“Somos los de Challacó”: sigue vivo el espíritu que los unió en pleno desierto de Neuquén
Un encuentro entre los primeros estudiantes y egresados de Ingeniería sirvió para dimensionar el impacto que tuvo la formación con asistencia completa, hace 60 años. “Si en algo falló, fue en que no se volvió a repetir”, dijo uno de ellos.
El pasado miércoles 30 finalizaron en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue las actividades por sus 60 años de vida. Lo académico sigue siendo protagonista de la agenda de festejos, pero este año se notó además que la memoria de los primeros egresados sigue enseñando desde el pasado y promoviendo identidad. “Somos una facultad especial, porque también tuvimos un origen especial”, dijo la actual decana, Ana Basset.
Decenas de ellos, hombres y mujeres, se reunieron a almorzar días atrás en el predio de la UNCo, en el salón que homenajea con su nombre a ese paraje donde todo comenzó: Challacó. Antigua cabecera del desarrollo hidrocarburífero de la llamada “Cuenca Neuquina”, su movimiento a 85 kilómetros de la capital provincial, a la vera de la Ruta 22, venía ligado a la actividad desde los primeros pozos de Plaza Huincul, en 1918, confirmó el Archivo Histórico Cutral Co. Hasta su estación llegó en tren la maquinaria utilizada.

“Somos los de Challacó”: primeros ingenieros en Neuquén | Un aviso en el RÍO NEGRO
Sin embargo, recién 47 años después llegarían estos grupos de estudiantes, alumnos de la Universidad Provincial, que se irían sucediendo con otros más hasta completar los 90 aproximadamente, con realidades como la de Juan Carlos Pisano, cuyo padre vio la convocatoria del gobierno de Felipe Sapag para esta nueva iniciativa, publicada en un aviso de la edición impresa de Diario RÍO NEGRO.
Sin dudarlo, corrió a avisarle, porque era la gran (y única) oportunidad de que ese hijo de ferroviario, que había terminado el secundario en Cipolletti, pudiera llegar a un título universitario.

Algo similar les pasó a otros tantos de los que tomaron la palabra ahora, 60 años después, en ese mediodía de mesas compartidas, pernil de por medio, entre excompañeros y sus familias. Todo fue documentado por el histórico programa “Interior Neuquino”, de Jorge Fernández Garro (disponible en YouTube), invitado especialmente para la ocasión. Desde esa producción seleccionaron los testimonios de Luis Ramírez, Alejandro Tagliero, Carlos Duperre, Jorge Palomino, Daniel Rochi, Juan Ros y María Cristina Segat, para dar cuenta del fuerte lazo de solidaridad que se estableció para siempre, después de los años de cursada en pleno desierto neuquino.
Asistidos con becas, comedor y alojamiento, esos jovencitos se las arreglaron al principio en Challacó para estudiar compartiendo los libros, reemplazando las fotocopias por el stencil y resolviendo operaciones sin calculadora, usando porqué no decirlo, quizás la misma ropa en lo duró allá lejos la carrera. “Muchos lloraban, extrañaban, muchos abandonaron”, reconoció Tagliero.

Frente a pabellones con camas pensados sólo para varones, las primeras tres estudiantes mujeres pudieron instalarse en el paraje recién un año después que el resto, en la vivienda de la familia Milanese, ya radicada en esa zona, recordó Segat. De la especialidad en Petróleo, detallaron que cinco salieron de la Universidad provincial, mientras que los demás esperaron a recibirse con “la Nacional”, luego del traslado a Neuquén, donde las residencias se ubicaron en Barrio La Sirena.
“Somos los de Challacó”, se reconocieron en este reencuentro, con sabor a nostalgia pero con la certeza de que valió la pena aplicar un proyecto que para muchos era una locura, como reconoció el propio Sapag. Entre sus protagonistas, incluídos exprofesores, recalcaron que esos egresados “dieron un gran aporte a la industria, llegando a cargos muy altos en distintas empresas, incluso fuera del país, y que fueron muy respetados desde el punto de vista profesional y de los conocimientos”.
“Somos los de Challacó”: primeros ingenieros en Neuquén | Superarse a sí mismos
Hoy las ruinas de Challacó y sus años de universidad conviven con familias de crianceros y la resiliente Escuela Primaria N°176, motor de la vida local, que llegó en la década de ‘80 a devolver algo de esperanza a un asentamiento que creció entre los sueños de 3000 habitantes. Los que quedaron sobrevivieron a la privatización de YPF y de los Ferrocarriles Argentinos, con una economía más ancestral que la extractiva.
Pasó el tiempo, pero los que vivieron allí no se olvidan: “nos probamos a nosotros mismos que podíamos hacer mucho más” de lo que el destino marcaba, dijeron. “Si en algo falló, como país, fue que no se hicieron más proyectos de este tipo, no eran caros y daban gente como nosotros”, concluyó uno de ellos, orgulloso de haber sido parte.

El pasado miércoles 30 finalizaron en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue las actividades por sus 60 años de vida. Lo académico sigue siendo protagonista de la agenda de festejos, pero este año se notó además que la memoria de los primeros egresados sigue enseñando desde el pasado y promoviendo identidad. “Somos una facultad especial, porque también tuvimos un origen especial”, dijo la actual decana, Ana Basset.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios