El centro de jubilados de General Roca que renació de las cenizas
El centro de jubilados Michay se prendió fuego en enero del 2024. Sus integrantes decidieron levantarlo y lograron reabrir sus puerta semanas atrás, a través de varios talleres.
El sábado 13 de enero del 2024 marcó un antes y un después para el Centro de Jubilados y Pensionados Michay, en General Roca. Esa tarde, los mismos vecinos de la zona, inquietos por el humo que salía de una de las ventanas, alertaron a los bomberos. En pocos minutos, el incendio consumió la casa ubicada en el barrio San Martín, lugar de reunión y encuentro de adultos mayores. Un año y medio después de la desolación seguida por un fuerte trabajo comunitario, sus puertas volvieron a abrirse.
«Esa tarde, el cuidador había salido y aparentemente, se produjo un cortocircuito. No quisimos profundizar en las causas porque ya se había quemado», recordó Stella Mercado, la actual presidenta del Centro Michay.
Luis, otro de los asistentes al centro, recordó que, al inaugurar la sede en la calle Cipolletti, lo primero que notó es que «la instalación eléctrica no tenía disyuntor y, por lo tanto, era peligroso«. «Lo cierto -dijo- es que el incendio empezó por ahí. De tanta temperatura, se levantó el piso y el fuego agarró unos sillones. El tema es que que el techo tenía machimbre y todo eso, obviamente, se prendió fuego».

El día después del siniestro, los integrantes del centro lo recorrieron conmovidos. «Miramos lo que había quedado y daban ganas de llorar. El presidente en ese momento dijo: ‘¿Qué hacemos?, ¿dejamos todo así o le metemos para adelante?’. Si quedaba abandonado, perdíamos el centro», advirtió Stella.
No dudaron y decidieron volver a levantar el edificio. La obra que se requería era inmensa. Pero se dispusieron a avanzar en lo que pudieran y en lo que no, reunir fondos que permitieran cubrir ese trabajo. Así fue que organizaron ferias de ropa, ventas de empanadas y bingos. Nada faltó.
La primera tarea consistió en sacar todo lo que se había quemado para lo cual el municipio de General Roca ofreció un container. Además, hubo que rasquetear paredes, restaurar el cielo raso y limpiar los baños para sacar el hollín. «Mucha limpieza y pintura por todos lados, aunque todavía queda olor a humo», recalcó Stella.

Los 14 integrantes del centro trabajaron a destajo, pero también recibieron ayuda de otros centros comunitarios. Incluso, un empleado del Pami invitó a sumarse a otras personas en varias ocasiones. «Nos reuníamos en la cocina del centro que era lo que más o menos se había salvado y ahí programábamos los trabajos. Pasamos frío y lluvia, pero nada nos detenía. Me acuerdo que cuando se quemó todo, alguien nos dijo que tardaríamos, al menos, cuatro o cinco años en levantarlo. Lo hicimos en tiempo récord», comentó orgullosa la mujer de 70 años al tiempo que, destacó el apoyo de un albañil, Alonso Castillo, que cobraba «un valor simbólico por algunos trabajos y a veces, nada de nada».
El gobierno provincial aportó un subsidio para restaurar el servicio eléctrico. Y desde esta semana, el centro tiene gas.

Semanas atrás, Michay reabrió sus puertas, a través de los talleres de Pami de folklore, el Buen Vivir, marroquinería, tejido y masajes, entre otros. «Los cupos de los talleres están repletos y sin embargo, sigue viniendo gente a consultar. Decidimos alquilar el espacio para otros talleres para reunir fondos y seguir poniendo el edificio a punto. Es un centro sin fines de lucro», destacó Stella y añadió: “Es algo tan necesario este espacio que la gente está muy contenta. Estamos planeando juntadas los domingos para mucha gente jubilada que está sola, proponiendo meriendas, música y juegos”.
La pareja que colaboraba con el centro sin imaginar que sería parte
El centro Michay comenzó a funcionar en 1995, con varios talleres municipales. Stella y su esposo, Miguel, comenzaron a colaborar con la institución, cuando aún trabajaban activamente, 10 años atrás. «Cuando necesitaban algo, ahí estábamos nosotros. Creo que jamás nos imaginamos que seríamos parte. Nos fuimos involucrando cada vez más hasta que nos sumamos a la comisión directiva y hoy, soy la presidenta», señaló Stella.

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