Desobedecer para existir
Datos
- Imaginen por un segundo lo que implica forzar a una persona a gestar y parir contra su voluntad. Si no lo hace, la amenaza es el castigo penal, la cárcel. Esa es la respuesta que da el Estado hoy, en Argentina, a quienes deciden interrumpir sus embarazos, en su mayoría, mujeres.
- El 6 de marzo se presentará por séptima vez en el Congreso el proyecto de ley que busca despenalizar el aborto. La iniciativa de la Campaña Nacional nunca llegó a tratarse en el recinto, siempre naufragó en comisiones, pese a que se trata de un grave problema de salud pública y derechos humanos.
- Este no es un debate nuevo: es urgente. El movimiento feminista lo ha impulsado y alimentado. Es por eso que está en la agenda pública. El aborto en nuestro país es legal sólo en dos supuestos: cuando corre riesgo la vida o la salud de la persona gestante o cuando esta haya sido víctima de violación. Las restricciones actuales reproducen la desigualdad y por eso, también, se trata de un asunto de justicia social.
- “El aborto acontece”, dicen July Chaneton y Nayla Vacarezza en el libro “La intemperie y lo intempestivo”. Las socorristas en red han transformado en militancia el acompañamiento a quienes resuelven abortar para continuar con sus proyectos de vida. Aún así no está eximida de “un plus de padecimiento derivado de las condiciones sociales.” “Bajo la misma prohibición, una mujer que vive en situación de pobreza o exclusión social muere por un aborto séptico mientras otra lo lleva adelante en condiciones seguras, preservando su salud y su vida, porque puede pagar el precio de la práctica segura en el mercado”, plantean las autoras.
- Paramos el 8 de marzo para que no haya ciudadanías de segunda categoría, devaluadas. Desde las sufragistas hasta ahora mantenemos el mismo lema: desobedecer para existir.
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