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“La correspondencia epistolar en las escuelas nacionales constituyó una práctica pedagógica característica de los años cincuenta”, explicó el Centro de Documentación e Información Educativa “Alicia Pifarré” (CeDIE) en su sitio web, dentro del apartado “Historia de las Escuelas Neuquinas”. El rescate de siete de esos ejemplares, recibidos por la histórica Escuela N°2, la primera de Neuquén capital que este año cumple su 120° aniversario, reflejó esa costumbre previa a la rapidez de internet, el correo electrónico, el Whats App y las redes sociales. Fue dado a conocer en 2018, por Giselle Jensen, trabajadora de la Base de datos históricos de ese área gubernamental, hoy jubilada, que se especializó en rescatar archivos de colegios de toda la provincia, incluidas las humildes “escuelas rancho”, de adobe, que subsistieron en los parajes del interior.

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Hasta allí, fue la puesta en valor de un importante registro, de puño y letra, con 70 años de antigüedad. Lo llamativo es que cuando RÍO NEGRO quiso revisar ese material en vivo y en directo, además del resto de cajas y libros que organizaron Jensen y dos trabajadoras del Programa Memoria e Historia de la Educación Argentina (MHEdAr), no se logró encontrar más que un tercio del total.

Desde la administración de la Escuela recomendaron consultar con el Archivo Provincial y éstos, a su vez, apuntaron al propio CeDIE, pero lo cierto es que nadie tenía los originales que faltaban. “No podemos tener el archivo de todas las escuelas acá”, dijeron en la recepción de calle Belgrano, casi Cristóbal Colón, asegurando que es demasiado material y no alcanzaría el espacio para tanto acopio. “Debería estar en la escuela”, señalaron. Pero no. Sólo quedó su versión digital en el sitio web de la Base de Datos, desde donde pudimos conocer qué les decían esos muchachitos y chicas a otros de su edad, en la otra punta del país, entre 1952 y 1958.

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Los textos, elaborados a mano con prolija caligrafía y solemne vocabulario, fueron la respuesta que los patagónicos recibieron desde Posadas, Misiones; Victorica, Entre Ríos; Metán, Salta; San Nicolás, provincia de Buenos Aires y Río Turbio, Santa Cruz. Por lo que se lee, Neuquén envió datos sobre los paisajes y recursos naturales, como el petróleo, y sus destinatarios les respondieron con lo propio, para conocerse sin Google Maps ni datos en línea. Ana María les habló de la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina, en construcción por esos años en San Nicolás, una de las más importantes de América, junto a la labor con el hierro de ACINDAR, la producción de alcohol a base de maíz y la textil «La Emilia», que ofrecía club social, cine y banco de préstamos a sus obreros. También les envió un muestrario de telas y hasta un corte de pantalón para sortear en el aula. La seño de ese colegio, por su parte, les pidió a los estudiantes de la Confluencia que sean buenos con su maestra y que sigan sus consejos.

En 1952 Misiones aún era territorio nacional, no provincia, y los chicos de 4° y 6° grado estaban a cargo del Museo Escolar de la Escuela 301. Otros, que iban a clases en el Parque Nacional Iguazú, a 18 kilómetros de las Cataratas, les describieron la «belleza impresionante» de ese paisaje, en la pluma de Nilda, una alumna de 6° grado. También les habló de la producción de tuna, té, arroz, yerba y tabaco.

Desde Metán, Yolanda les envió fotos de la Posta de Yatasto, que quedaba a 11 kilómetros del colegio, donde el creador de la bandera argentina, Manuel Belgrano recibió en 1812 el mando del Ejército del Norte y ahí se lo traspasó a José de San Martín, dos años después. También allí se hospedó Martín de Güemes, todo en el marco del proceso de Independencia nacional.

Alberto, de Río Turbio, les contó que su mayor riqueza era el carbón que trabajaban los mineros arriesgando su vida, con alegría y confianza, aunque «la fatalidad muchas veces acabó con esos jóvenes». Y finalmente, desde Entre Ríos, Gladys le habló a Héctor, de Neuquén, a quien no conocía pero que por la actitud simpática de su misiva, lo consideraba como “a un amigo más que vive en nuestra dilatada Patria, bajo el mismo sol y cobijados por la misma bandera azul y blanca”.

Todo esto y más se encontraba en el abultado material (cajas con registros, libros de actas y actos, fotografías y cartas) que el CeDIE junto a las referentes de MHEdAr, organizaron, limpiaron, clasificaron, depuraron y digitalizaron (en algunos casos), tal como se ve en el sitio web. La idea era facilitar la consulta, principal sentido de su preservación: que las nuevas generaciones conozcan la historia del establecimiento.

En diálogo con RÍO NEGRO, Jensen aseguró que las labores se realizaron en 2018. Sin embargo, en 2022, cuando se acercó a la Escuela 2 a consultar por el estado del material, que se encontraba en el primer piso, sólo había un tercio de lo acomodado: libros históricos y libros de Inspección, de entre 1908 y 1931. Éstos fueron llevados, nota de por medio, al Archivo Provincial, para que sean digitalizados, al menos eso. Por lo demás, el argumento que recibió fue “que en la pandemia no sabían lo que había pasado”.

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