Verano: ni playa ni cordillera, a rodar el río Limay

La billetera aprieta y las vacaciones afuera son carísimas. Pero la ciudad de Neuquén ofrece una alternativa para toda la familia. Las bicicletas gratis del SiBici son un paseo imposible de resistir.

Son tiempos en los que el peso no se estira. El mango no alcanza y las vacaciones fuera de casa se alejan cada vez más. Pero la ciudad de Neuquén ofrece una oportunidad recreativa que conjuga naturaleza plena y disfrute.

El Paseo Costero a la vera del río Limay, tiene miles de propuestas para los veraneantes sin pasaje y sin bolsillo resistente. Y desde hace más de seis años se suman las bicicletas gratuitas del sistema SiBici, que en los últimos tiempos fueron sumando adeptos. Pasaron de los 3.000 usuarios a los 7.000 registrados al día de hoy. El trámite para usarlas es sencillo, rápido y gratuito. El viaje también.

Si los niños en casa están aburridos, si los papás se quedaron sin estrategias para dominar tanta energía demoledora de paciencia y hermanos menores, entonces es hora de pensar en la isla 132 como punto de partida.

Se carga el mate y la botella de agua. Protector solar, gorra, anteojos y a rodar el Limay. Paso previo es necesario registrarse con el número de DNI en la página oficial del municipio, para que la bici se desprenda de su “palenque”.

En el ingreso al Paseo de la Costa se encuentran en simétrica fila las playeras verdes de paseo. Al costado un totem con un teclado similar a los que tenían los antiguos teléfonos públicos, en el cual se ingresa el DNI y una clave. Se escucha un clic, la luz cambia de rojo a verde y ¡listo!

El recorrido inicia justo en el triángulo de calle Río Negro, donde el río abre uno de sus brazos hacia el norte y su curso madre sigue hacia el este. No importa la hora del día; los frondosos árboles que se inclinan sobre la bicisenda hacen ameno el recorrido. Al costado, el Limay que exhibe toda su majestuosidad.

Noelia Rueda, coordinadora de la secretaría de Movilidad y Servicios al Ciudadano del municipio, comentó que la estación de bicicletas del Paseo de la Costa es utilizada en gran mayoría durante las tardes, de lunes a lunes.

En pocos minutos se llega a calle Linares, donde finaliza el territorio de la isla 132 y se empalma con la arteria que serpenteando conduce hasta la confluencia de los ríos. Empieza allí mismo un circuito donde el Limay regala su cauce más genuino, torrentoso y profundo.

Es una de las zonas menos visitadas masivamente, por eso las aves hacen de las suyas. Cierto es que es muy difícil bicicletear y mirar para arriba, pero no hace falta. Cardenales, gorriones, horneros se vuelven terrestres y caminan por los senderos parquizados como si los humanos no existieran.

Sobre el agua se deslizan garzas, patos y biguás que “orillean” con comodidad. El silencio es grande. Ni el motor de los gomones de Prefectura lo interrumpe. Los autos que transitan por allí tampoco, es que la calle angosta impide “pistear”. Un pescador ilusionado está hasta las rodillas metido en el agua. Es poco probable que saque algo, pero el ritual vale la pena. Sobre los senderos, ese niño o aquella niña irrumpen para gritar que tienen sed, que se cansaron. Pero papás, a no sentir que el paseo se terminó allí, recuerden que aún falta el regreso.

En cualquier punto del recorrido se puede parar, “acodar” las bicis en un árbol y regalarse una pausa. Pero hay dos lugares en los que vale la pena detenerse. Uno es Linares y Los Álamos y otro es Obrero Argentino y Linares. Allí hay dos miradores, donde la postal familiar tendrá un fondo increíble. El de Obrero Argentino tiene un sillón hamaca que es disputado por todos los que pasan por ahí.

A esa altura, luego de calmar a los pequeños y tomar un respiro, la confluencia de los ríos Neuquén y Limay está a nada. ¿Vale la pena llegar hasta ahí? Pues claro que sí, pero hay que aclarar que se llega a lo que se denomina “primera confluencia” o “falsa confluencia”, ya que allí se juntan brazos menores de los cauces de los río. De todas manera, el paisaje es digno de admirar. Se pueden apreciar los distintos colores de ambos ríos que se mezclan para formar el río Negro. Y con la vista al frente, la barda colorada que le pone límites a las provincias de Neuquén y Río Negro. Y también aquellas islas denominadas “de la Gobernación” que durante años fueron tema de disputa. Pero eso no importa, hoy quedaron como reducto natural del centenar de especies animales que las habitan.

Antes de llegar a ese punto, se transita un recorrido de 1.800 metros lineales de sendas peatonales y bicisendas, enmarcados por vegetación autóctona y caminitos de tierra de pureza patagónica y con sectores a los que hay que “ponerle piernas”.

A la península se puede ingresar con las SiBici, no pasa nada. Pero hay que pensar, quién se anima a ese recorrido deberá saber que el recorrido es áspero. Hay sectores muy arenosos, donde la pedaleada requiere de un esfuerzo mayor. Pero llegar se llega. Otra cuestión no menos importante a tener en cuenta es que el sistema habilita el uso de la bicicleta durante una hora y media. Pero ¡pará!, tranqui, no pasa nada.

