simplemente “Dios salva”.

El surgimiento de la veneración al Santísimo Nombre de Jesús se remonta a las celebraciones litúrgicas del siglo XIV. San Bernardino de Siena, en el siglo XV, junto a sus discípulos, propagaron el culto al Nombre de Jesús y, un siglo después, hacia 1530, el Papa Clemente VII concedió por primera vez a la Orden Franciscana la autorización para la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.

Algunas órdenes religiosas celebran el Santísimo Nombre de Jesús en días distintos al 3 de enero, como los franciscanos, carmelitas y agustinos lo hacen el 14 de enero, mientras que los dominicos celebran un día después, 15 de enero.

Oración para el Santísimo Nombre de Jesús


Jesús, hijo de Dios,
que quisiste estar entre nosotros,
y vivir como uno de tantos,
anonadándote a vos mismo.
Vos que asumiste la condición de servidor,
ayúdanos a descubrir la sabiduría de la humildad.

Jesús, hermano nuestro,
que naciste del vientre de una mujer,
danos a María como madre, amiga y hermana
que ella nos cuide y proteja con el mismo cariño y ternura
con que te cuidó a vos en la pobreza de Belén
y en la sencillez cotidiana de Nazareth.

Jesús, Dios y hombre
que decidiste vivir en nuestra historia
y sufrir los avatares del tiempo,
que viviste en la humildad de un alma,
conociste la memoria, la esperanza y el temor
-los dos rostros del incierto futuro-
regálanos la confianza
y que al invocar tu Santo Nombre
que está sobre todo nombre
se renueve en nosotros la esperanza.

Jesús, que quisiste ser un Dios con nosotros
y aprendiste a disfrutar de la noche y sus estrellas,
del olor de la lluvia en Galilea,
que disfrutaste la amistad de los hombres y mujeres
y que también experimentaste el dolor, la injusticia,
la soledad y el desconsuelo de la cruz,
que podamos tener tus mismos sentimientos
y que sepamos intuir los aprendizajes del sufrir.

Jesús, que al invocar tu Dulce Nombre
encontremos la fuerza para seguirte,
en la confianza de que vos sos el Señor de nuestra historia.

Amén.


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