Renació el histórico bar, el más céntrico de Cipolletti

“1946” se llama ahora para conmemorar el año en que fue inaugurado el café que guarda añoranzas de la vida de los chacareros que le dieron su carácter.

Un año después de cerrar el tradicional bar y pool Cipolletti, el más antiguo del centro de la ciudad, dos sábados atrás reinauguró con nuevos dueños y totalmente remozado.
Cambió de nombre pero conservó la esencia que tuvo, gracias a una puesta en valor de dos jóvenes profesionales cipoleñas.

Fue una auténtica fiesta la reapertura del ahora café-bar “1946”, así llamado en homenaje al año en que los primeros parroquianos entraron al flamante local de Roca casi Villegas y lo hicieron suyo por más de 70 años. Lo testimonia David Dana, un joven de 33 años, igual que su esposa Gimena Blanco, quienes tomaron la posta de manos de Juan José Rolando, su dueño por décadas y que en octubre de 2019 había plantado bandera agotado por la crisis económica, su salud quebrantada y el declive del negocio.

David dice que lo abrió a todo el pueblo de Cipolletti: “No lo siento mío, lo siento de todos”.

“Tenemos la misma marca de café que se tira desde hace más de 50 años. Juan y sus clientes más fieles me pidieron que no la toque”.

David Dana, el nuevo dueño


“Estamos arraigados, somos cipoleños nacidos y criados. Cuando nos enteramos que se venía el cierre con Juan lo charlamos muchas veces; lo mirábamos de reojo pero nunca pasó nada y ante los rumores de que había grandes cadenas de electrodomésticos interesadas en el salón, me empecé a preocupar y un día de golpe llamé, alquilé el local y lo encaré. Fue algo así, emocional. Lo hablé con Juan antes, él me dio todo su apoyo para seguir adelante”.


“La gente entra, lo felicita, está todo el mundo contento
, como que se necesitaba esta noticia, abrió el bar histórico y se llena todos los días”, confirma Agustina Niembro Buffolo, la arquitecta que junto a la diseñadora de interiores Camila Pomiès proyectaron y dirigieron la renovación.

“Era un público muy masculino y mayor, el lugar de encuentro de los hombres acá y donde los chacareros se juntaban a hacer negocios”.

Agustina Niembro, arquitecta


Lo de café-bar actual –explica David– es porque “amalgama lo que es la mañana, un lugar muy tradicional para desayunar y después tenemos almuerzos muy livianos tipo “brunch”, y a la tarde-noche no es un restaurante, pero sí son comidas muy ricas, tradicionales como las que tenés en casa”. También hay un fuerte énfasis en la coctelería de autor con un bar tender y un maestro pizzero, quienes integran un plantel de 12 personas.

El rediseño buscó la actualización al tiempo que los antiguos clientes se reencuentren con las cosas que antes conocían pero reversionadas o en otros lugares.

El local es muy grande, de 240 m2, por lo que da cabida a más de 100 cubiertos. Parte del piso original de granito es uno de los detalles rescatados, lo mismo que la barra o las luminarias, unas bolas de opalina que ahora son el corazón del negocio. La fachada se retiró de la línea municipal para dar lugar a un pequeño patio con vista a la calle y una barra. Adentro un mural del ilustrador colombiano Andrés Polan que recrea la historia de Cipolletti, el bar, el Alto Valle y la fruticultura.

El bar y la terminal estrenaron el edificio

El bar Cipolletti se inauguró en 1946 con los hermanos Giacinti al frente. Después lo adquirió la familia Casali y esta lo vendió a Emilio Parra.

Casi en la esquina de Roca y Villegas, a la derecha en la foto, la vidriera de ingreso al bar. (Foto gentileza)

El 28 de setiembre de 1974 lo compró el padre de Juan José Rolando, a quien luego se lo entregó y que lo mantuvo hasta 2019. Un gran torneo de billar fue la despedida a la que asistió gente de todas partes.


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