Llegar a la Confluencia demanda una hora de ida y vuelta, pero si el plan es meterse en la península Hiroki el tiempo se dilata. “Superado ese tiempo, alguien del equipo que administra el sistema SiBici se comunica al celular del usuario registrado para saber por qué esa bici no llegó al punto de origen. Ahí se acuerda un nuevo plazo de llegada y van a estar atentos a que eso pase”, aclaró Rueda.

Por lo cual, esto se convierte en un “planazo” de verano gasolero, con una inflación que en este caso sí vale la pena. El regreso estará signado por las mismas imágenes del inicio del recorrido. Pero queda algo, el río Limay y todas sus maravillas una vez más. Se llega al punto de origen, se encastra la bici en el mismo lugar donde fue retirada y ya fue. Y el saldo final es positivo.

Las bicis, en su mayoría, están en buen estado. Alguna puede hacer algún ruidito porque le falta aceite a la cadena. O los frenos no están tan bien calibrados. O el canasto para poner el mate y la mochila tienen algunos agujeritos. Pero son buena opción para recorrer una de las zonas más hermosas de la ciudad. Te lo digo yo, que nací y me crié con las patas metidas en el río Limay.

37
birodados están disponibles en la actualidad. La municipalidad está armando una nueva licitación para sumar 10 más.

El 60% de quienes usan las bicis son mujeres


En los últimos dos años se duplicó la cantidad de usuarios del sistema SiBici, que tiene algunas particularidades que destacar.
El 60% de los usuarios de los rodados son mujeres de entre 25 y 40 años. Según los registros de la página web de la municipalidad de Neuquén.
Actualmente, están disponibles 37 bicicletas. Pero el Ejecutivo local está preparando una nueva licitación para sumar otras 10 más.
El sistema tiene cuatro estaciones donde se pueden retirar las bicicletas: en el edificio municipal de Novela y Godoy, en la Estación Terminal de Ómnibus (ETON), en el Parque Central, al costado de la oficina de Turismo y en la isla 132. Hay que recordar que se puede retirar una bici de cualquier estación y devolverla en cualquier otra.
Noelia Rueda, coordinadora de la secretaría de Movilidad y Servicios al Ciudadano de la municipalidad, comentó que durante la mañana las estaciones más concurridas son las del oeste y del centro y por las tardes la del Paseo de la Costa hace furor.
“Del oeste al centro la gente la usa para trasladarse a sus lugares de trabajo. Con el circuito de bicisendas y ciclovías es muy práctico y rápido llegar. Muchos sacan una bici en la municipalidad del oeste, bajar por calle Godoy, República de Italia, Antártida Argentina, Sargento Cabral y avenida Argentina. Desde ahí llegan a la estación del Parque Central y dejan la bici en la estación de la oficina de Turismo. Otro recorrido habitual es Moritán que conecta directamente con 12 de septiembre, calle que te lleva directo al centro”, explicó.
Por la tarde, las más utilizadas son las del Paseo de la Costa, en un respiro recreativo de los días de agitado trabajo.
Hay algo que se debe tener en cuenta. El sistema prevé que cada usuario puede utilizar las bicicletas durante una hora y media. Pasado ese tiempo, un agente municipal llamará al celular que el usuario registró para saber por qué la bici no fue devuelta.
¿Te colgaste tomando mate en un mirador? ¿No sabías que había límite de tiempo? No pasa nada. Se puede informar al empleado municipal que vas a llegar a la estación SiBici un rato más tarde. Se debe establecer un horario para que puedan controlar que efectivamente ese rodado fue anclado correctamente. El sistema está disponible 24 horas, los siete días de la semana.


Cómo se realiza el trámite


Es todo muy sencillo si la idea es destrabar unas de las bicis verdes para un paseo.
El primer paso que hay que hacer es: ingresar a la página web de la municipalidad: www.neuquencapital.gov.ar y buscar ahí la sección actividades/sibici.
Otra opción es escribir en cualquier navegador: “SiBici”, que dará como resultado el link desde donde hacer el trámite.
Allí comienza el viaje.
Con un solo clic se habilita un formulario para agendar entre otros datos, nombre y apellido, fecha de nacimiento, DNI y dirección.
También se solicita foto del rostro de quien quiere usar las bicis y de un recibo de tasa municipal para acreditar residencia.
Cumplidos esos pasos, el usuario deberá cargar número de usuario, que es su DNI, y una clave a elección.
Dentro de las 48 horas se recibe un mail que confirma la suscripción y ya esta listo para usar las SiBici.
Hay varias consultas comunes, las dos mas destacadas son: ¿Se debe contar con la tarjeta SUBE si o si?. La respuesta es: no. Con solo el DNI y un recibo de pago de tasas municipales es suficiente.
La segunda: ¿Cuánto me sale usar las bicis?. Nada, es gratuito. Mandás tu DNI y sos parte de este sistema.
Por ahora, el servicio SiBici solo está disponible para los residentes neuquinos.


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