Inventó la «monocleta» para infancias en sillas de ruedas y rompió barreras en las aulas de Plottier

La profe “Petty” unió sus dos pasiones: la enseñanza y la herrería; y como resultado de un proceso de creatividad y solidaridad, trajo al mundo un invento bien neuquino: la “monocleta”. Un monociclo con una silla adaptada que ya está multiplicando oportunidades a pequeños en sillas de ruedas. 

La ideóloga y fabricante es Florencia Labraña, una profesora de Educación Física y licenciada en Actividad Física y Deporte de Plottier, Neuquén. Tiene 33 años y vivió toda su vida en la ciudad que la vio crecer, correr, remar y circular por todos lados. 

Sus estudiantes le dicen “Petty” y ella misma se autopercibe como una persona dinámica y emprendedora. Las ganas de hacer que sus alumnos con discapacidades motrices puedan vivir experiencias nuevas al aire libre y participar de las salidas escolares, la llevaron a desafiar los límites. 

“Soy una persona activa, me gusta remar y disfrutar de mi ciudad. Por eso también quiero compartir con mis estudiantes experiencias en el ámbito natural”, contó en diálogo con Diario RÍO NEGRO. Trabaja como docente en la Escuela Primaria Nº 106 y desde ese lugar, como docente, pelea para que la Educación Física sea una experiencia inclusiva, transformadora y accesible para todos.

En 2024 empezó el curso de Herrería en el Centro de Formación Profesional N° 14 de Plottier. A mitad de año, se le cruzó por la mente la posibilidad de armar una silla adaptada para estudiantes con discapacidad y a través de esta herramienta poder llevarlos a espacios naturales sin complicaciones, de forma inclusiva y participativa. 

Las salidas escolares al aire libre son parte del “Proyecto de los Días Viernes”, una propuesta que lleva a los chicos a recorrer diferentes circuitos de Plottier, en conjunto con otras escuelas, la 301 y la 367.

Con este objetivo, le consultó a su profesor de Herrería, Nelson Moraga, si creía que era posible. Y sin demasiados preámbulos, pusieron manos a la obra. “Tardamos casi cuatro meses en armarla con muchos tropiezos, ya que no conseguíamos recursos para poder fabricarla”, contó Florencia. 

Ante ese obstáculo y la falta de presupuesto, decidieron empezar con recursos propios y utilizar algunos objetos reciclados como hierros, metales, bicicletas y bancos de escuela rotos. 

“Quería que las infancias usuarias de silla de ruedas puedan vivir experiencias en la barda o el río. La presentamos el año pasado y la usamos con mucha emoción y éxito”, reveló a este medio. 

Se lanzó la monocleta y fue pura emoción

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Cuando la presentaron en sociedad y vieron a los chicos disfrutar, los adultos terminaron emocionados hasta las lágrimas. Hoy esa silla sirve a muchos chicos y Florencia la presta a cambio de materiales donados para seguir fabricando más unidades. 

La creación de la profe «Petty» ya llevó a chicos a los senderos de la barda. Para la monocleta y la profesora, nada es imposible.

Hasta el momento se construyó solo una, pero Florencia piensa en una versión evolucionada: que permita el traslado, pero que no dependa de asistentes, para que el usuario tenga autonomía total.