Santoral del 12 de abril 2025: por qué la Iglesia Católica celebra hoy a San Julio I

Fue Papa desde el 337 hasta su muerte en el 352. Su papado estuvo marcado por varios desafíos y controversias teológicas.

San Julio I fue el Papa de la Iglesia Católica Romana desde el 337 hasta su muerte en el 352. Nació en Roma y fue elegido como Papa después de la muerte del Papa Marco en 337.

El papado de San Julio I estuvo marcado por varios desafíos y controversias teológicas. Uno de los problemas más importantes que enfrentó fue la herejía arriana, que negaba la divinidad de Cristo. San Julio defendió firmemente la doctrina de la Trinidad y participó en concilios para refutar las enseñanzas arrianas.

Además de su papel en la defensa de la ortodoxia cristiana, San Julio también se preocupó por el bienestar de los necesitados y trabajó para aliviar la pobreza y el sufrimiento en Roma y otras partes del imperio. Durante su papado, también se llevaron a cabo importantes proyectos de construcción en la Ciudad del Vaticano.

San Julio I murió el 12 de abril de 352 y fue venerado como santo poco después de su muerte. Su festividad se celebra el 12 de abril en el calendario litúrgico católico, recordando su vida de servicio a la Iglesia y su firme defensa de la fe cristiana.

Oración a San Julio I


Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la Tierra, el Papa.

En él Tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego.

Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica.

Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas.

Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad.

Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención.

Amén.