Serú Girán

A treinta años de su disolución y a veinte de su regreso con gloria, un repaso por la vida de una de las bandas más trascendentes del rock argentino de la mano de Claudio Kleiman, uno de los periodistas más importantes de la cultura rock, en un diálogo con “Río Negro”.

Dos veces aparece el 30 de diciembre en la historia de Serú Girán. La Primera: en 1980, cuando reunieron a 60.000 personas en el La Rural. Y la segunda: en 1992, cuando tocaron en River su segundo y último concierto, otra vez, ante 60.000 personas.

Pero la historia de una de las bandas más importantes de la historia del rock argentino comenzó bastante antes en la cabeza de Charly García. El genio de Caballito siempre tocó con los músicos que quiso. Salvo Sui Generis, que formó en tiempos escolares, junto a Nito Mestre, a las demás las construyó él, incluidas sus bandas en tiempos solistas.

Tras disolver La Máquina de Hacer Pájaros, en 1977, una. Dos. Tres veces tuvo que visitar Charly a David para convencerlo. Claro que antes hubo que convencerlo al propio Charly, aunque eso resultó algo más sencillo. Su novia de entonces, la legendaria Zoca, lo convenció de que tenía que armar algo con el tal David Lebón.

El origen de Serú Girán, según David Lebón: “Más que nada percibí un entusiasmo en él (Charly) que no había que desaprovechar. Así que hice las valijas y nos fuimos a Búzios. Nos quedamos muchos meses, casi un año. Y compusimos, anduvimos en moto, nadamos. Fue un poco de trabajo y otro de vacaciones”. (Radar, 16 de diciembre de 2007)

El origen de Serú Girán según Claudio Kleiman: “Charly hacía mucho tiempo que quería tocar con David. Charly siempre se sintió medio inseguro como cantante y siempre buscó apoyarse en otros. En sus bandas él nunca fue única voz. Y David era un tipo que Charly admiraba mucho porque era un cantante y un guitarrista excepcional. David se había resistido mucha veces, pero finalmente Charly lo convenció”.

“En David también había crecido el apreció para con la música de Charly. Al principio no le tenía demasiado respeto a lo que hacía Charly, pero se dio cuenta que sus composiciones habían crecido en complejidad. Cuando finalmente se dio este encuentro salieron a buscar la base rítmica que la encontraron en Oscar Moro y Pedro Aznar”, revela Kleiman en su diálogo con “Río Negro”.

En el verano de 1978, Charly quedó deslumbrado por un bajista de 18 años. Era Pedro Aznar, la pieza que faltaba en un cuarteto soñado que completaban él, Lebón y Moro. Cuando Moro y Aznar llegaron en una combi al búnker de García-Lebón en São Paulo, entonces comenzó todo.

El debut discográfico fue ese mismo año con un disco llamado como la banda y que fue grabado en São Paulo, pero su recepción fue muy negativa. Cuesta entenderlo si se tiene en cuenta que incluía gemas como “Seminare” y “Eiti Leda”. Lo explica Kleiman: “Ellos vivían en una realidad mucho más agradable que la de su público argentino. La realidad argentina era durísima, era el peor momento de la dictadura militar y ellos venía de componer y grabar en un ambiente idílico como era Búzios. Fue un choque cultural el que se dio entre Serú y su público, de dos realidades diferentes. Acá pedían una música dura y Charly era un tipo conocido por reflejar la realidad. Pero ese primer disco tiene canciones con una arquitectura musical impresionante”.

“Cuando la banda volvió al país esa diferencia se diluyó y Charly volvió a ser el letrista que todos querían oír”, apunta Kleiman. “La Grasa de las Capitales, el segundo disco de la banda, editado en 1979, es una obra maestra de la ironía que refleja su época. Entonces empiezan a entenderlos un poco, porque el reproche que se le hacía a Serú Girán era más ideológico que artístico. Cuando el público se permitió escucharla, la banda los pasó por encima”.

La banda grabó cuatro discos en cuatro años. A “Serú Girán” (78) y “La Grasa de las Capitales” (79), le siguieron “Bicicleta” (80) y “Peperina” (81). Serú Girán fue una superbanda que había llevado el techo creativo y compositivo del rock nacional a una altura inalcanzable. Profesionalizaron un ambiente que atrasaba, arriba y abajo del escenario. Por caso, fue la primera banda con escenografía y estuvo a cargo de Renata Schussheim cuando la banda presentó “Bicicleta” en Obras, en junio de 1980.

Pero Pedro decidió irse a estudiar a la Universidad de Berklee, en Boston, y la banda decidió no continuar sin él. Una vez más, Kleiman: “El gran motivo de la separación es la partida de Pedro. Creo que tarde o temprano se iba a producir la separación. La carrera solista de Charly, David y Pedro se iba a dar. Sí creo que de no ser por la partida medio abrupta de Pedro el grupo podría haber producido un par de discos más, por lo menos”.

“Me resulta difícil pensar en la convivencia de Serú Girán con los proyectos solistas de cada uno. Pero insisto, de no ser por la partida de Pedro, habrían durado un poco más. Estaban en un momento muy bueno. No les cayó muy bien la partida de Pedro, porque sentían que era un buen momento de la banda. Pero sin Pedro, sintieron que sería otro grupo si lo reemplazaban. Por eso decidieron no seguir”.

En febrero de 1982, la banda giró por la costa atlántica y en marzo, los días 6 y 7, se despidió en Obras dejando a la multitud con las ganas, pero con un discazo que registró el vivo de esas dos noches llamado “No llores por mí, Argentina”.

Diez años después, en 1992, volvieron para cerrar del todo una historia que los cuatro músicos sentían había sido abruptamente interrumpida. Sostiene Kleiman: “Volvieron porque hubo una muy buena oferta económica que a todos le venía muy bien y porque sintieron que la separación había sido tan repentina que habían dejado algo inconcluso que había que completar”.

Y agrega: “El disco que sacaron para el regreso –“Serú 92”, un éxito de más de 200.000 copias vendidas– es muy bueno e injustamente subestimado. Es un disco a la altura de la discografía de Serú Girán. Ahora, en vivo la cosa ya estaba más difícil. El mejor momento de la reunión fue el primero, cuando grabaron el disco. Creo que valió la pena el regreso”. El vivo del que habla Kleiman son las presentaciones en Córdoba, Rosario y su cierre con los dos River, el del 19 y el del 30 de diciembre, que fueron editados en un doble disco.

Charly dijo de Serú Girán: “Es un lugar que para nosotros funciona como un paraíso donde siempre la pasamos bien los cuatro”. Y ya se sabe, algunos paraísos se encuentran en los buenos discos.

juan mocciaro

jmocciaro@rionegro.com.ar


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