El trasplante que salvó la vida de Felipe unió a dos familias de Neuquén e hizo historia en la medicina argentina
Felipe vivió conectado por meses a un corazón artificial en Buenos Aires a la espera de un trasplante. Finalmente, este pequeño luchador recibió un corazón que no solo le dio vida, sino que hizo historia por la forma en la que fue trasplantado, marcando un precedente en la cirugía pediátrica.
Felipe había cumplido un año hace pocos días. Ese festejo lo atravesó en el hospital Italiano de Buenos Aires, donde conectado a un corazón artificial, esperaba en un trasplante de corazón. Esa donación llegó y no solo le cambió la vida al pequeño bebé neuquino, sino que también cambió la historia en la medicina argentina.
«Llegó a tiempo«, dijo la mamá de Felipe, Pamela Domínguez, acerca del corazón que recibió su hijo después de luchar por meses. Felipe nació el 20 de mayo de 2024 y al tiempo los médicos confirmaron que tenía una miocardiopatía dilatada severa.
Tras su primera internación en Neuquén, fue trasladado a Buenos Aires y luego ingresó en la lista de emergencia nacional del Incucai. «Su corazón ya clínicamente no tenía manera de volver a funcionar», explicó su tío en ese momento.
Desde entonces, Felipe había estado conectado durante seis meses a un sistema de asistencia ventricular, Berlin Heart, una máquina que bombea la sangre en lugar del corazón. Pasaron los meses sin noticias y aunque su cuerpo resistía a este soporte vital, empezó a presentar complicaciones.
«Feli tiene una predisposición a formar fibrina, entonces había que desconectarlo y conectarlo una o dos veces por semana para limpiarlo. En el último tiempo era un conflicto», relató su mamá.
Fue en ese momento que le avisaron a su familia que había un corazón disponible. Era de un niño de dos años, Luca, que, aunque parezca de película, había conocido a la familia de Felipe. «Nos habíamos conocido el año pasado. Él había compartido habitación con nosotros, estaba por un trasplante de hígado», relató la mamá del bebé neuquino.

Ella y la madre del donante forjaron un entrañable vínculo. «Ellos también eran de Neuquén. Estábamos juntas, apoyando cada uno a su hijo. Así generamos una conexión«, manifestó Pamela. Aunque el pequeño volvió a su casa luego de ser trasplantado, con el tiempo su salud comenzó a deteriorarse debido a un cuadro viral.
«Nosotras seguíamos en contacto. Yo me encontré con su mamá cuando lo trasladaron al hospital de nuevo«, contó. «Siempre algo nos enlazaba«, agregó.
Lamentablemente, la salud del niño empeoró. Estaba conectado a ECMO y «no tenía más posibilidades de vida», indicó la mamá de Felipe. Al no tener muerte cerebral, el trasplante no fue considerado al principio. Sin embargo, esa familia, mientras despedía a su hijo, tuvo el valor de pensar en otra y tomó una radical decisión sin saber que impactaría en la vida de Felipe.
El centro de salud que contaba con las herramientas y experiencias para hacer una cirugía innovadora la autorizó. En Argentina, la donación de órganos tradicionalmente se realizaba tras la muerte cerebral del donante, una condición en la que el cerebro deja de funcionar por completo, pero la circulación sanguínea se mantiene por un tiempo gracias al soporte artificial.
En cambio, en la donación en asistolia, el fallecimiento se produce por un paro cardíaco irreversible, lo que interrumpe inmediatamente la circulación. Esto implica un desafío mayor, ya que el tiempo disponible para extraer y trasplantar los órganos es mucho más limitado. Sin embargo los profesionales decidieron que se realizará con este procedimiento. Y sería la primera vez.
Felipe recibió ese corazón porque se encontraba en el primer lugar de la lista del Incucai. La cirugía fue sorprendentemente breve. Gracias al método empleado, el nuevo corazón pasó muy poco tiempo fuera del cuerpo, lo que redujo los riesgos colaterales. “Muchos chicos salen de un trasplante con los riñones afectados o necesitan asistencia respiratoria. En este caso, como el traslado fue casi inmediato de un cuerpo al otro, los órganos no sufrieron. La recuperación es mucho más rápida”, explicó la mamá de Felipe.
Y hubo un detalle conmovedor: al momento de la operación, el nuevo corazón, aun con un color amarillento por el deterioro, recuperó el color rojo vivo apenas fue implantado. “Era como si fueran el uno para el otro”, dijo Pamela.

Cuando la cirugía terminó, las dos familias se fundieron en un profundo abrazo. Las mamás que pasaron horas en la sala hospitalaria compartiendo anécdotas de sus bebés y también esperanzas de vida, en medio del dolor y la gratitud, sellaron un vínculo tan fuerte como el latido de ese nuevo corazón en el cuerpo de Felipe.
Aunque la cirugía fue exitosa, la recuperación todavía demanda tiempo. Permanecerá en Buenos Aires, al menos durante un año para controles y estudios. “No importa cuánto falte. Vamos a hacer lo que sea necesario hasta que esté 100% recuperado y podamos volver a casa, tranquilos, con él fuera de peligro”.
La relación de ambas familias sigue intacta. «No sabes cómo agradecerle a alguien que le dio vida a tu hijo», expresó la mamá de Felipe. «Hoy son parte de nuestra familia, hablamos a diario y les dijimos que si quieran ser parte de la vida de Felipe, de nuestra vida, están totalmente bienvenidos. Ellos son los papás del corazón de Feli«, expresó Pamela entre lágrimas.
Ella hoy duerme con su hijo en brazos, sabiendo que le espera una larga vida a su lado. Sin embargo, esa lucha que empezó hace varios meses por la visibilización de la donación pediátrica y que buscaba un corazón para su hijo sigue en pie. “Voy a vivir con mi bandera de la donación pediátrica. Voy a insistir con que se hable, con que se modifique la ley si es necesario. El niño que le donó el corazón a mi hijo dejó un legado enorme y hermoso”.
Felipe, el bebé que impulsó una campaña nacional
La historia de Felipe, el bebé de Neuquén que necesitaba urgentemente un trasplante de corazón, trascendió rápidamente las fronteras de su familia y se convirtió en un símbolo de esperanza y solidaridad a nivel nacional.
Su caso visibilizó una realidad poco conocida: la importancia y la urgencia de la donación de órganos en la población pediátrica, un área que aún enfrenta grandes desafíos en Argentina. Es que la Ley Justina establece la donación automática en adultos, pero en menores de edad la decisión recae en los padres, lo que complica aún más los trasplantes pediátricos.

Desde el momento en que se supo que Felipe requería un corazón, diversas organizaciones, hospitales y comunidades educativas comenzaron a sumarse a una campaña masiva para concientizar sobre la donación de órganos en niños. Escuelas, centros de salud y grupos sociales difundieron mensajes de apoyo y realizaron actividades para promover la donación y la necesidad de mejorar las políticas públicas en este ámbito.
Las redes sociales jugaron un papel fundamental y multiplicaron el alcance de la campaña generando un movimiento solidario que unió a miles de personas en todo el país. Para Pamela, mamá de Felipe, este movimiento fue una muestra clara de que “la solidaridad y el amor pueden salvar vidas”.
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