La lucha de la pequeña Abigail contra el cáncer y un festejo que emocionó en las calles de Roca

Tiene cuatro años y junto a su familia, recorrió en auto las calles de la ciudad celebrando su última sesión de quimioterapia. Son de Chimpay y para su padre, es importante poder mirar más allá del diagnóstico.

El festejo emocionó a cientos de vecinos que hace unos días pudieron observar un automóvil recorriendo las calles con globos multicolores y una destacada bandera que rezaba: “Mi última quimio – Abigail- Gracias Dios”.

El mensaje llegó al corazón de muchos roquenses que los vieron recorrer la zona céntrica. Pero atrás de ese emblema estaba la historia de la pequeña niña de cuatro años, que hace unos meses llegó con un diagnóstico estremecedor.

Javier González (32), su papá, contó que el 18 de enero de este año quedará marcado no sólo en su recuerdo sino también en el de su esposa Antonella Muñiz (27) y en el del resto de sus hijos Jeremías (9) y Faustina (1).

“Pasamos de estar disfrutando de la pileta y corriendo por toda la casa a una sala de terapia intensiva”, comentó emocionado su papá quien aseguró que la niña siempre fue activa y con mucha energía.

Primero vino la fiebre, los exámenes y un primer diagnóstico: leucemia linfoblástica aguda (cáncer a la sangre) que estuvo acompañado por un cuadro de Covid-19. «Fue como si se nos derrumbara el mundo», dijo.

El estado anémico de la pequeña se agravó rápidamente y del centro médico de Chimpay pasaron directamente al Sanatorio Juan XXIII donde Javier estuvo internado con la niña durante casi un mes.
Y así fue transcurriendo este 2022 para esta familia. Alternando no sólo el tratamiento en el centro médico de Roca sino también con el cuidado y contención de los otros dos niños que estaban en Chimpay.

«Esto nos cambió la vida de un día para el otro»

“Yo trabajo en un frigorífico y mi esposa había retomado sus estudios secundarios. Esto nos cambió la vida de un día para el otro”, dijo el papá quien agradeció no sólo al personal médico de Chimpay sino también a todos los médicos, enfermeras, personal de limpieza, al de recepción y seguridad del sanatorio.

Todos ellos nos hicieron sentir como una familia. Nos acompañaron en los momentos más difíciles de esta enfermedad y se los vamos a agradecer siempre”, comentó emocionado el padre de la pequeña quien recordó que en Chimpay la gente organizó bingos y desde el municipio les brindaron contención porque el tema económico es otro de los problemas que debe afrontar una familia en este proceso.

La campanada final que trae alegría

El lunes pasado se escuchó una campana que sonó con fuerza en el área de pediatría infantil del sanatorio. Es la acción habitual que realizan los pacientes que están dejando las sesiones de quimioterapia.

Javier contó que fue un momento increíble. Si bien sabe que deberán continuar con el tratamiento vía oral, ahora será tiempo de volver a Chimpay con Abigail en sus brazos.

El festejo lo realizamos con el resto de los pacientes oncológicos en el sanatorio. Y después decidimos salir con el auto porque para nosotros esta etapa es muy importante. Es como dejar un lindo recuerdo en un momento muy difícil de nuestras vidas”, relató emocionado el vecino quien pidió dedicar un párrafo de esta nota a los médicos y en especial a Agustina Raimondo, la oncóloga infantil, que dedicó buena parte de su tarea a la pequeña Abigail.

A sus cuatro años, Abigail logró pasar esta primera etapa. «Todavía queda un proceso largo», contó su papá.

Ahora deben regresar a su localidad con nuevos desafíos. «Tenemos que reacondicionar toda la casa porque por un año largo va a tener que seguir teniendo cuidados especiales y eso nos lleva a tener que modificar todo para que sea un lugar apto para q ella pueda estar», explicó.

Un festejo para tomar fuerza y seguir

Tocar una campana, recorrer las calles en un auto o festejar con amigos, familiares y pacientes. Todo suma a la hora de retomar fuerzas y continuar con el tratamiento explicó la oncóloga infantil Agustina Raimondo, quien durante todo estos meses atendió y acompañó a la familia de Abigail en el Sanatorio Juan XXIII.

“No es algo que se haya inventado acá sino que surgió en otros países y se fue multiplicando con las redes sociales”, dijo la profesional quien aclaró que sirve para tomar un nuevo impulso ya que continuarán con otra etapa que es vía oral pero en su ciudad.

Para la médica no es sólo el triunfo de una familia sino también de muchos trabajadores del sanatorio que fueron acompañando el proceso. Y de los vecinos de Roca ya que no fueron pocos los que donaron sangre o plaquetas en el tratamiento. Contó que son una familia estupenda y que acompañó mucho el proceso.

La pequeña Abigail y la felicidad de finalizar un duro proceso. Ahora podrá continuar con el tratamiento en su casa de Chimpay. (foto gentileza)

“No siempre sucede esto y por eso la ley de oncología infantil aprobada buscaba que los pacientes tengan una mayor contención. Y obliga a brindar un tratamiento cerca de sus afectos y de sus familiares”, remarcó la médica quien dijo que todavía quedan otros dos niños en tratamiento con la misma patología en ese centro médico.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios