Las dudas sobre la muerte del gomero Alberto Costa

A un año y medio del accidente que le costó la vida al ciclista en la Ruta 22 en Roca quedan interrogantes pendientes. ¿Quién era la víctima? La causa quedó en el medio de la reforma judicial.

El kilómetro n°1174 de la ruta nacional 22 entre las calles Jujuy y Vintter de Roca tiene de todo: un aserradero, un destacamento de vialidad provincial, una compraventa de autos usados, muchas cebollas de oferta a $100, casas de fin de semana, el tradicional colegio San Miguel y negocios de artículos regionales. Tiene de todo menos iluminación. Entre otras cosas, eso fue lo que faltó en la madrugada del 21 de febrero de 2016 cuando Alberto Costa murió atropellado ahí. Su cuerpo estuvo por lo menos dos horas tendido en la banquina de la ruta hasta que llegó la policía. Fernando Genoud manejaba una Toyota Hilux negra en ese mismo kilómetro y lo atropelló. El impacto, la muerte y la óptica izquierda dañada. El capó abollado, el parabrisas roto, y los metros del cuerpo en la caja. El cadáver herido en la margen norte de la ruta que consta en la certificación judicial. El pedido de ayuda a vecinos por un taxi, las por lo menos dos horas de ausencia del conductor, su entrega en Stefenelli, la alcoholemia positiva de ambos, la falta de seguro del vehículo, un domingo en la cárcel, la libertad, todas son huellas de una historia reciente.

¿Quien era Alberto Costa?

Costa era gomero. “No se si era lo que le gustaba o lo que le tocó hacer en la vida” contó Silvana, su hija menor de 19 años. Un hombre trabajador que vivía en el barrio Quinta 25 con su otro hijo , el mayor. Estaba divorciado desde hacía 20 años. Todas las mañanas se levantaba a las 7 y se iba a trabajar. Recorría las gomerías de la ciudad o hacía changas en las chacras, la última que recuerda su hija fue en una plantación de rosas en la zona del autódromo . La gomería de “Luisito”, frente al canalito de la calle San Juan era uno de sus lugares preferidos para trabajar. Volvía a las 10 de la noche para preparar la comida y cenar en la casa de la familia de su hija en barrio Noroeste. Le gustaba cocinar. Preparaba guisos potentes y cuando podía una buena cazuela de mariscos. Pero ese sábado se hicieron las 10 de la noche y lo esperaron para comer, pero no volvió.

Era callado y de bajo perfil, quienes lo conocieron repiten que hablaba poco y que sus palabras eran solo las necesarias. Tenía 47 años y había nacido en Buenos Aires, de ahí que algunos le decían el “porteño”, otros “Lani” y algunos “nono”. Muchos apodos para identificar a un nómade de las gomerías. Los últimos años habían sido duros para Alberto: en 2014 estuvo 3 meses internado en terapia intensiva por una neumonía resistente, y en mayo de 2015 un incendio originado por una vela en su casa de calle Don Bosco lo dejó con lo puesto. Se fue a vivir con ella, pero a la semana se mudó con su hijo. Varios golpes en poco tiempo.

“Tenía amigos en Stefenelli, un matrimonio con los que a veces se juntaba a comer” contó Silvana buscando interpretar la presencia de su papá tan lejos del barrio. Todavía quebrada por la pérdida, recordó con detalles los pasos que tuvo que cumplir después de reconocer el cuerpo por su DNI , la billetera y un zapato marrón. La bicicleta negra tipo playera que lo trasladaba a todos lados quedó “hecha un bollito”, explicó mientras juntaba los dedos de sus manos recién pintadas.

“A mi hijita le dijimos que él se fue de viaje, pero como ahora está mas grande se da cuenta”, dice sobre la explicación que le dieron a la nena que solía jugar con los bigotes intermitentes de su abuelo. Silvana va a la escuela nocturna, el resto del día se dedica a cuidar a su hija y a las cosas “de la casa”. Viven hoy con su esposo e hija en la casa de Alberto, ellos se encargaron de arreglarla después del incendio y tienen planes de ampliarla.

“Lo dejaron tirado”

“A mi papá lo dejaron tirado como un perro en la ruta”, recordó entre lágrimas Silvana. “Una persona que tiene un accidente solamente no reacciona así, no es normal para mi” agregó sobre la responsabilidad del conductor de la Hilux. Descree del grado de culpa de su papá en hecho que le costó la vida.

La causa quedó justo en el medio de los cambios implementados el desde el 1 de agosto en Río negro. A partir de la reforma procesal penal el caso pasó íntegramente a la fiscalía del Dr. Garrido, quien deberá adecuar su continuidad al nuevo proceso, con instancias y herramientas procesales distintas a las anteriores. Hasta el momento, el fiscal no ha tomado ninguna determinación y la (ex) jueza de instrucción Natalia González, ahora jueza de Garantías, quien estaba al frente del caso, ya no está facultada para tomar ningún tipo de medida de oficio. La fiscalía se encuentra ahora analizando el expediente para evaluar la prueba existente hasta el momento y definir la estrategia procesal correspondiente, de acuerdo al nuevo código. La familia Costa cree que todo quedará en la nada.

“A mi hijita le dijimos que él se fue de viaje, pero como ahora está más grande ya ella se da cuenta”.

Silvana explicó así la ausencia de Alberto en la familia.

Causa con la ley vieja

En el momento del accidente no estaba vigente la ley N° 27347, aplicable desde el 6 de enero de este año. La nueva reglamentación agravó la pena para los homicidios en accidentes de tránsito. Por lo tanto, la escala penal aplicable es la anterior, que imponía penas de 6 meses a 5 años de prisión para los responsables.

Para la defensa de Genoud, Costa se cruzó

La defensa de Fernando Genoud esta a cargo del abogado Darío Sujonitzky. La estrategia gira en torno a la responsabilidad de Costa en el momento del accidente. Sostiene que no hay ningún elemento en la causa que indique que se cometió alguna imprudencia o un acto antirreglamentario . Consideran que la alcoholemia positiva en el conductor no tiene ningún nexo de causalidad en el hecho, que el ciclista se cruzó. Sobre el alejamiento de Genoud de la escena del accidente, la defensa sostiene que la camioneta se prendió fuego tras el impacto y que su intención fue trasladarse hasta su casa para buscar a su esposa. Destaca además, que no hay frenadas en el lugar del hecho y que la Toyota Hilux no circulaba con exceso de velocidad. Citan además, antecedentes psiquiátricos de la víctima y la posibilidad de que el alcohol que tenía en sangre Costa y algún medicamento, genere una combinación fatal. “Río Negro” se comunicó con Genoud, quien accedió a dar su versión de los hechos condicionada al tenor de este artículo.

Costa era gomero. “No sé si era lo que le gustaba o lo que le tocó hacer en la vida”, contó Silvana, su hija menor de 19 años.

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“A mi hijita le dijimos que él se fue de viaje, pero como ahora está más grande ya ella se da cuenta”.
Costa era gomero. “No sé si era lo que le gustaba o lo que le tocó hacer en la vida”, contó Silvana, su hija menor de 19 años.

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