Una vida que signó la política neuquina

Lo marcó el asesinato de dos de sus hijos durante la dictadura.

felipe sapag (1917-2010)

La imagen del veterano dirigente fue durante décadas sinónimo de la política neuquina de los últimos 40 años.

marca registrada

La muerte de Felipe Sapag marca el fin de una era en la provincia. Su vida signó la política neuquina de los últimos 40 años, que la ejerció no sólo durante sus cinco mandatos al frente de la Gobernación sino también desde el chalet de la calle Belgrano. Con él se va la estirpe fundadora, no ya solamente del último de los partidos distritales del país, sino de lo que hoy todo el mundo conoce como Neuquén.

En 1999, Felipe Sapag tenía 82 años cuando dejó el poder sin estridencias luego de que los neuquinos inventaran las puebladas. Volvió a su hogar sin pretensión de ejercer padrinazgos y sin querer imponerse como el líder de consulta o el “padre eterno” al que jugaba ser Juan Perón en su “Conducción política”.

Se supo después: su regreso a la lucha política en 1983 fue en homenaje a dos de sus hijos, Enrique y Ricardo, muertos en 1977 por la dictadura militar.

Y otra vez, desafiado en esta ocasión por Jorge Sobisch y el neoliberalismo que aparecieron como una cuña en el centro del Movimiento Popular Neuquino, volvió en 1995 a gobernar Neuquén. Para el veterano político, la etapa sobischista fue sólo un “accidente”, aunque duró tres mandatos constitucionales.

Asimilado por los estudiosos en ciencias políticas al populismo –ese sustantivo peyorativo al momento de definir los movimientos populares en la Argentina– y al desarrollismo por su contenido planificador del crecimiento, Felipe Sapag construyó su liderazgo como un peronista, desde el Estado y sobre la base de organizaciones populares de carácter obrero. En efecto, una huelga –la petrolera de febrero de 1958– le sirvió para consolidarse como dirigente político. Ya había sido elegido intendente de Cutral Co, donde era comerciante, en las elecciones que le dieron la segunda presidencia a Perón.

Y así recordaba Héctor Castillo, periodista e investigador en historia política de la provincia: “Felipe Sapag era comerciante en Cutral Co (era comerciante y uno de los propietarios de Sapag Hermanos, un almacén de ramos generales). Eran muy conocidos. Felipe y Elías Sapag vivían allí”.

Castillo explicó que ésa fue “la época peronista de Felipe. Elías fue el primer presidente del Partido Peronista, desde 1946. En 1952 fueron las primeras elecciones en Neuquén (sólo para elegir autoridades municipales)”. Felipe Sapag fue candidato a intendente, en ese entonces la autoridad era presidente del concejo municipal, mientas que Amado Sapag era elegido en Zapala.

En esa penúltima campaña, la de 1983, Felipe tuvo el apoyo incondicional de su mujer, Estela Romeo. Para ella también era un homenaje a sus hijos muertos y por eso lo acompañó y lo impulsó en su vuelta a la gobernación.

Voto en blanco y Frondizi

El disgusto generado por la orden de Perón de votar en blanco llegada desde el exilio tras el desagrado aún mayor por la defección de Arturo Frondizi, que había llevado a la Unión Cívica Radical Intransigente a la primera magistratura del país gracias al pacto con el peronismo, los hermanos Felipe, Elías y Amado Sapag junto a otros dirigentes peronistas comenzaron a pensar diferente. Surgían en las provincias expresiones peronistas “embanderadas con reivindicaciones de tipo localista”. En esas reuniones un nuevo concepto agrega una bandera a las tres del peronismo: la cuestión federal.

Así, “el peso de la concepción defensiva del federalismo se hace sentir en estos casos, enfatizando el conflicto de intereses entre la Nación y la provincia. En la base de aquella se encuentra la controversia sobre recursos naturales y rentas”.

Fundó y organizó la Corporación para el Desarrollo de Neuquén (Copade), organismo de planificación a cuyo frente puso un ex ideólogo de los planes quinquenales de Perón, Silvio Tosello. Eliminó las escuelas rancho, levantando nuevos edificios para los mismos, a la vez que duplicó la cantidad de colegios. Inauguró por lo menos un colegio secundario en cada pueblo o ciudad. En total, en menos de tres años, construyó 157 edificios escolares.

