Challacó resiste en el aprendizaje de nueve niños que mantiene con vida al paraje y a su escuela
Podrían ser más, de hecho les han llegado solicitudes, pero no logran la habilitación del transporte para el arribo de otras infancias que viven más alejadas. Aún así se las ingenian para armar proyectos que atraviesan a todas las edades, asignaturas y hasta su propia historia.
El tránsito de la Ruta 22 fluye sin dimensionar todo el movimiento que se gesta cada mañana en la Escuela Rural N° 176, a unos 500 metros del cartel de Challacó, en Neuquén. Paraje entre ruinas que desalientan a primera vista, guarda para quienes se toman el tiempo de mirar y compartir, un cofre de sueños que enternece, no solo por las infancias que allí se encuentran, sino por la dedicación e ilusión que le ponen al aprendizaje, con el equipo de docentes y auxiliares, aún en medio del viento, la sequía y la distancia.
Presente en el lugar, Diario RÍO NEGRO pudo conocer de primera mano la experiencia que sostiene esta comunidad, con maestros que llegan desde Cutral Co. Entre las aulas, un vivero reforzado para soportar las ráfagas de hasta 100 kilómetros por hora y un depósito adaptado como gallinero, enarbolan el noble y testarudo deseo de que el colegio siga activo, más allá de la matrícula reducida, mientras temen que un día haya quienes crean que no vale la pena seguir teniendo sus puertas abiertas.


Challacó: luchar contra el olvido | Huerta, granja y lombrices
En un edificio que, según recuerdan, sirvió de asilo, hospital y hasta cárcel, como bien lo prueban las rejas en un par de ingresos del sector más antiguo, hoy todas las asignaturas trabajan en equipo para alimentar el proyecto anual de granja, que están sumando a lo que ya venían haciendo en huerta y lombricultura, con ejemplares ‘californianos’, para la elaboración de compost. Juntos, todos los mantienen, siguiendo una grilla de días repartidos, entre alumnos y maestros a cargo, que se encuentra pegada en la puerta del armario de cada aula.
Además, cada estudiante tiene un almácigo para hacer seguimiento, con porotos, cebollas, lechugas, repollos y ajos que deben regar y mantener, para ser calificados por su desempeño. A la par, el arribo de gansos y patos vino aquí a reemplazar a las gallinas que el último zorro, ingenioso y depredador, les devoró cavando debajo del alambrado. Esperan sumar conejos. Los chicos saben bien de qué se trata el cuidado de esos animales, porque la mayoría viene de familia de crianceros, con corrales con caballos, chivos, cerdos, ovejas, chivos y pavos.


Consciente del futuro incierto, la docente Valeria Ramidán reconoció que “es un poco desesperante trabajar así”. A cargo de la enseñanza de Lengua y Ciencias Naturales de 1° y 2° Polígrado, junto a Gonzalo Lagos, el colega encargado de Matemática y Ciencias Sociales en las mismas salas, acompañaron el recorrido, mientras los estudiantes pasaron la hora de “Música”, guiados por Juan Villar.
Se viene el 20 de Junio y si bien a ninguno le toca este año prometer a la bandera, el acto se vive con la misma intensidad: ensayo de la marcha alusiva para cantar ese día todos juntos y hasta el homenaje a Manuel Belgrano, con los atuendos que vestirán, gracias a la labor de la auxiliar Lucía Muñoz y las réplicas de sables que les preparó el profe de Arte, Esteban Pérez.
Challacó: luchar contra el olvido | Como en familia
Después de un rato, el ambiente de la charla comenzó a llenarse del aroma a pan recién hecho y a pizza casera, elaborados en la cocina por Javiela Molina y Miriam Cortés, mientras Leonel Lizama,
responsable del mantenimiento, revisaba los tanques de agua, que necesitan volver a abastecer con el pozo que hoy está en desuso.
Había llegado el momento del almuerzo y ahí las entrevistadas pasaron a ser la cronista y la reportera de este medio, en una de las mesas del comedor, justamente porque habían estado aprendiendo sobre noticias y tenían la tarea de incursionar en el oficio. En la sala de tecnología practicaron el uso de programas como el “Microsoft Word”, para tipear lo necesario.


Challacó: luchar contra el olvido | De cara a lo que se viene
Cumplido el horario a las 12.40, fue momento de despedir a la bandera hasta el próximo lunes. Ese mástil, las plantas de membrillos que les dieron 20 frascos de dulce este año y la campana del recreo serán hasta entonces centinelas silenciosos de este espacio que sueña con recibir a más niños y durante más horas en el día, con modalidad de “jornada extendida”.
Su cuenta en Facebook les sirve para registrar todas las actividades que hacen y recibir los pedidos de muchas familias que quieren esa misma tranquilidad y dedicación para el aprendizaje de sus hijos e hijas. “Hay mucha gente que ve los proyectos y los viajes que hacemos y nos escriben para cambiarlos acá, pero el problema es el transporte. En 2024 hicimos de hecho una campaña para sumar alumnos, pero nos frena esa traba”, reconoció Valeria.
El servicio sólo está permitido para seis de los nueve alumnos, porque viven en la ruralidad de los puestos, dispersos a kilómetros, en los alrededores. En ese panorama, ellos saben que “el nene que vos sacás de acá no vuelve”, y por eso insisten, desde la Escuela, en revertir la tendencia y lograr que el paraje en sí sobreviva. Dueños desde este jueves de 38 años de trayectoria, no pierden la esperanza.





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