La mujer de los tres nombres que sobrevivió al horror nazi para contarlo

Mónica Dawidowicz nació en un ghetto en Bielorrusia en 1941 y fue entregada a una familia "protectora" polaca. Sus padres murieron en un campo de concentración nazi dos años después. Conoció su verdadera historia cuando era adolescente.

Mónica Dawidowicz nació en un ghetto en Lida, al noroeste de Bielorrusia, en 1941. Sus padres alcanzaron a entregarla a una familia protectora polaca y católica y, dos años después fueron asesinados en un campo exterminio nazi en Majdanek, en Polonia.

Se crió sin conocer su verdadera identidad aunque siempre tuvo sospechas acerca de «una historia oculta». Con 14 años, logró confirmar el destino de sus padres.

«Nací en un ghetto de Lida cuando ya el ejército alemán, con las SS, habían entrado a esa ciudad. Fui la tercera hija de mis padres que, al entender que no podrían protegernos, decidieron entregarnos a familias no judías», relató la mujer que hoy tiene 80 años. Solo ella y su hermana mayor lograron sobrevivir al exterminio de los nazis.

Dawidowicz diferenció esa época de guerra de la invasión que hoy sufre Ucrania por parte de Rusia. «Hoy hay organizaciones que prestan ayuda, gente que busca gente. No era así. Los nazis mataban a quienes protegían a un judío. No quedaba otra que encontrar gente de buena voluntad«, aclaró.

Con apenas 6 años, después de un largo periplo, desembarcó en Argentina en 1947. Su familia protectora se había comprometido a devolverla a sus padres biológicos -si lograban sobrevivir- o a enviarla a Argentina donde vivían unos tíos paternos.

Con solo 6 años, llegó a la Argentina, pero sin conocer su verdadera historia. Foto: Chino Leiva

«Resuelven reingresarme al seno familiar, sin contarme la verdad. Argentina no permitía mi ingreso al país ya que no otorgaban visas a judíos (en realidad, hablaban de ‘gente no deseable para su país de origen´). Mi tío logró hacerme entrar por Montevideo y de ahí, llegué a Buenos Aires», mencionó.

No guarda recuerdos de su primera infancia y con dolor, reconoce que creció sin conocer su verdadera historia. «Demoré en conocerla, pero como siempre digo, hay otras memorias. Fui descubriendo la verdad a través de conversaciones de los adultos, documentación que encontré en la casa de mis tíos, fotos y cartas», expresó. Recién a sus 14 años, pudo preguntarle a sus tíos qué había sido de sus padres.

«Siempre lo supuse -añadió-, mi descubrimiento fue lento. Había una búsqueda interior y hacia afuera. Poco a poco, fui asimilando las verdades. Fue -y es- perturbador«.

Dawidowicz trabajó 43 años como agente de viajes, vivió cuatro años en Israel hasta que se casó y regresó a Argentina donde tuvo tres hijos y hoy disfruta de sus seis nietos.

Asimilar su historia siendo adolescente no fue fácil. Tampoco lo es ahora. Su voz se entrecorta por momentos a lo largo del relato y el dolor se percibe en cada palabra. Sin embargo, esta mujer nunca se opone a brindar su testimonio ya sea en escuelas, universidades e instituciones.

Siente que contar su historia «es casi como una obligación». Foto: Chino Leiva

«Durante muchos años, sabiendo mi historia, habiendo investigado tanto y habiendo hablado con familiares, no pude contar mi verdad ni siquiera a amigos. Seguía teniendo documentación falsa. ¿Por qué? Porque estaba el mismo gobierno que no me había dejado ingresar al país y luego la dictadura. Con la democracia sentí que podía hablar y empecé a contar para que se conozca lo que había pasado», dijo.

Algunos años atrás, sus hijos le pidieron que plasme su historia por escrito para sus nietos y bisnietos. Lo que empezó como un proyecto para el seno familiar, se convirtió en un desafío literario. «Todos mis nombres» se llama el libro de Dawidowicz, alusivo al nombre que le dieron sus padres biológicos, al que le otorgó la familia polaca en su bautismo y al modo en que la llamaron durante su estadía en un orfanato en Suecia, mientras su familia protectora tramitaba su ingreso a Argentina.

«La angustia es profunda. Hay quienes no han podido hablar durante toda su vida. Pero brindar testimonio es una manera de no permitir que se borre la memoria de los que fueron aniquilados. Lo siento casi como una obligación», confió Mónica en su visita a Bariloche.

Seminario abierto al público

Mónica Dawidowicz es una de las disertantes en el seminario sobre «Discursos de Odio, Distorsión y Banalización del Holocausto y otros genocidios» en Bariloche que organiza la Casa de Ana Frank Buenos Aires para América Latina.

El encuentro es abierto al público y se desarrollará este jueves y viernes en BEC. Se puede seguir a través de https://www.youtube.com/user/AnaFrankArgentina.

En esta oportunidad, Dawidowicz disertará sobre el testimonio como herramienta para contrarrestar discursos de odio, el rol de los sobrevivientes, los familiares de las víctimas de genocidios y las instituciones y organismos de memoria.

«Todos mis nombres» es el nombre del libro que escribió Dawidowicz en 2018, a pedido de sus hijos. Foto: Chino Leiva

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