“René Favaloro y la depresión”
Realmente fue una pena para los argentinos y también para el mundo perder a René Favaloro, por ser alguien muy difícil de reemplazar tanto en su bondad como en su conocimiento. Qué lástima que no expresara públicamente el cuadro depresivo que estaba atravesando esta persona tan querida, que no pudo sobreponerse al gran dolor y la congoja que le alteraron la química del cerebro. Sí, digo “la química” porque le pregunté a un psiquiatra amigo qué era la depresión, si era un estado mental o químico, y le dije que para mí es químico. Me comentó que él lo discute con sus colegas y que también opina que es químico, por eso pienso que el mensaje era muy fuerte y difícil de desbloquear y tuvo un convencimiento erróneo. Así, al no poder superar ese gran trance del que no pudo salir, ya muy desconsolado, tuvo un deseo sin control totalmente equivocado y se suicidó. Qué pena, porque tengo entendido que una de las causas principales que provocaron este deseo depresivo de muerte fueron los problemas financieros que atravesaba su querida fundación. Creo que tocó puertas equivocadas y tengo entendido que había una deuda de 30 millones de dólares, una cifra muy fácil de conseguir sin arrastrarse para un grosso como éste, como lo llamaría la juventud. Ahora pienso, cómo me hubiera gustado charlar sólo 15 minutos con este hombre tan importante y, por ejemplo, decirle “vamos a la televisión” y que en plena entrevista dijera “estoy tremendamente deprimido y si no consigo 30 millones de dólares me voy a pegar un tiro”. Entonces, después de esta declaración y en un tiempo muy breve creo sin temor a equivocarme que no sólo iba a conseguir 30 millones… ¡seguro que conseguía 100! Como era tan querido, si hubiera hecho pública su congoja, seguro que solucionaba su problema. Por eso pienso que a cualquiera le puede pasar. Hay que aprender a charlar y decir las cosas, porque algo provoca un gran malestar y altera la química del cerebro y como éste reacciona a veces impulsivamente con un reflejo condicionado no se llega a razonar lo que está bien y lo que está mal y lamentablemente en este caso este querido personaje no superó el trance. Bueno, razonemos. Si algo provoca un deseo erróneo, algo saca de ese estado que lleva a las personas a cometer este gravísimo error y la vida continúa, porque para el suicidio no hay justificativo posible, sólo hay momentos impulsivos en que los seres pierden el control de la razón. Ahora bien, pensemos que mientras la persona permanezca con vida hay posibilidades y los problemas en su mayoría se arreglan y no se solucionan con la muerte, porque por más que el individuo muera el problema continúa. Hay que mentalizarse porque de una manera u otra todos vivimos permanentemente una búsqueda de soluciones y, como le dijo un amigo mío a alguien bajoneado, “no te pegues un tiro, pegale un tiro al problema”, que todo se soluciona. Para terminar, a alguien también muy querido mundialmente llamado César Millán, conocido por ser el famoso “encantador de perros”, cuando estaba en Inglaterra su mujer le pidió el divorcio y fue tan grande su depresión que intentó suicidarse tomando pastillas para dormir. Por suerte alguien lo vio en un muy mal estado y pudieron salvarlo de la muerte. Gracias a esta persona hoy César Millán vive y alegra el corazón de muchos niños y adultos debido a la comprensión y amor que siente por los animales, principalmente los perros, que son indiscutiblemente los mejores amigos de los hombres. Entonces, digo gracias por estas lindas cosas, César, y las que traerás por estar vivo. Lamentablemente a René Favaloro no le falló la bala porque el clic del percutor seguramente lo hubiera vuelto a la realidad y se hubiera preguntado “¿qué estoy haciendo?”… ¿o no pudo René Favaloro equivocarse y errar el tiro y así seguir existiendo? Horacio Marcote, DNI 11.233.956 – Neuquén
Horacio Marcote, DNI 11.233.956 – Neuquén
Realmente fue una pena para los argentinos y también para el mundo perder a René Favaloro, por ser alguien muy difícil de reemplazar tanto en su bondad como en su conocimiento. Qué lástima que no expresara públicamente el cuadro depresivo que estaba atravesando esta persona tan querida, que no pudo sobreponerse al gran dolor y la congoja que le alteraron la química del cerebro. Sí, digo “la química” porque le pregunté a un psiquiatra amigo qué era la depresión, si era un estado mental o químico, y le dije que para mí es químico. Me comentó que él lo discute con sus colegas y que también opina que es químico, por eso pienso que el mensaje era muy fuerte y difícil de desbloquear y tuvo un convencimiento erróneo. Así, al no poder superar ese gran trance del que no pudo salir, ya muy desconsolado, tuvo un deseo sin control totalmente equivocado y se suicidó. Qué pena, porque tengo entendido que una de las causas principales que provocaron este deseo depresivo de muerte fueron los problemas financieros que atravesaba su querida fundación. Creo que tocó puertas equivocadas y tengo entendido que había una deuda de 30 millones de dólares, una cifra muy fácil de conseguir sin arrastrarse para un grosso como éste, como lo llamaría la juventud. Ahora pienso, cómo me hubiera gustado charlar sólo 15 minutos con este hombre tan importante y, por ejemplo, decirle “vamos a la televisión” y que en plena entrevista dijera “estoy tremendamente deprimido y si no consigo 30 millones de dólares me voy a pegar un tiro”. Entonces, después de esta declaración y en un tiempo muy breve creo sin temor a equivocarme que no sólo iba a conseguir 30 millones... ¡seguro que conseguía 100! Como era tan querido, si hubiera hecho pública su congoja, seguro que solucionaba su problema. Por eso pienso que a cualquiera le puede pasar. Hay que aprender a charlar y decir las cosas, porque algo provoca un gran malestar y altera la química del cerebro y como éste reacciona a veces impulsivamente con un reflejo condicionado no se llega a razonar lo que está bien y lo que está mal y lamentablemente en este caso este querido personaje no superó el trance. Bueno, razonemos. Si algo provoca un deseo erróneo, algo saca de ese estado que lleva a las personas a cometer este gravísimo error y la vida continúa, porque para el suicidio no hay justificativo posible, sólo hay momentos impulsivos en que los seres pierden el control de la razón. Ahora bien, pensemos que mientras la persona permanezca con vida hay posibilidades y los problemas en su mayoría se arreglan y no se solucionan con la muerte, porque por más que el individuo muera el problema continúa. Hay que mentalizarse porque de una manera u otra todos vivimos permanentemente una búsqueda de soluciones y, como le dijo un amigo mío a alguien bajoneado, “no te pegues un tiro, pegale un tiro al problema”, que todo se soluciona. Para terminar, a alguien también muy querido mundialmente llamado César Millán, conocido por ser el famoso “encantador de perros”, cuando estaba en Inglaterra su mujer le pidió el divorcio y fue tan grande su depresión que intentó suicidarse tomando pastillas para dormir. Por suerte alguien lo vio en un muy mal estado y pudieron salvarlo de la muerte. Gracias a esta persona hoy César Millán vive y alegra el corazón de muchos niños y adultos debido a la comprensión y amor que siente por los animales, principalmente los perros, que son indiscutiblemente los mejores amigos de los hombres. Entonces, digo gracias por estas lindas cosas, César, y las que traerás por estar vivo. Lamentablemente a René Favaloro no le falló la bala porque el clic del percutor seguramente lo hubiera vuelto a la realidad y se hubiera preguntado “¿qué estoy haciendo?”... ¿o no pudo René Favaloro equivocarse y errar el tiro y así seguir existiendo? Horacio Marcote, DNI 11.233.956 - Neuquén
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