Se vuelve a apostar a la casa propia para todos

En la capital neuquina, hay 14.000 familias que necesitan una vivienda, realizar refacciones o esperan la instalación de los servicios. Municipio y Provincia trabajan para achicar esa cifra.

El cambio de signo político del Municipio capitalino después de 20 años, aceitó los canales de comunicación con la Provincia y uno de los sectores beneficiados será el de las viviendas.


La Agencia de Desarrollo Urbano Sustentable (ADUS) y el Instituto Provincial de Vivienda y Urbanismo (IPVU) trabajan en mejorar el registro que permitirá actualizar datos sobre la demanda real de la ciudad.

Actualmente, la cifra solo puede estimarse, explicó el presidente de ADUS/IPVU, Marcelo Sampablo. Unas 14.000 familias precisan soluciones habitacionales, entre viviendas, refacciones e infraestructura. Sin embargo, hay gente que se inscribió hace mucho tiempo y su situación no se fue actualizando.

Ahora, Sampablo indicó que se está trabajando con el Municipio capitalino en una plataforma conjunta. Se entrecruzan datos para obtener un registro más claro.


Dato

1.342
viviendas se entregaron en la ciudad de Neuquén desde 2015, según datos del IPVU.

Figurar en el famoso “Ruprovi”, o sea, el Registro Único Provincial de Vivienda y Hábitat, es un paso obligatorio para poder acceder a la asistencia. Luego, hay distintos caminos. Por ejemplo, el organismo trabaja con cooperativas o confecciona sus propias listas de acuerdo a distintos aspectos, como vulnerabilidad y situación familiar.

Mejorar el registro permitirá, por ejemplo, priorizar las demandas o evitar irregularidades. “La actualización es muy importante y de la mano del Municipio es más sencilla”, resaltó el funcionario.

Según Sampablo, desde que comenzó la gestión del gobernador Omar Gutiérrez, se entregaron 1.342 viviendas en la capital y hay otras 750 en ejecución. Sin embargo, hay otras instancias a tener en cuenta, que son los proyectos en diferentes etapas de desarrollo, y que abarcan 3.975 viviendas en la ciudad.

“Por ejemplo, hay 222 que se van a licitar, otras tienen trámites avanzados sobre la financiación que aporta Nación”, detalló.

Además, ADUS/IPVU también desarrolla 25 obras de infraestructura vinculadas a los servicios de electricidad, agua, gas y red cloacal. Están destinadas a diferentes asentamientos, como 7 de Mayo, Peumayén, Nueva Jerusalén, Ruca Antú o El Trébol.

Sampablo aclaró que al inicio de la cuarentena los trabajos se pararon durante 15 días, hasta que la Uocra y la Cámara Argentina de la Construcción acordaron un protocolo. Por esto, las obras no se frenaron totalmente, aunque algunas modificaron sus plazos.

Sin embargo, no se iniciaron las que Provincia desarrolla con el 30% de la financiación de Nación, aunque el funcionario se mostró optimista sobre este punto. Auguró que se activarán en poco tiempo y que, además, la ciudad se verá beneficiada con el lanzamiento del Procrear.

Junto al Municipio, planean desarrollar loteos que se puedan destinar a estos créditos. “Neuquén representa casi el 50% de la provincia en términos de vivienda, por eso es imprescindible trabajar en conjunto”, resumió.

La otra cara de la moneda neuquina

La otra cara de la moneda en materia habitacional se muestra principalmente en dos sectores de la ciudad. En la zona centro de las bardas y sobre la costa del río Limay.
En el Alto, el ensanchamiento del corredor Doctor Ramón-Leloir abrió la puerta grande a los emprendimientos inmobiliarios con nombres extranjeros y tasaciones en moneda extranjera. Allí se vendieron terrenos públicos por valores en pesos con siete ceros. Fueron los desarrolladores de complejos comerciales, de negocios y de viviendas temporales los únicos que pudieron comprar.
En la zona sur, tímidamente comenzó a poblarse la costa del Limay. Primero en el Paseo de la Costa, donde un edificio disfrazado de oficinas terminó siendo residencia de unos pocos. Luego, el municipio vendió tierras en el lugar mas preciado de la ciudad: la confluencia de los ríos. Se construyeron unos 1.272 lotes, que se ofrecían en 2018 a 80.000 dólares. Solo un desarrollador ofrecía terrenos pequeños por 600.000 pesos. Otra vez las familias de escasos recurso quedaban afuera de acceder a la casa propia.


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