El casamiento campesino, una tradición que el norte neuquino se resiste a olvidar

Llegaban a caballo al Registro Civil de Chos Malal.

Juan Carlos Parada

Juan Carlos Parada

jcparada@rionegro.com.ar

Como antaño, los novios y acompañantes llegaron vestidos con sus mejores atuendos.
Juan Carlos Parada

Fiesta campera

CHOS MALAL (ACHM).- El Encuentro del Cantor y la Mujer Campesina es una fiesta “campera” que intenta que costumbres y tradiciones de la zona norte de la provincia no queden en el olvido: una de ellas es el casamiento campesino, un verdadero festejo que los lugareños recuerdan que se celebró por última vez hace unos 30 años, pero que permanece latente en la memoria y el corazón de los mayores que cuentan a sus generaciones cómo se unían en un matrimonio que sería para toda la vida.

El casamiento en las familias campesinas constituía un verdadero festejo donde los novios, sin importar las distancias que separan sus lugares de origen con Chos Malal, venían a caballo, acompañados por jinetes durante varias jornadas para llegar a esta ciudad donde estaba el Registro Civil y la única iglesia.

Luego los esperaba la fiesta, una celebración particular en la que no faltaba la cantora popular encargada de expresar los “parabienes a los recién casados”, la bendición del padre de la novia y los bailes populares para agasajar a la pareja. Para ello debían regresar a sus “pagos” donde los esperaba la fiesta.

Las familias campesinas siguieron atentamente las alternativas del casamiento campesino que fue realizado por vecinos de la Villa del Curi Leuvú. Los novios Maximiliano Herrera y Cecilia Vázquez llegaron montados a caballo acompañadas por jinetes, todos vistiendo sus mejores atuendos para celebrar el casamiento. Un arco de coloridas flores los esperaba donde la cantora popular Ramona Vázquez cantó una cueca.

Felicidad, ¡Viva los novios!, gritos de júbilo y festejo se podían escuchar momentos previos a que la cantora expresa en su canto “viva los que reciben el séptimo sacramento”.

Damajuanas de vino para celebrar no faltan en la festividad donde los recién casados bailan la cueca de los novios y reciben la bendición del padre de la novia, en este caso Merejo Tapia.

“La bendición de Dios les doy, la bendición de María les doy, junto a la bendición de Dios y María les doy la mía”, dijo el padre de la novia, para iniciar los bailes populares.

En la celebración estaban también Lucía, la mamá de la novia, Feliciano el padrino y Modesta la madrina, todos los invitados que bailaron cueca y los tradicionales baile de los palitos, la cueca del calladito donde las parejas hacen figuras del número ocho y cuando cesa el baile de la cantora todos quedan en su lugar y la pareja que se sitúa en el medio es sometida a una prenda. Las familias que realizaron el casamiento campesino vinieron de la Villa del Curi Leuvú para que la gente conozca en la fiesta como es un casamiento campesino, pero previamente festejaron en ese lugar el día de San José que ha sido establecido en el calendario litúrgico el 19 de marzo. Aunque se trató de una representación de un casamiento campesino, que se vivía durante toda una jornada con cuecas, vino en cuero chivero, asado y comidas regionales, se vivieron momentos emotivos entre el público asistente, dado que algunos de ellos celebraron así su casamiento.


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