El tedioso desafío de encontrar talles

Según una encuesta, 6 de cada 10 personas tienen dificultades para encontrar ropa acorde a su talle. La Ley de Talles se sancionó en 2019, pero aún no se implementa.

Soledad es madre de una adolescente y salir a comprar ropa es un suplicio porque no consiguen talles. “Ella se deprime y yo tengo terror de que se pase del otro lado con alguna enfermedad”, reconoce la mujer.

Fernando admite que toda su vida tuvo problemas para conseguir talles. Calza 47 y las únicas zapatillas que consigue son las especiales de basquet que, además, son carísimas. Con la ropa le pasa lo mismo. Por eso, busca alternativas en cada viaje a Buenos Aires, aunque los precios de los talles especiales son mucho más caros. “Heredé ropa del papá de un amigo que murió y ando con eso desde hace cinco años”, cuenta.

Daniela reconoce que la tarea de conseguir talles se facilitó un poco más con las ventas por internet. “En Bariloche tenés dos casas de talles especiales pero los dueños deben pensar que uno gana en dólares. Además, la mayoría de la ropa es con flores, tipo señora grande. Y lo cierto es que el talle 60 se achicó. No es lo que era antes”, señala la mujer.

Según la última encuesta de Anybody Argentina, que evaluó un universo de 7.000 personas, más del 50% manifestó tener dificultades “siempre o casi siempre” para conseguir ropa de su talle.

En 2019 se sancionó la Ley de Talles que, se reglamentó recién en de junio de 2021, pero aún no se implementó.

“Talles reales” se lee en el frente de un comercio ubicado en la calle Elflein al 100 en el centro de Bariloche. Nora Schanahan abrió el local 11 años atrás cuando no conseguía ropa para ella misma.

“Muchas clientas llegan diciendo que no consiguen talles. Además de vender ropa, hago de psicóloga. Muchas mujeres se largan a llorar por la angustia que les genera no conseguir prendas. Alguna vez le pregunté a un fabricante por la falta de talles únicos y me respondió: ‘De un rollo de tela, saco 100 pantalones chicos y 60 talles grandes’”, expresa.

Poco a poco, surgen emprendimientos que incorporan la diversidad de talles. Foto: Chino Leiva

Dice que conoce a muchas veinteañeras que usan talle 60 y no consiguen ropa acorde a su edad. “Los fabricantes piensan que solo la gente grande usa talles grandes. Las chicas jóvenes merecen una vestimenta como mujeres jóvenes y no como viejas”, expresa la muejr.

¿Resulta poco redituable para los fabricantes de ropa el talle único? Mercedes Estruch, coordinadora de la asociación Anybody Argentina, consideró que esto “depende de la perspectiva de quien produce”. “Quienes tienen marcas de hace más tiempo y un modo de producción más tradicional están acostumbrados a producir indumentaria con un método determinado y, la ampliación de de talles se les vuelve como una resistencia. Otros han incursionado en ampliar su curva de de talles y encontraron un beneficio en eso”, señaló Estruch.

Dijo que hay nuevas empresas o emprendimientos que incorporan la diversidad de talles y han constatado que “se vende casi toda la curva de talles”. “Así que es un poco el animarse al cambio. Hay que cambiar la perspectiva de qué cuerpos son los que hay en la sociedad que también es un estereotipo y se reproduce en la producción de indumentaria”, indicó.

Un largo recorrido

Los especialistas calificaron la Ley de Talles como “una ley escalonada”. La reglamentación establece la realización de un estudio antropométrico, una especie de censo corporal en todo el país a fin de extraer las medidas para elaborar una tabla de talles adaptada a los cuerpos. Ese estudio se terminó a principios del 2022.

“La ley resetea la industria de la indumentaria. No es fácil. Se deja de fabricar indumentaria como ahora. Lleva mucha gente involucrada y mucho tiempo. Con la pandemia perdimos un año y medio en la reglamentación”, indicó Brenda Mato, activista por la diversidad corporal.

Recalca que “la columna vertebral” de la ley es el estudio antropométrico para crear la tabla de talles. “Llevó mucho tiempo porque se hizo con personas de todo el país y se tomaron muestras. Todo eso llevó un año y recién en junio de este año se puso en marcha el tratamiento de esos datos. Se conformó un consejo consultivo que se encarga de ayudar al INTI a analizarlos”, dice.

La Ley de Talles establece la realización de un estudio antropométrico, una especie de censo corporal en todo el país. Foto: Chino Leiva

La activista no es optimista. “A este gobierno le interesa poco la temática de la diversidad corporal y probablemente la ley quede en el mismo lugar donde quedó. Es una ley escalonada y, sumada a la bucrocracia, lleva mucho tiempo. La última reunión fue el 7 de diciembre y a partir de ahora quedamos a la buena de Dios de lo que disponga el estado nacional. No creo que la deroguen. Pero probablemente quede dormida”, advierte.