Fundó la Universidad Provincial de Neuquén, que luego originó la Universidad Nacional del Comahue. Atacó el problema de falta de viviendas. Construyó casi 13.000 casas en el primer gobierno, lo que significó un techo para 50.000 personas.

Impulsó un plan de salud que fue modelo en el país y en América del Sur. Su puesta en marcha creó un sistema con hospitales cabecera, centros de salud y atención primaria que modificaron sustancialmente las condiciones de vida de los neuquinos.

Se planificaron obras de infraestructura –caminos, puentes, saneamiento– y comenzó la actividad forestal.

El mismo impulso recibió toda la actividad económica, con una ley de promoción a las inversiones turísticas, agropecuarias e industriales, pieza clave de la política desarrollista. Por primera vez desde la constitución del Territorio, se cedieron tierras fiscales a comunidades mapuches originarias. Por decreto, Sapag cedió casi 200.000 hectáreas a sus ocupantes ancestrales.

El 18 de marzo de 1962 el MPN ganó las elecciones como un partido neoperonista. Pero esos comicios se anularon porque, justamente ganaron los peronistas, y entonces el MPN se refundó. Contemporáneamente, apareció la bandera del federalismo. Y ésa, según Castillo, fue “otra de las grandes intuiciones del MPN, que después se constituyó en lo más auténtico y genuino” y permitió “desperonizar el partido”.

Castillo recordó el papel que jugó el MPN en las elecciones de 7 de julio de 1963 y sus consecuencias. Además de ser la primera victoria del partido provincial, Elías Sapag, el hermano senador, fue determinante en el Colegio Electoral para la elección de Arturo Illia como presidente.

La segunda gobernación fue entre 1970 y 1973, por convocatoria del dictador Juan Carlos Onganía. Según Castillo, “las elecciones en 1973 fueron terribles. Después de ese choque, ya directamente el MPN reconoció sus raíces peronistas pero rechazó la doctrina a cara de perro”. Durante la dictadura militar que gobernó el país desde 1976, fueron muertos sus hijos Enrique y Ricardo, que militaban en la Tendencia Revolucionaria del peronismo. Sus restos le fueron entregados a la familia luego de intensas gestiones con las autoridades militares de la época, y su duelo se tradujo, para Chela y Felipe Sapag en una adhesión importante a la causa de la defensa de los derechos humanos, aun cuando esa proximidad le significó la incomprensión de algunos de sus viejos simpatizantes.

En 1983, su mujer lo acompañó en la campaña desde el primero al último de los días. Chela decía que la vuelta de Felipe Sapag, a los 66 años, era un homenaje a sus hijos Ricardo y Enrique. Ya comenzaban a cambiar los vientos sociales para el viejo líder: los obreros de la construcción que trabajaban en la presa de Piedra del Águila protagonizaron una huelga histórica. En 1995, casi sin gastos de campaña y sólo por su carisma, derrotó en las elecciones internas al entonces gobernador Jorge Sobisch, representante del ala neoliberal del partido, y llegó a su quinta gobernación, signada por el comienzo de los grandes conflictos sociales –atravesó dos puebladas en Cutral Co y Plaza Huincul– y una economía en declive. En junio de 1996 lo obligaron a volver de una reunión de gobernadores en La Pampa y fue agredido en una asamblea popular en los piquetes de las ciudades petrolera. Menos de un año después, la pueblada se repitió en medio de una huelga docente. Allí murió Teresa Rodríguez durante la represión.

En 1999, su contrincante de cuatro años antes volvió al gobierno y remodeló el partido y la provincia. Sus hijos, Luis Felipe y Silvia continúan en política.

Ya retirado, el 4 de septiembre de 2008, fue designado ciudadano ilustre de la capital neuquina, la ciudad que temió su llegada en 1963, “porque se iban a venir los chatos de Cutral Co”. Y recibió un homenaje similar de la Legislatura provincial. (AN)

EN 1963, Sapag compartió mandato con el radical.

JURAMENTO

Toma juramento al joven Salvatori, De Nevares mira.

Impulsaron el polo petroquímico.

Lo visitó antes de ganar la presidencia.

El radical le ofreció ser embajador.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios