Arraigo en la Línea Sur: Los Menucos celebra con historia y voluntad de superación
En una tierra cargada de tranquilidad, crece el número de visitantes y nuevos vecinos. Allí, un personaje, el antiguo fotógrafo minutero, dejó huella.
Crecer junto a los ojos de agua, cerca de los “menucos”, según su traducción en lengua nativa. Vivir en la estepa que recibió a las ovejas desde la Pampa Húmeda a fines del 1800 y la que se alimenta hasta hoy de la piedra laja interminable. El pueblo que se sorprendió cuando lo visitó el presidente Menem en 1997 y que sobrevivió a los estragos que dejó la erupción del volcán Chaitén en el 2008. Los vecinos que tienen en sus raíces tanto de la inmigración extranjera como de las familias indígenas. 119 años de vida institucional se cumplen este domingo y por eso hay tanto para contar.
Punto central de la Línea Sur ferroviaria, Los Menucos es uno de tantos en el racimo de asentamientos que se consolidaron con el paso del tren. En sus calles abunda algo que muchos anhelan: tranquilidad y silencio. Gracias a las recomendaciones y el “boca a boca”, se volvió incluso el destino elegido por muchas familias del centro y norte del país que vinieron a visitarla y hasta a mudarse definitivamente, lejos de las grandes ciudades. “Gente de afuera”, los identifican enseguida los pobladores con una sonrisa, porque se conocen entre todos, aunque ya sean unos 8 mil habitantes.
Arremete el turismo

Una temporada bastante seca de nevadas y lluvia dejó este último invierno, comentó Nadia Bijarra, integrante del equipo de Turismo local, pero eso no los desalienta, en medio de un paisaje curtido, cargado de jarillas, alpatacos, molles, neneos y más.
La temporada de mayor convocatoria en el año ya empezó y saben que se extenderá hasta febrero, ayudados por los meses más cálidos y la inmensidad de un terreno milenario que vale la pena recorrer, en vehículos a motor o bicicletas alquiladas. En la sede de informes, el horario de atención es de 9 a 13.
Serena, al sudeste del ejido, la Meseta de Somuncura dice presente, pasando las comisiones de fomento de Prahuaniyeu y Comicó, que de Los Menucos dependen. El Salitral, el Cerro Guacho, el Vagón Turístico y las canteras de piedra laja completan la oferta de atractivos, con la enriquecedora posibilidad de conocer del oficio minero desde la experiencia de sus propios protagonistas. La Cooperativa “Gente de Somuncurá” es por su parte, es la alternativa para encontrar tejidos y artesanías típicas, para regresar a casa con algún recuerdo.
Y si bien continúa vigente el deseo de reforzar el turismo rural, en este último tiempo el compartir con las familias que habitan en campos cercanos, como “La Caledonia” y “Los Flamencos”, a 20 y 65 kilómetros respectivamente, donde se reserva cada vez más para grupos y contingentes numerosos. Así, estudiantes y adultos mayores por ejemplo pueden disfrutar de cabalgatas y recorridos, con reserva previa coordinada con el grupo “Meseta Infinita”, explicaron desde la oficina de difusión.
Más viviendas y asfalto
En un ejido que comenzó escuchando “el chirrido de las carretas tiradas por bueyes y mulas que trazaban culebreantes picadas en los espesos montes”, como dice el primer Libro Histórico de la Escuela 49, el escenario se fue estructurando cada vez más. De los antiguos almacenes de ramos generales con caballos atados al palenque junto a la entrada, el movimiento de troperos que llegaban hasta la Estación y el destacamento policial que funcionaba en una casilla ferroviaria, muchas necesidades se fueron resolviendo.
Este aniversario encontró a la localidad con la maquinaria trabajando para el asfaltado de siete cuadras, gracias a una inversión del Gobierno Provincial de 731 millones de pesos, sumado a la construcción de viviendas a través del IPPV, obras pluviales y la construcción de la nueva sede de la Agencia de Recaudación Tributaria.
Y en la localidad se sigue buscando alternativas para que las nuevas generaciones logren desarrollarse sin tener que migrar, por lo que se preparaban para iniciar una nueva camada de la Tecnicatura Superior en Saneamiento Ambiental y de la Escuela de Suboficiales y Agentes de la Policía.
Parquizada y delineada por rosales de distintos colores, la Av. Patagonia mientras tanto, se volvió una linda postal local, paralela a la arteria principal, la Av. San Martín, del otro lado de la Ruta 23. En las inmediaciones, el Museo municipal, a cargo de Ricardo Goicoechea, invitaba a disfrutar viendo objetos, fotografías y restos arqueológicos en la esquina de calle Buenos Aires y Ruta 8, en un terruño cuya Comisaría, la N° 18, aún exhibe el estilo arquitectónico de la década del ‘30, frente al boulevard principal.
Costumbres y talentos
Seguramente para la mayoría de las familias menuquenses quedaron atrás en el tiempo los días en que las plumas del avestruz, el cuero del guanaco, el zorro o el zorrino, la lana de la oveja o una hermosa matra tejida eran la moneda de cambio en alguno de los “boliches del pueblo”.
Dice el libro histórico escolar que también se fiaba “de zafra a zafra” a los pequeños y medianos ganaderos, ya que el mismo comercio era el acopiador de su producción y la cuenta se saldaba descontando el valor de lo almacenado y luego vendido.
Pero lo que sigue vigente aún es el encuentro campo adentro, como ocurre con las “señaladas” de animales, el momento de identificar a los animales de cada criancero con la marca o dibujo asociado a su propiedad. Motivo de encuentro para compartir, almorzar y disfrutar de costumbres típicas del interior rionegrino, allí se la pudo ver a la propia intendente local, Mabel Yahuar, que recordó en las tierras de Camilo Cañuqueo días atrás sus años de infancia con tradiciones similares, vividas en Comicó.
Después de años de sequía y de dificultades con el precio de la lana, para los casi 300 productores ganaderos cada período que empieza implica el desafío de sostenerse a flote con la actividad que heredaron
Carlos Calfuquir, es uno de ellos, actual Secretario del área en el gabinete local, que lo vive también desde adentro, como criancero. Junto a sus colegas batallan contra la necesidad de lluvias que superen el promedio de 180 milímetros para el abastecimiento subterráneo. También se las ingenian contra las amenazas de los depredadores, como el zorro colorado y el puma, activo con fuerza en los últimos seis años.
Crecer junto a los ojos de agua, cerca de los “menucos”, según su traducción en lengua nativa. Vivir en la estepa que recibió a las ovejas desde la Pampa Húmeda a fines del 1800 y la que se alimenta hasta hoy de la piedra laja interminable. El pueblo que se sorprendió cuando lo visitó el presidente Menem en 1997 y que sobrevivió a los estragos que dejó la erupción del volcán Chaitén en el 2008. Los vecinos que tienen en sus raíces tanto de la inmigración extranjera como de las familias indígenas. 119 años de vida institucional se cumplen este domingo y por eso hay tanto para contar.
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