Disconformidad

Según la última encuesta de Anybody Argentina, el 60% de los encuestados manifiesta que para acceder a determinados talles se debe gastar más dinero “siempre o casi siempre”.

Otro dato alarmante es que el 61% que encuentra dificultad para encontrar ropa responde sentirse triste porque su cuerpo no encaja con la ropa que quiere. El 45% dijo enojarse consigo mismo por cómo está su cuerpo. Solo el 5% se siente indiferente.

Ante las dificultades para encontrar ropa de su talle, el 64% de los encuestados admite que esto los lleva a cuestionar su cuerpo.

“Que casi el 60% de las personas diga que el talle que tiene no es su ideal quiere decir que tiene la idea de que su cuerpo debería ser otro o le gustaría que fuera distinto”, opina Estruch y agrega: “Esto tiene que ver con todo el bombardeo de cómo tienen que ser los cuerpos y el modelo único de cuerpo que se nos impone desde muy chiquitos tanto como estereotipo corporal como de belleza”.

Mato considera que hay dos “universos paralelos”. Por un lado, el de la moda y lo que se consume en los shoppings, lo más industrializado. “Es la misma burbuja de siempre. Fingen demencia. La Cámara de la Indumentaria que nuclea a las marcas y 125 shoppings sigue trabajando como si esta problemática no existiera. Nos han llegado a decir que esta problemática no existe porque de hecho, estamos vestidas”, objeta.

Paralelamente, poco a poco, van surgiendo marcas independientes que apuestan a una diversidad de talles. “Esto habla de que hay un cambio y de un mercado. De todos modos, hablamos de un 5% contra un 95%. Pero lo cierto es que hay marcas que demuestran que no se funden por tener una tabla de 15 talles. En la Villa 31 existe una cooperativa que realiza ropa interior con diversidad de talles. Si la problemática fuera económica, no existirían. Quien no hace talles es porque decide no hacerlos”, replicó Mato.

Cuestionan que las prendas de talles grandes son más caras. Foto: Chino Leiva

Cómo afecta la ausencia de una ley de talles

La encuesta de Anybody Argentina revela un dato alarmante. El 36% de los encuestados admite alguna conducta “de riesgo”, como hacer dieta para bajar de peso, no comer, tener atracones, vomitar o hacer ejercicio en exceso.

“Muchas veces, no encontrar ropa puede llegar a ser un disparador para empezar a realizar ciertas conductas que son consideradas de riesgo para desarrollar algún padecimiento de la conducta alimentaria”, señaló Estruch.

Para la psicóloga Clara Oyuela, “el hecho de que no haya talles para todas las personas o que tengan que existir locales que aclaren ‘Contamos con talles XXS o XXL´, refleja toda una forma de ser cultura, una mentalidad estética que reduce la idea del cuerpo a una única posibilidad. Obviamente que esto provoca tristeza en quien siente quedar afuera porque es una forma de marginación social injusta y hasta ridícula”.

La falta de talles no afecta por igual en todas las etapas de la vida. “Los niños y adolescentes son siempre más vulnerables porque están creciendo y buscando su personalidad y lugar en este mundo. Los adultos, por ser adultos, supuestamente contamos con otras herramientas y recursos para hacerle frente a las situaciones que generen tristeza, injusticia o frustración”, expresó Oyuela.

Sin embargo, resalta que “en lo que concierne a lo estético, los adultos pareciéramos ser tan víctimas como los niños y adolescentes. Víctimas de nosotros mismos. Quizás algún día logremos vivir más relajados y sencillos en relación a esta carrera por la imagen. Creo que hoy en día, ser sencillo es una verdadera revolución”.

Etiqueta versus talle real

Analía Roganti tiene una tienda de ropa en Diagonal Capraro y Elordi. Considera que el fabricante elabora lo que más salida tiene.

“Hay una ley que los obliga a hacer todo tipo de talles, pero no hay control. Hoy te ponen etiquetas que son ridículas: ponen XL a una prenda que, si la medís, sería un talle M. Voy buscando amplitud de talles, pero el promedio que más sale en Bariloche es el L y doble XL. Trato de buscar eso, así como son pocos los S y M”, expresa Roganti.

Admite que hay gente que queda afuera de los talles. “Es cierto que no se consiguen y se sienten mal. Pero ojalá tuviera una fortuna de plata para invertir en esos talles”, admite.


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