Maíz en el feedlot: la disyuntiva entre grano entero y partido

Es una decisión que involucra muchas variables, desde características del animal y del cultivo hasta la escala e infraestructura del productor ganadero. Ofrecemos un análisis integral en este artículo.

De los temas que dividen aguas en la alimentación de los sistemas de encierre a corral, el procesamiento del grano de maíz es uno de los más discutidos. A mi modo de ver, esto es así porque existen factores que inclinan la balanza hacia uno de los dos lados. Vayamos primeramente a lo básico: procesar el grano de maíz implica tomar un grano entero seco (menos de 17% de humedad) y partirlo/molerlo por vía de partidoras que pueden ser a base de rodillos o a martillo. Adicionalmente, existe la posibilidad de cosechar el grano con entre 28% y 32% de humedad, cuando ya se encuentra en madurez fisiológica, y meterlo en una bolsa o confeccionar un búnker con ese material para que se ensile y se estabilice por un tiempo, dándose luego de comer al ganado como silaje de grano húmedo de maíz.

Aprovechamiento del grano entero de maíz en feedlot


La forma tradicional de dar de comer el grano de maíz al ganado ha sido mediante un procesado previo. La razón para esto es que, al partir el grano, el almidón contenido dentro del mismo queda disponible más rápidamente para ser fermentado por los microbios ruminales, que lo transforman en ácidos grasos volátiles que constituyen la principal fuente de energía para el animal. De no partirse el grano, el aprovechamiento de este depende de la masticación que realiza el animal, la cual puede ser más o menos eficiente de acuerdo con diversos factores. Ejemplos de estos factores incluyen la edad del animal, el nivel de fibra de la dieta, el tipo de grano de maíz y su grado de humedad.

Básicamente, a mayor edad, menor es la eficiencia de la masticación, ya que el número de bocados/día es bastante constante dentro del rango normal de edades, pero el consumo de un ternero de 200 kg es claramente inferior al consumo de un novillo de 350 kg. Asimismo, animales más jóvenes poseen un orificio retículo-omasal más pequeño, lo que aumenta las chances de que granos enteros sin procesar se queden en el rumen por un tiempo más, vuelvan a ser regurgitados por el animal, remasticados y procesados previo a un nuevo ingreso al rumen.

Maíz en Río Negro. Foto: archivo Cecilia Maletti.
Maíz en Río Negro. Foto: archivo Cecilia Maletti.

En cuanto al nivel de fibra dentro de la ración de feedlot, la eficiencia del procesamiento del grano vía masticación se reduce a medida que aumenta el nivel de fibra en la dieta, y esto sucede porque la tasa de pasaje (vinculada al tiempo en que el alimento reside en el rumen y susceptible de fermentación microbiana) aumenta con el nivel de fibra de la dieta, haciendo que más proporción del grano sin tocar pase directamente al intestino desde el rumen, y se pierda en bosta.

En tercer lugar, el tipo de maíz impacta en la eficiencia de masticación: maíces amarillos, del tipo semidentados o dentados son más largos que los colorados tipo Flint, y eso los hace más susceptibles a ser masticados. Además, los granos más amarillos poseen un tipo de almidón más fácil de ser aprovechado por los microbios ruminales (endosperma harinoso) versus el de los Flint, que contienen mayor proporción de endosperma cristalino.

«La recomendación para grano entero sería usarlo sobre categoría jóvenes, con mínima inclusión de fibra en ración, usar granos amarillos y largos, y cosecharlos húmedos.»

Darío Colombatto, consultor internacional en ganadería de carne.

Por último, el grado de humedad del grano impacta la facilidad de masticación por parte del animal: granos cosechados con 30% de humedad y ensilados enteros tienen mayor nivel de aprovechamiento que granos secos (menos de 17% de humedad) enteros. Sin lugar a duda, técnicamente hablando, usar grano de maíz cosechado y ensilado con 30% de humedad, partido, es el que mejor resultado productivo entrega.

En síntesis, si hubiéramos de usar grano entero en un feedlot desde el punto de vista técnico solamente, la recomendación ideal sería usarlo sobre categoría jóvenes, con mínima inclusión de fibra en ración (menos de 10% de alimento voluminoso en base materia seca), usar granos amarillos y largos, y cosecharlos húmedos.

