Recorren la Patagonia en motorhome: así financian la aventura de los paisajes más lindos y la mejor pesca
Carla y Sebastián dejaron sus trabajos y partieron de Mar del Plata para viajar en una camioneta de 1980 convertida en su casa sobre ruedas. Y mientras conocen los lugares más hermosos, él cumple otro sueño: pescar en los ríos y lagos del sur. Cómo generan ingresos para vivir de viaje.
Por estos días, Sebastián y Carla estacionaron la camioneta modelo 1980 que adaptaron para vivir de viaje en ese Paseo de la Costa de Neuquén que los sorprendió a orillas del río Limay. Ahí, como cada vez que paran, venden artesanías, los cuadros que pinta ella, sahumerios. Se prenden a charlar con quienes se acercan curiosos y quieren saber cómo es la aventura, cómo la financian, cuál es su historia. La pregunta que más se repite: si es muy caro, con ojitos que brillan como si buscaran animarse alguna vez. Ellos les cuentan, por ejemplo, que al dejar de pagar el alquiler y los costos fijos en Mar del Plata gastan menos en la ruta. También que ahora, con lo que recaudan, pagan la comida de cada día y cuando hacen una diferencia, el gasoil para seguir la aventura en otro lado.
Aun no saben dónde continuará. Lo que es seguro es que no volverán a la cordillera de la Patagonia en los meses más fríos. Fue suficiente con lo que vivieron en Bariloche: aquella nevada histórica en otoño, La Camio, como le dicen a la Toyota Hilux 4×2 que compró 0 km el abuelo de Seba hace 43 años, tapada por los copos blancos. Belleza pura de la Patagonia, frío extremo, esperar varios días hasta poder circular otra vez, las dos caras del paraíso.
Puede ser que le encaren para el norte de Chile, puede ser que vayan de la montaña al mar rumbo a la costa de Río Negro. “Cuando tenemos plata llenamos el tanque y avanzamos”, dice Seba. Así son las cosas para ellos, con un pequeño gran detalle para él: apasionado de la pesca, va con la caña a los mejores lugares del sur en busca de piques imposibles.
Salmones inolvidables
Así, por ejemplo, pescó cinco grandes salmones en el río De las Vueltas, en El Chaltén. Como todo pescador de ley, se asombraba de verlos tan cerca y lo atacaba la ansiedad de que esos enormes peces no picaran. Hasta que sucedió y el video lo muestra como el hombre más feliz del mundo.
Pero había una historia detrás de la historia si la pregunta es cómo llegaron esos gigantes hasta ahí. La respuesta incluye a la controvertida y millonaria industria del salmón en Chile basada en los alevinos importados desde Canadá, fugas de jaulas donde aun hoy se apiñan en el sur trasandino, un gran cardumen formado en la cercanía de las Islas Malvinas, el regreso a su estado salvaje y a la costa para entrar al continente por el río Santa Cruz, remontar otros ríos y atravesar lagos para encontrar su lugar para reproducirse y luego morir hasta que una cascada interrumpe su viaje por el río De Las Vueltas.
Todo, en medio de los maravillosos escenarios que ofrece El Chaltén, la Capital Nacional del Trekking en Santa Cruz: los senderos con los colores del otoño, los picos nevados, el ícónico cerro Fitz Roy y sus agujas de piedra que se elevan al cielo y desafían a los andinistas. Tardaron dos horas en llegar al punto del río donde pescaría. “Camino destruido, mucho barro por las lluvias, pero vale la pena. Y cómo”, dice Seba orgulloso: a medida que avanzan conoce los mejores pesqueros, sus secretos y los comparte con sus seguidores, que disfrutan de los videos, festejan esos piques y agendan nuevos lugares para ir alguna vez.
-¿Y Carla pesca?
-Todavía no -responde Seba y se ríe. De fondo, se escucha el diálogo de ella con compradores de artesanías que se quedaron a charlar. “Buena onda los neuquinos”, dice él.
Pollo al horno
Se acerca la hora de la cena y aún no decidieron el menú. El preferido es pollo al horno con papas. Con la cocina a garrafa es como en cualquier casa. En cambio, la heladera la sacaron. “La llenábamos de cosas que no usábamos, cocinamos lo que vamos comprando, así es menos peso y más simple”, explica. También comen lo que pesca, excepto en los lugares de devolución obligatoria, como suele suceder con las truchas. En el caso del río De las vueltas, donde la provincia de Santa Cruz permite capturar en un tramo habilitado tres salmones chinook por día por pescador, se quedaron con las ganas de probar su sabor. Los devolvió todos: se habían quedado sin gas para cocinar.
Cuando les preguntan otro clásico, cuántos kilómetros tiene la camioneta, siempre responde lo mismo: 43 años. Y cuando le insisten, aclara: “No sé, es de la época en que cuando llegaba a 99.999 y hacía uno más el contador volvía a cero”.
La semana pasada se quedaron entre el frío y la nieve en una ruta de Neuquén, pero apareció Jorge, un ángel de la guarda rutero que los remolcó hasta Junín de los Andes, donde Augusto, otro crackm les cambió la bomba de agua.
Después siguieron viaje a la capital, donde a la camioneta le esperaban revisiones antes de continuar.
De Mar del Plata al mundo
Los dos son de Mar del Plata, Carla cumplió 41 en mayo y Seba lo hará en junio. Se conocieron hace 10 años y él, como parte de su declaración de principios, le contó que su plan era cambiar de estilo de vida a partir del 2023.
“Ella trabajaba como maestra, no le parecía. Cada tanto le mencionaba el tema, pero sin presión. Ella fue madurando la idea y un día dijo ‘sí, vamos’. Y acá estamos”, dice contento Sebastián.
Para eso, Carla renunció a su cargo docente y el dejó de trabajar como limpiador de vidrios de comercios y empresas, a lo que se había dedicado 14 años.
Durante todo ese tiempo ahorraron, compraron los elementos para convertir la camioneta en su hogar, planificaron. Y salieron a la ruta el 12 de septiembre del 2023, como había imaginado Sebastián. En ocho meses, llevan 12 mil kilómetros de inolvidable aventuras.
Busco mi destino
Partieron desde Mar del Plata, pasaron por Dolores, por Lavalle y enfilaron hacia la costa atlántica con rumbo sur para asomaron a hermosas playas camino al fin del mundo como las de Camarones, Puerto Deseado y Puerto San Julián. Llegaron a Ushuaia a fines de enero. Después, Tolhuin, Río Grande y cruzaron a Chile para recorrer Punta Arena y Puerto Natales.
Volvieron a Argentina por el paso Dorotea y se maravillaron con los glaciares en El Calafate y los senderos de El Chaltén.
Después, por la mítica Ruta Nacional 40 subieron hasta Los Antiguos, otra joya del sur. “Es hermoso ir conociendo lugares, sorprenderse de ver cada día algo nuevo”, dice Seba.
Luego volvieron a Chile para recorrer otro camino mítico: la Carretera Austral bordeando el lago Buenos Aires y fueron a las asombrosas Capillas de Mármol.
Ya de regreso a la Argentina, pasó lo más temido: “Se nos rompió la camioneta en el medio de la nada, en el embalse Alicurá”, Ese fue el lugar donde los rescató Jorge. “Nos salvó, no había nada cerca en 100 kilómetros”, recuerdan.
Si los paisajes no se pueden creer, los dos coinciden en que lo mejor del viaje es conocer a gente maravillosa que se acerca a preguntar si necesita algo, a dejar una palabra de aliento, a colaborar con la compra de un collar, una pulsera o un cuadro.
Maestra viajera
¿Cómo le resulta la experiencia a Carla? “Yo era una maestra de grado muy estructurada y organizada, me costó más la adaptación pero de a poco voy acostumbrándome a que no todo debe ser así, sobre todo viajando así, que los planes cambian constantemente. A veces se extraña a la familia y a los amigos, pero se compensa con lo que vamos viviendo en viaje, la gente que vamos conociendo, los lugares”, dice. Se escuchan voces en el Paseo de la Costa, llegan nuevos clientes para las artesanías. Al despedirse, cuentan que les gustó esa zona de la ciudad, que la encontraron linda, ordenada. Y que los ríos y los embalses de la provincia les regalaron hermosos paisajes a los que prometen volver.
Siempre que esté permitido y no haya devolución obligatoria, Carla y Sebastián comen lo que pescan, pero se quedaron con ganas de probar el sabor de los famosos y gigantes salmones chinook del río De las vueltas en Santa Cruz.
Así cuenta la historia Seba, que pescó allí cinco grandes ejemplares : “Los salmones los devolví, porque ni bien llegamos a la zona de pesca nos quedamos sin gas, así que aguantamos dos días y tuvimos que irnos, ya que en El Chaltén no había garrafas ni tampoco en las siguientes tres ciudades”, relata.
“Así que hicimos muchísimos km hasta poder encontrar una garrafa en Gregores”, agrega.
Si no pasaba eso, hubiéramos estado más días pescando en El Chaltén y conociendo más, pero se hacía imposible cuando caía el sol:estábamos cerca del lago del Desierto y el frío era demasiado, justo habíamos comprado una garrafa como esas de camping, pero no alcanza para mucho”, continúa.
“Y no tenía sentido sacar un salmón de estos que son tan grandes y no poder cocinarlo, así que volvían al agua. La pesca de ellos es hermosa y brutal: a pesar que los podemos ver, no es fácil agarrarlos, ya que en el río , no se alimentan y se los pesca por irritación”, señala.
Así convirtieron la camioneta en un motorhome
«A la camioneta le sacamos la caja original, y sobre el chasis armamos la estructura, que mide 2.75 de largo por 1.90 de ancho X 1.90 de alto. Más la cama que la armamos arriba de la cabina. Adentro pusimos cocina, baño con calefón ducha e inodoro, después tenemos una mesa, con 2 lugares para sentarnos, que es donde comemos», dice Sebastián.
«La estructura la armó un soldador en Mar del Plata y después en conjunto con un ingeniero que es el que termina diciendo que todo está bien, y nos da los papeles de homologación», agrega.
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