Billeteras, ruedas, andadores…: lo que va a parar al canal cuando baja el agua

La basura que contamina los canales de riego está a la vista. Pero hay otros daños invisibles que afectan al sistema.

El dique Ballester bajó el telón. Hasta mediados de agosto no habrá agua en el Canal Principal ni en la redes secundarias, terciarias y cuaternarias. Es hora de reparaciones y mantenimiento, para que la próxima temporada el riego garantice la producción desde la primera hasta la última chacra del Alto Valle.

Pero en los consorcios a cargo del sistema no tienen que pensar sólo en desmalezar banquinas, despejar fondos y fortalecer paredes internas. También tienen que luchar contra las toneladas de basura que tiran los habitantes de la misma región.

Los empleados del Consorcio de Riego tienen mil y una historias sobre los operativos de limpieza en los canales.

De los secundarios y terciarios roquenses sacaron bicicletas, carritos de supermercado, cochecitos de bebé, cascos de motos, computadoras y hasta un colchón, que lleno de agua multiplicó su peso y demandó un importante esfuerzo para llevarlo a la superficie.

Las autopartes también forman parte de la “fauna”. Capots, puertas y ruedas aparecen seguido.

Lejos de lo insólito, las botellas de plástico son una postal habitual y hace poco se acumularon tantas que llegaron a formar un “puente” paralelo al cruce de la calle Félix Heredia, en J.J. Gómez.

Tomeros en verano, machete en mano durante el invierno

El Consorcio de Roca tiene 20 empleados, pero varios de ellos son administrativos y eso obliga a desdoblar las funciones del personal de campo.

Los tomeros que en verano controlan el paso del agua, en invierno salen machete en mano para formar parte de las cuadrillas que realizan el mantenimiento del sistema de riego.

La entidad cuenta con seis máquinas. La más nueva es del 2016, hay otra modelo 2006 y el resto es material más que amortizado, sobre todo la dragalina de 1974 heredada de Agua y Energía, que a pesar de sus recurrentes fallas todavía hace su aporte.

De todas maneras, los recursos propios no alcanzan y un 20% de las tareas debe ser tercerizada.

Baja el agua y asoma la desidia

Cada invierno los administradores del sistema enfrentan una paradoja: es la época en la que más dinero necesitan, pero también la de menor recaudación.

El canon de riego está fijado en 1.234 pesos anuales por hectárea y el índice de cobrabilidad rara vez supera el 70% en los siete consorcios de primer grado que funcionan desde Barda del Medio hasta Chichinales.

En Roca, por ejemplo, el promedio anual es del 65%, pero en invierno baja al 30%, según datos aportados por las autoridades de la entidad. Se trata del daño invisible al sistema.

“No hay agua, no pagan. Lo que no advierten es que si no hacemos mantenimiento, en temporada aparecen las filtraciones e igual terminan perjudicados porque baja el caudal y no pueden regar como necesitan”, explican Vanesa Funes y Hernán Zúñiga.

Los referentes del consorcio roquense recorrieron junto a “Río Negro” la red que empieza a orillas de la Ruta Provincial 65, un kilómetro al oeste de la “Curva de Verani” y que se extiende con 112 kilómetros de canales y otros 122 kilómetros de desagües.

La crisis del sector frutícola suma el golpe de gracia. Sólo dos empresas, Zetone y San Formerio, concentran 1.300 de las 12.500 hectáreas que se riegan gracias a la red a cargo del consorcio roquense.

Las dificultades financieras que tuvieron esas firmas durante los últimos meses hacen temer que la baja en los ingresos este año sea aun más pronunciada.

Con este escenario, los dirigentes de los consorcios piensan pedir una audiencia al gobernador, Alberto Weretilneck, para gestionar un aporte estatal como el obtenido en el 2016.

Según datos que aportó el DPA, en esa oportunidad los consorcios del Alto Valle se distribuyeron una suma de $ 9.357.862 para la prestación de sus servicios en toda la red, incluido el Canal Principal.

Con poco personal y un parque automotor limitado, que incluye una “reliquia” modelo 1974 heredada de Agua y Energía, el Consorcio de Roca recibe la ayuda del municipio local para la limpieza de canales en la zona urbana.

Pero esas acciones para retirar la basura que tiran los roquenses al Canalito y al resto de las vías de riego no se verán hasta agosto.

¿Por qué tanto tiempo mirando esa triste postal?

Porque todavía nos falta mucho camino por recorrer para entender que estamos agrediendo al sistema creado precisamente para motorizar el desarrollo económico de la región.

“Si limpiamos ahora, a la semana está otra vez lleno de basura. Entonces, para no perder plata, limpiamos recién una semana antes de que larguen el agua”, contó Zúñiga con resignación.


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