¡Lombrices!: la escuela de Challacó empezó con un proyecto que ahora suma ventas

Estudiantes, docentes, directivos y auxiliares del colegio neuquino se organizaron para aprender más sobre el compostaje y los resultados los animaron a ir por más.

«¡Qué divertido jugar con tierra!«, dirán los más chicos. De tanto evitar que se ensucien la ropa, las manos, a veces la niñez mira de lejos uno de los juegos más antiguos, gratuitos y con material siempre disponible. Los estudiantes del paraje Challacó, a 93 kilómetros de Neuquén Capital, sin embargo, la disfrutan con todo y a la vez, hace un par de años, le encontraron beneficios extras. Gracias a un proyecto escolar, aprendieron a criar lombrices californianas, como proyecto educativo y a la vez como emprendimiento, para recaudar fondos para la única Escuela del lugar, la N° 176.

“El proyecto de lombricultura es uno de varios que tenemos. Éste en particular nació a principios del 2023, cuando los docentes nos interiorizamos leyendo material sobre el tema, para conocer más”, contó la docente Valeria Ramidan, a cargo de primer poligrado, que es la modalidad aplicada en colegios como éstos, donde poseen baja matrícula y definen agrupar por edades a los alumnos. Aprovecharon, a su vez, que uno de los compañeros del equipo ya tenía lombrices californianas en su casa. Un vecino los ayudó a hacer dos composteras más y con eso, ampliar la producción.

“Fue él quien nos donó las primeras, para arrancar a trabajar con ellas en su reproducción. Como después ya teníamos muchísimas, ahora las estamos vendiendo”,

agregó Valeria.

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En cuanto al proceso, Ramidan explicó que arrancaron construyendo una “compostera” para alojar a las lombrices, a cargo de los profesores de materias especiales. Más tarde, maestras, directivas y alumnos armamos el cartel, para luego completar con el material necesario. “Los chicos están muy entusiasmados, aparte porque es la primera vez que vendemos algo que cuidan ellos. También es una alegría para todos porque nos está yendo muy bien con las ventas”, reconoció la seño, satisfecha.

A la hora de poner manos a la obra, algunos trabajan cómodos en contacto con el compostaje, mientras que otros usan guantes. Armaron un cronograma para darle comida todos los jueves, abriendo un surco para agregar los desechos de verduras y frutas que van recolectando, y luego enterrarlos. También se les coloca agua en forma de lluvia una vez por semana, para mantener la humedad. Todo se tapa con tela mediasombra para que no entren otros insectos. Y como nada se pierde, sino que se transforma, el hummus resultante de la vida de las lombrices les sirve para abonar la tierra de otro proyecto de huerta en invernadero, que comenzarán a desarrollar en los próximos días.

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“Los nenes de esta escuela siempre están predispuestos a nuevos conocimientos, porque tienen mucha curiosidad. Ahora están felices al ver que su proyecto está brindando frutos”,

concluyó Ramidan.

El equipo de trabajo se completa con el profesor de Plástica, Esteban Pérez; de Música, Juan Villar; de Educación Física María Elena Williams; las auxiliares Lucia Muñoz, Javiela Molina, Miriam Cortés; y la directora Rosa Romero. Quienes estén interesados, pueden contactarlos a los teléfonos 2995271847 – 299-5115152.


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