Santoral del 26 de julio 2025: por qué la Iglesia Católica celebra hoy a Santa Ana

La Iglesia Católica celebra hoy a Santa Ana, madre de la Virgen María y abuela de Jesús. Según la tradición, Santa Ana era una mujer piadosa y justa que vivía en Jerusalén. Los detalles.

Santa Ana es una figura venerada en el cristianismo como la madre de la Virgen María y, por lo tanto, la abuela de Jesús. Aunque no hay mucha información biográfica sobre Santa Ana en los evangelios canónicos, su culto se ha desarrollado a lo largo de los siglos en la tradición cristiana.

Según la tradición, Santa Ana era una mujer piadosa y justa que vivía en Jerusalén. Se casó con Joaquín, y juntos, aunque inicialmente sin hijos, rezaron fervientemente por un hijo. Su oración fue respondida cuando Ana concibió y dio a luz a María, la madre de Jesús.

En la iconografía cristiana, Santa Ana es a menudo representada con la Virgen María y el Niño Jesús. Aunque no hay evidencia histórica definitiva sobre su vida, su devoción ha sido profundamente arraigada en la tradición católica y ortodoxa.

La festividad de Santa Ana se celebra el 26 de julio en el calendario litúrgico católico. Es venerada como patrona de las mujeres que desean concebir, así como de las madres y abuelas.

Oración de Santa Ana a Dios para pedir un buen esposo


Altísimo Dios eterno, de quien depende todo el ser y el reparo del linaje humano: postrada en tu real presencia, suplico se digne tu Infinita Bondad de mirar las ansias de mi alma y oír mis peticiones.

Ante tus ojos son manifiestos mis deseos de que, en el estado de matrimonio, me des la compañía de un esposo que me ayude a guardar la divina ley y testamento santo, para crecer ambos en perfección y en la observancia de tus preceptos. Santo Dios, Padre Infinitamente Providente, no escondas tu piedad de mí, ni permitas, pues eres Padre, que mi súplica sea desechada.

Y pues me mandas, Señor mío, que con confianza te pida como a poderoso y rico en misericordia, concédeme lo que por ti deseo y pido, pues en pedirte hago tu Santa Voluntad y obediencia. Y si mis culpas detienen tus misericordias, aparta de mí lo que te desagrada e impide.

Poderoso eres, Señor, Dios de Israel, y todo lo que fuere tu Voluntad puedes obrar sin resistencia. Lleguen a tus oídos mis peticiones; que soy pobre y pequeña, tú eres Infinito e inclinado a usar la misericordia con los abatidos. ¿A dónde iré fuera de ti, que eres Señor de los señores y Todopoderoso?

Tú me enseñaste a desear y a esperar de tu liberalidad. Entregado tengo mi corazón y mente a tu Voluntad. Aparta mis ojos de la vanidad.

Si fuera tu beneplácito conceder mi petición, todo lo pondré a tu entero servicio, Padre mío, para ayudar a propagar el Reino de Dios en la tierra. Haz de mí lo que sea de tu agrado y alegra, Señor, mi espíritu, con el cumplimiento de esta esperanza. Mira desde tu solio al humilde polvo y levántalo, para que te magnifique y adore y en todo se cumpla tu Voluntad y no la mía. Amén.