Procesamiento del maíz en feedlot: cada establecimiento es un mundo


A esta altura, alguno se estará preguntando por el tema de la acidosis en dietas con baja fibra. La buena noticia es que el grano entero se comporta bien en esta situación, ya que al ser de más lenta fermentabilidad en rumen, la acumulación de ácidos es más lenta y la insalivación ayuda a contrarrestarla. Salvo lo de usar granos húmedos, el uso de grano entero fue muy utilizado en Argentina cuando tuvimos la época del ternero bolita, en sistemas de poca sofisticación y donde la fibra era cara y difícil de manipular. Hoy por hoy, la situación ha cambiado, pero aún el uso de grano entero sigue siendo bastante habitual. Veamos por qué, si técnicamente aparecería como una falta de eficiencia.

Cuando se asesora un campo, una de las cuestiones que encuentro más desafiantes es poder tener una visión global sobre el sistema, y entender los objetivos del productor y su empresa. A partir de ahí, y relacionando esto con el tema que nos ocupa hoy, es que aparecen otros factores que pueden hacerme definir sobre partir o no el grano de maíz. Ejemplos de estos son objetivos productivos, escala, distancia al pueblo, disponibilidad de energía eléctrica, maquinarias e instalaciones, etc. Toda recomendación técnica que realizar debería darse mirando todos estos factores.

Vamos al grano: si el productor al que asesoro es un criador que este año decidió quedarse con un lote de terneros para recriar y luego terminar a corral, pero se queda con 150 terneros, no tiene disponibilidad de mixer, casi nada de fibra tipo rollos o silajes y las instalaciones no son sofisticadas (incluso, como pasa mucho, puede acceder al sistema de silo de autoconsumo como opción), más un escaso y muchas veces poco calificado personal, ¿cómo se les ocurre que la recomendación debería ser, de todas maneras, partir el grano? ¿Hay que pedirle que compre un mixer? ¿Y si el año que viene no retiene terneros? ¿Y si luego cambia de opinión y en lugar de engordar los animales los vende como recriados, pretendiendo vender el maíz? Como ven, hay muchos “dependes” que influencian la decisión a tomar.

Grano partido de maíz en feedlot: aprovechamiento versus merma


Para ir redondeando, uno siempre se encuentra con gente que le dice “pero se aprovecha mejor el grano partido…”. Veamos, ¿cuánto más se puede aprovechar un grano partido con respecto a uno entero? Estudios de INTA sugieren que se puede mejorar hasta un 5-6%, pero un tema que no se toca habitualmente es el de las mermas asociadas con ese proceso, las cuales, según el mismo INTA, en promedio redondean un 5% (lo mínimo que tengo medido en feedlots profesionales de Argentina es 3%). Esto significaría que lo que se gana por un lado, se puede perder por el otro.

Como ya fuera mencionado, la flexibilidad del productor chico/mediano debe ser respetada, sobre todo si él produce el grano en su campo y por ende su costo de oportunidad es más barato que comprarlo afuera. Ya fue mencionado el tema del uso de los silos de autoconsumo, donde por definición la infraestructura es limitada y la dinámica del consumo diario desconocida, y donde por ende el uso del grano entero es casi indiscutible. Distinta es la situación de un feedlot a gran escala, que recibe maíz de diferentes orígenes, que hace hotelería de hacienda para la industria frigorífica, que manipula fibra con más solvencia, etc. En estos casos, procesar el maíz resulta más simple y hasta requerido (aunque la minimización de las mermas es primordial).

Dato

5%
Merma promedio asociada al procesamiento del maíz.

Lejos de agotarse, la cuestión de procesar o no el grano de maíz en el encierre a corral nos invita a pensar en términos productivos, empresariales y hasta sociales. Los “depende” que a muchos molestan, pero que reclaman una decisión que englobe todos los aspectos posibles.

(*) Ing. Agr. Darío Colombatto, PhD. Profesor titular FAUBA. Investigador INPA-Conicet. Consultor internacional en ganadería de carne.


Seguí AQUÍ el canal de Whastapp del suplemento Rural de Diario RÍO NEGRO, donde recibirás novedades y material exclusivo sobre el agro de Río Negro, Neuquén y toda la Argentina.



De los temas que dividen aguas en la alimentación de los sistemas de encierre a corral, el procesamiento del grano de maíz es uno de los más discutidos. A mi modo de ver, esto es así porque existen factores que inclinan la balanza hacia uno de los dos lados. Vayamos primeramente a lo básico: procesar el grano de maíz implica tomar un grano entero seco (menos de 17% de humedad) y partirlo/molerlo por vía de partidoras que pueden ser a base de rodillos o a martillo. Adicionalmente, existe la posibilidad de cosechar el grano con entre 28% y 32% de humedad, cuando ya se encuentra en madurez fisiológica, y meterlo en una bolsa o confeccionar un búnker con ese material para que se ensile y se estabilice por un tiempo, dándose luego de comer al ganado como silaje de grano húmedo de maíz.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora