El chef de Aluminé embajador de la comida argentina en un castillo de Francia

Heber González tiene 38 años y desde hace un año tiene a su cargo la cocina de un castillo del siglo XIX, el ChateauCapitoul, en la localidad de Narbonne. El lugar tiene dos restaurantes: Mediterráneo y Asado.En éste último el joven fusiona la carne a las brasas y las empanadas con la gastronomía francesa.

“Con mi chaqueta, un montón de sueños y con ganas de mostrar lo que aprendí en Argentina. Ellos están admirados de la cultura y los sabores que tenemos. Manejamos muchas técnicas y muchos sabores de España, Italia y Francia, hacemos como una fusión con todo lo que con todo lo que los inmigrantes trajeron a Argentina”. Así expresa Heber González, un chef de Aluminé de 38 años, cómo llegó hace un año con un maleta de ilusiones a Francia, que está en el top de las mejores gastronomías del mundo. Con su trabajo se convirtió en un embajador de la comida argentina en un castillo del siglo XIX. Junto a su familia, viajó a Europa, y vive en Narbonne, una localidad costera.Prepara asados, empanadas y otros platos locales, adaptados al paladar francés.

La cocina la dirige junto al chef Jean Land. Entre ambos, tienen 12 personas a cargo. Se encuentra en el Château Capitoul, un castillo del Siglo XIX, ubicado en la cima de una colina. Según describen en la página de la antigua construcción, el sitio está rodeado de viñedos con vista a una tranquila laguna mediterránea. El condominio tiene dos restaurantes. Meditarráneo y Asado, este último es donde Heber González despliega sus conocimientos y experiencia en platos de primer nivel. “Con estilo brasero donde se cocinan carnes y mariscos locales a la leña”, se autodescribe el lugar gastronómico.

González explicó a RÍO NEGRO que una diferencia es que la carne en Francia la comen con puntos de cocción diferentes a los que se acostumbran en Argentina.

En la carta del restaurante, uno de sus platos, incluso lleva su nombre. Dice “empanadas de Heber”. El chef reveló que cuando la gente del sitio las probó por primera vez “le voló la cabeza”. Algo similar ocurrió cuando preparó chimichurri o cuando su pareja hizo alfajores de maicena.

Algo que destaca son los ingredientes que diariamente emplea. “El comino que yo tengo acá me lo traen de Marruecos y ahí se consiguen las mejores especias del mundo”, graficó.

Definió que la carta del local refleja “cultura de Argentina, con una fusión con productos de la región y sabores de Francia. Una fusión”.

El chef neuquino expresó que caminar por las calles es por momentos como retroceder cientos de años en el tiempo por la arquitectura antigua, visible por ejemplo, en las paredes anchas del castillo.
Detrás de ese sueño que hoy está viviendo, reconoce que extraña mucho Argentina.

Heber nació y se crió en Aluminé y estuvo en la localidad cordillerana hasta culminar la secundaria. Luego, a los 19 años, se fue a estudiar en la Escuela Integral Gastronómica Celia, en Córdoba, donde se convirtió en Profesional Gastronómico, una de sus pasiones ya desde muy chico al igual que el deporte.

En los años previos de cruzar el océano, trabajó desplegando su magia en las hornallas en hoteles y restaurantes de Córdoba. Estando allí fue que le llegó la propuesta laboral para ir a Francia, a través de uno de sus amigos. “Es como jugar en Primera División en fútbol”, hizo una comparación deportiva.

Viajó a Francia a fines de mayo de 2022 ya “con un contrato de trabajo”. En un primer momento solo y luego se sumó su novia, Marisa Marescotti, quien conoció mientras estudiaba en Córdoba. Ella también trabaja en el restaurante.

Para el verano francés, que es cuando más convocatoria tienen, espera “meter 100 cubierto por turnos”. Para ser uno de los comensales del lugar es necesario hacer una reserva previa.


Extrañar y aprender el idioma, desafíos del chef argentino


Heber González dijo que uno de sus principales desafíos al llegar fue el idioma. Contó que durante su formación recibió algunos conocimientos sobre francés, y que antes de emprender el viaje a Europa “repasó”. “En el sur de Francia casi no se habla español, se habla occitano, francés y un poco de inglés”, describió.

Sumó que en los primeros meses, durante sus francos, asistió a una escuela de francés y otra de formación cívica.

La otra parte difícil es la distancia con los seres queridos. “Se extraña la familia y los amigos”, dijo. Además, marcó que fue muy bien recibido en la localidad ubicada a unas cuatro horas de París, pero comparó que la gente del país “es más fría que la de Argentina”.

Los platos con su impronta argentina, le permiten viajar por momentos hacia sus raíces, al igual que su comunicación permanente con sus familiares.

“Siempre hay que ir detrás de los sueños, no bajar los brazos y con esfuerzo”, agregó.
Reveló que le gustaría crear algún lazo con alguna institución de su país para que argentinos puedan hacer alguna práctica en Francia.

Un mundial de fútbol especial,  lejos de Aluminé


Las casualidades del destino, hizo que Heber González estuviera junto a su novia mientras se desarrollaba el Mundial Qatar 2022.  Y que la final sea entre Argentina-Francia. Además que haya sido el 18 de diciembre, un día después de su  cumpleaños.

“La Selección me dio el mejor regalo”, dice entre risas, al recordar la consagración de los dirigidos por Lionel Scaloni.

Con la derrota en el inicio frente a Arabia Saudita recibió cargadas, pero la historia le daría su revancha con la imagen final de Messi levantando la copa.

Contó que festejó con gran entusiasmo la victoria y que pese a estar en tierras del rival no escatimó a la hora de gritar los goles. 

Compartió esa jornada con muchas personas, con motivo de su cumpleaños. 


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