Rumbo al refugio Frey

Es el trekking más habitual del verano en Bariloche. Demanda unas cuatro horas y ofrece imágenes inolvidables.

El sonido del agua que corre con fuerza por el arroyo Van Titter, a mitad de camino, en un entorno boscoso refugiado del viento, concede el último aliento para encarar el tramo final (y el caracol) para llegar hasta el refugio Frey.

Es el trekking más habitual en verano para quienes desean adentrarse en el mundo del andinismo en Bariloche.

El camino –que puede demandar 4 horas (los más entrenados lo hacen en 3)– transita un sendero de dificultad baja que parte de la base del cerro Catedral y atraviesa un arroyo, un bosque y un sector casi descampado con esqueletos de viejos árboles quemados en un incendio.

Todo el camino desprende atractivos naturales propios de la zona cordillerana y al llegar a la meta, el refugio Frey, espera la camaradería de decenas de personas que ascienden cada día.

A 1.700 metros sobre el nivel del mar, el refugio está rodeado por la laguna Toncek y las agujas rocosas del cerro Catedral, esas que se observan como la silueta de la montaña cuando se mira desde lo lejos.

Este verano, por segundo año consecutivo, se debe hacer reserva para pernoctar pero también es un paseo ideal para hacerlo en el día y disfrutar de las vistas, siempre y cuando las condiciones (del tiempo y de cada uno) lo permitan.

Alfredo Leiva


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