Rincón de los Sauces: desde el tiempo de los puesteros a la hora de fundar un pueblo

En su mayoría hijos de españoles que cruzaron desde Chile, varias familias se anticiparon por décadas a lo que sería la llegada de la actividad hidrocarburífera. RÍO NEGRO guarda en su archivo, el registro del día que pasaron a tener comisión de fomento.

«Sobre la margen derecha del río Colorado, casi en el límite con Mendoza», describía hace 54 años la crónica de Diario RÍO NEGRO, se llevaba a cabo la fundación por decreto de una localidad que ni siquiera el viento, eterno compañero, pudo frenar. Rincón de los Sauces había sido el nombre con el que fue bautizada, para consolidar el asentamiento disperso de algunos puesteros que llegaron incluso antes de la exploración petrolera y la perforación de los pozos que les marcaron un destino. 

La crónica de Diciembre de 1971, recordando el gran día. Foto: Archivo Diario Río Negro.

Menos de una docena eran los apellidos que conformaron esa lista simbólica de las primeras familias de puesteros, que llegaron hasta este punto de la provincia de Neuquén. En su mayoría hijos de españoles, venidos desde Chile, de las zonas de Linares y Talca, región del Maule, varios pasaron por Mendoza, explica la Revista «Más Neuquén» y casi todos tienen ahora “más de un siglo de arraigo en el lugar, siglo y medio en algunos casos». «Su asentamiento ocurrió en los tiempos de plenitud de la denominada ‘Conquista del Desierto’, incluso antes de la fundación de la ciudad de Chos Malal, primera capital provincial de Neuquén», ampliaron los investigadores de esa publicación. 

Allí estuvieron hasta que, en 1966 se descubrió “una rica cuenca petrolífera, con equipos dirigidos por Fernando Pino, jefe del campamento en esos años, de la empresa YPF”, detalló Carlos Agustín Ríos en su libro «Reseña Histórica de la provincia del Neuquén». 

Alejandro Cano y su hijo Reinaldo en Rincón 1969 – Archivo Diario Río Negro.

De allí a la piedra fundamental que se colocó en 1971, todo fueron gestiones, bajo la gobernación de Felipe Sapag, que buscó alentar la creación de un pueblo en torno a la extracción de hidrocarburos, pero apuntando también al riego del suelo, para sumar la producción agrícola. Y hasta bendición religiosa tuvo el acto central, a cargo del sacerdote Pedro Rotter. 

La comitiva de diciembre de 1971, que llegó después del mediodía, a eso de las 14.30, arribó con los documentos oficiales y los nombres de las autoridades designadas al frente de la que sería la primer comisión de fomento, que presidió Pedro Sánchez, según guardó el Archivo de RÍO NEGRO. Para entonces, el nuevo referente ya celebraba el crecimiento de la población y la cantidad de alumnos que asistían a clases en un sitio en el que muchos eligieron quedarse.

«Ahora el norte neuquino tiene un centro más donde florecer», cerró el repaso del discurso de Sapag. Como se estilaba en aquellos años, un almuerzo popular fue el gran cierre, para una trayectoria que décadas después, sigue buscando apostar por más. Hoy, la ciudad representa el 90% de la población del departamento Pehuenches, en la provincia de Neuquén.

Angel María Tapia y la esquila en el corral, en 1947. Foto: Archivo Diario Río Negro.

"Sobre la margen derecha del río Colorado, casi en el límite con Mendoza", describía hace 54 años la crónica de Diario RÍO NEGRO, se llevaba a cabo la fundación por decreto de una localidad que ni siquiera el viento, eterno compañero, pudo frenar. Rincón de los Sauces había sido el nombre con el que fue bautizada, para consolidar el asentamiento disperso de algunos puesteros que llegaron incluso antes de la exploración petrolera y la perforación de los pozos que les marcaron un destino. 

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