Roxette trae a Neuquén su nostálgico viaje al pasado

Un anticipo del show que el dúo sueco dará esta noche en el Ruca Che.

Como repatriado sin escalas desde los 90, el dúo sueco Roxette repasó anteanoche en el Luna Park, ante de su presentación de esta noche en el Estadio Ruca Che de Neuquén, las canciones más aclamadas de su repertorio y consiguió dar forma, durante casi dos horas, a un espectáculo que, más que un concierto, fue un viaje en el tiempo ideal para nostálgicos y sentimentales. A 20 años de su primera presentación en Argentina y a tan sólo uno de su última visita, Marie Fredriksson y Per Gessle protagonizaron un show colmado por treintañeros melancólicos que vitorearon cada una de las 19 canciones del grupo formado en 1986 que lleva vendidos más de 75.000 discos. En el marco del único concierto porteño de una gira local que continua hoy por Neuquén, y luego sigue por Mar del Plata, Rosario y Córdoba, la dupla irrumpió en el escenario del Luna con “Dressed for success” del disco “Look Sharp!” (1988), uno de sus temas pop más alegóricos. Con canciones que tienen más de 20 años, el par de suecos que actualmente surfean las cinco décadas demostró saber bailar al ritmo del paso del tiempo: durante las dos horas de show, logró recrear un concierto que poco tiene que envidiarle al que ofreció en 1992 en el estadio Vélez Sarsfield, cuando recién arrimaban los 30 y reinaban en el universo pop. En un show detenido en el tiempo, donde el concepto de “clásico de la banda” abarcó a la totalidad de su repertorio, la elección para comenzar el concierto incluyó los temas “Sleeping in my car”, “Silver blue”, “The big Love” y “The perfect day”. Seguidos por los favoritos “Dangerous”, “Joryde”, “The Look” y “How do you do”, el dúo oriundo de Estocolmo terminó por confirmar la fidelidad del público. Acompañados por una banda que sorprendió por su solidez, y un guitarrista que se compró al público cuando improvisó “De música ligera” de Soda Stéreo, Roxette consiguió generar un show de una energía pareja, que no decayó en ningún momento. Luego, los lentos, esa marca registrada del grupo que en la voz de Marie se convirtieron en himnos amorosos de toda una época, alcanzaron a configurar los momentos más intensos de la noche. “It must have been love”, “Listen to your hart”, “Fading like a flower” y “Spending my time”, interpretados con la misma fuerza vocal de antaño, demostraron la titánica recuperación de Fredriksson, operada de un tumor cerebral en 2002 que la obligó a tener que a aprender a leer, hablar y escribir nuevamente. Como en un acuerdo tácito entre el público y los músicos, el show de Roxette no fue otra cosa que darle “play” a un viejo casette de cinta que reprodujo canciones capaces de catapultarnos a antaño. (Télam)


Como repatriado sin escalas desde los 90, el dúo sueco Roxette repasó anteanoche en el Luna Park, ante de su presentación de esta noche en el Estadio Ruca Che de Neuquén, las canciones más aclamadas de su repertorio y consiguió dar forma, durante casi dos horas, a un espectáculo que, más que un concierto, fue un viaje en el tiempo ideal para nostálgicos y sentimentales. A 20 años de su primera presentación en Argentina y a tan sólo uno de su última visita, Marie Fredriksson y Per Gessle protagonizaron un show colmado por treintañeros melancólicos que vitorearon cada una de las 19 canciones del grupo formado en 1986 que lleva vendidos más de 75.000 discos. En el marco del único concierto porteño de una gira local que continua hoy por Neuquén, y luego sigue por Mar del Plata, Rosario y Córdoba, la dupla irrumpió en el escenario del Luna con “Dressed for success” del disco “Look Sharp!” (1988), uno de sus temas pop más alegóricos. Con canciones que tienen más de 20 años, el par de suecos que actualmente surfean las cinco décadas demostró saber bailar al ritmo del paso del tiempo: durante las dos horas de show, logró recrear un concierto que poco tiene que envidiarle al que ofreció en 1992 en el estadio Vélez Sarsfield, cuando recién arrimaban los 30 y reinaban en el universo pop. En un show detenido en el tiempo, donde el concepto de “clásico de la banda” abarcó a la totalidad de su repertorio, la elección para comenzar el concierto incluyó los temas “Sleeping in my car”, “Silver blue”, “The big Love” y “The perfect day”. Seguidos por los favoritos “Dangerous”, “Joryde”, “The Look” y “How do you do”, el dúo oriundo de Estocolmo terminó por confirmar la fidelidad del público. Acompañados por una banda que sorprendió por su solidez, y un guitarrista que se compró al público cuando improvisó “De música ligera” de Soda Stéreo, Roxette consiguió generar un show de una energía pareja, que no decayó en ningún momento. Luego, los lentos, esa marca registrada del grupo que en la voz de Marie se convirtieron en himnos amorosos de toda una época, alcanzaron a configurar los momentos más intensos de la noche. “It must have been love”, “Listen to your hart”, “Fading like a flower” y “Spending my time”, interpretados con la misma fuerza vocal de antaño, demostraron la titánica recuperación de Fredriksson, operada de un tumor cerebral en 2002 que la obligó a tener que a aprender a leer, hablar y escribir nuevamente. Como en un acuerdo tácito entre el público y los músicos, el show de Roxette no fue otra cosa que darle “play” a un viejo casette de cinta que reprodujo canciones capaces de catapultarnos a antaño. (Télam)

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